TEATRO
Ť Raul Díaz
La dama de negro
El thriller no es precisamente la forma más comúnmente utilizada en teatro y, sin embargo, eso no significa que carezca de encanto o que no tenga un número determinado de gustadores que, por supuesto, se apresuran a ver el de turno cuando de cuando en cuando se aparece alguno. Empero los seguidores del género no son muy numerosos y por eso, a menos que se trate de un auténtico fenómeno, una obra de este tipo no dura mucho tiempo en cartelera, en la nuestra por lo menos.
Así que un auténtico fenómeno constituye La dama de negro, pieza que lleva ya la friolera de siete años recorriendo nuestros escenarios.
Originalmente novela de Susan Hill, esta enlutada dama debió primero sufrir una adaptación para ser transformada y presentada en teatro y, para nuestro caso, pasar después por una traducción; aquí, la adaptación se debe a Stephen Mallatrat y la traducción es del mexicano Rafael Perrín.
Siguiendo la mejor tradición de las novelas de misterio y suspenso convertidas en teatro, y cuya expresión más acabada es Agatha Christie, La dama de negro desde el título nos da la idea de cuál es el tema que aborda y que, naturalmente, no es otra cosa sino las apariciones de una misteriosa mujer vestida de negro en torno a la cual gira la historia.
Novela interesante que capta al lector, la adaptación es correspondiente y capta al espectador aunque, debe agregarse, si alguna experiencia se posee en estos menesteres, se harán predecibles varios de los hechos y hasta se podrá adivinar el final.
No obstante eso, el suspenso se mantiene, y más de uno o una grita en algún momento evidenciando así el estar prendido de la obra y su respectiva puesta en escena aunque, debe agregarse también, la cosa no es para tanto como para justificar la frase publicitaria de "no apta para cardiacos".
Dirigida por el propio Rafael Perrín, esta enlutada empezó presentándose con German Robles en el papel principal, mismo en el que duro varios años y que desempeñaba con su acostumbrada categoría pero, parece ser, problemas de salud lo alejaron del montaje hace algunos meses y al quite entró Otto Sirgo quien cumple el papel ahora.
Un segundo actor también fue reemplazado y el lugar lo ocupa ahora Miguel Pizarro, así que el elenco actual con el que usted podrá impresionarse o no (según le entre o no a estas cosas de "misterio") lo integran Sirgo, Pizarro y el mismísimo Perrin quien es aquí, entonces, el hombre orquesta porque es traductor, director y actor.
Puesta en escena bastante lograda en la que cada uno de los participantes debe encarnar más de un personaje, lo que implica la necesidad de un buen trabajo actoral, algún atractivo especial debe tener para el grueso público que le ha permitido permanecer tanto tiempo en cartelera.
Obra que cumple a cabalidad el cometido de entretener. La dama de negro espanta en el Teatro Rafael Solana del Centro Cultural Veracruzano, los viernes a las 20:30, sábados a las 18:00 y 20:30, y domingos a las 18:00 hrs.