SABADO Ť 3 Ť FEBRERO Ť 2001
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Ť Leonardo Paez
Máscaras contra compromiso
LOS FUNDAMENTALISTAS DE la fiesta brava, aquellos que de inmediato caen en las actitudes intolerantes que pretenden combatir, que descalifican el diálogo como inicio de soluciones deseables y que confunden el cambio con suscribir pleitos personales, "se pasaron a molestar" por las declaraciones de Carlos Mendoza, nuevo presidente de la Comisión Taurina del Distrito Federal, a la revista Proceso de esta semana.
CON SU INMUTABLE actitud, estos taurinos radicales buenos dan la impresión de que desaprueban todo lo que Mendoza diga o haga si no es en la forma en que lo hubieran dicho y hecho ellos, es decir, si el nuevo titular no se instala en escudero del anterior caballero, y si no compra sus broncas.
EN LA ENTREVISTA, Mendoza, videoasta del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, fundador de la empresa de videos Canal 6 de Julio y novillero entre 1969 y 1972, manifiesta su confianza en que las fuerzas vivas del espectáculo taurino -empresarios, ganaderos, matadores y subalternos- reaccionen en forma positiva a la buena voluntad del gobierno del Distrito Federal.
"ME INTERESA MUCHO -señala Mendoza- que este asunto sea atendido también a favor del gobierno de López Obrador, que ha roto una mala tradición de los gobiernos capitalinos anteriores, al preocuparse y tomar la iniciativa por conocer la problemática taurina de la ciudad, sin prejuicios, desprecios ni rechazos, y contribuir a su solución en beneficio de las partes."
OBVIO QUE, AL hablar de las partes, Mendoza está incluyendo al público, quien con su boleto aparentemente contribuye a sostener el espectáculo. Y digo aparentemente porque en el caso concreto de la Plaza México, asista o no la gente, la empresa sigue dando festejos, como si el meollo del negocio no residiera ya en llenar la plazota, sino en otros rubros.
PERO QUIZA LO que más indignó a los depositarios de la fórmula secreta para recuperar la autenticidad de la fiesta de toros, sea el realismo con que el nuevo presidente de la Comisión Taurina encara el problema de la economía y el toro auténtico, con cuatro años cumplidos.
"CREO QUE SERIA muy sano -abunda Mendoza- que se pusieran todas las cartas sobre la mesa... No es mi propuesta pero, hipotéticamente, diría: Si tenemos que estar dos temporadas diciendo que el límite reglamentario de edad son tres años y medio, que la gente sepa que verá corridas de utreros entrados en cuatreños."
LA TRISTE REALIDAD es que hace muchos, muchos años, en el país sólo por excepción se lidian animales con cuatro años cumplidos, por lo que hacer pública esta situación redundará, si no en el engrandecimiento de la fiesta, sí en que el público ya no siga siendo engañado legalmente.
EN CUALQUIER CASO, máscaras taurinas y compromiso con la ley tienen una cita inaplazable, a una caída y con límite de tiempo.