DOMINGO Ť 4 Ť FEBRERO Ť 2001

Angeles Gonzalez Gamio

La plaza Santos Degollado

Admira conocer la perseverancia y arrojo de ciertas personas, que no importa cuántas derrotas padezcan, se vuelven a levantar y la emprenden nuevamente; de éstos fue Santos Degollado. Nació en la ciudad de Guanajuato en 1911, hijo del insurgente Francisco Degollado, a cuya muerte se trasladó a la Ciudad de México, a habitar al lado de su tío, el presbítero Mariano Garrido, con quien se fue a vivir a Michoacán alrededor de 1827. Allí se casó y trabajó en la haceduría de la Catedral y se cultivó en las artes marciales y en la música; tenía fama de ser excelente espadachín y jinete. En 1935 ingresó a la política con Melchor Ocampo, participando en la lucha contra los conservadores; intervino en múltiples batallas, y al triunfo de la Revolución Independentista fue gobernador de Jalisco. Posteriormente, Juárez lo nombró ministro de Guerra y general en jefe del Ejército federal.

En esa posición libró otras batallas, la mayoría fallidas, lo que no lo amilanaba, y al poco tiempo había vuelto a reunir a la tropa y retornaba a pelear; esto le valió el mote de El Colmenero, por la semejanza con las abejas, en la rapidez con la que reconstruía lo aparentemente perdido. A la muerte de Melchor Ocampo intentó vengar su muerte y falleció en el primer combate contra los conservadores, el 15 de junio de 1861. En su memoria se bautizó una linda plaza que se encuentra -muy acertadamente- en la calle de Independencia, que hace un par de años se rehabilitó, volviendo a la vida la fuente, jardines y se sembraron árboles.

Años atrás estuvo rodeada de hermosas residencias, de las que sólo se conserva la de la familia Ordóñez, cuya tercera generación continúa habitándola. El abuelo, que llegó de Asturias a fines del siglo pasado, se instaló en la Ciudad de México en una bella casona sobre la calle de Independencia, en donde también tenía su negocio de semillas y venta de harina de su molino queretano. Al casarse una de las hijas con el pastelero, don Antonio Ordóñez Fernández, se trasladaron a un lindo edificio decimonónico situado en la plaza, sitio en donde nacieron sus hijos y llevaron a cabo una plácida vida, ya que don Antonio tuvo la inteligencia de instalar la pastelería justo a la vuelta, en la mansión familiar, en la calle de Independencia. Bautizada con el nombre del puerto del que salió de España: Gijón, llegó a ser de las más prestigiadas de México, y la cercanía con su hogar le permitía por las tardes dedicarse a pintar. Ese talento lo heredó su guapa hija Dolores, quien además de dirigir las actividades culturales en la delegación Miguel Hidalgo, crea obras de arte que dan solaz al espíritu. A esa creatividad ayuda sin duda el vivir en la linda plaza Santos Degollado y poder ver desde su luminoso y alegre departamento en el tercer piso, las cúpulas del Palacio de Bellas Artes y la garbosa Torre Latinoamericana.

Los que edificaron la casona, seguramente a principios del siglo XX, tuvieron la inteligencia de dejar un local comercial en la planta baja, que desde hace medio siglo lo ocupa un bello negocio de tradición: la cordelería Stochinsky, que mantiene vivos los cordeles de fibra natural. No cabe duda que si en el Centro Histórico vivieran mas personas como ella, sería otra la fisonomía de este amado lugar, por lo que confiamos en que el nuevo gobierno, efectivamente, lleve a cabo las acciones para que se vuelva a poblar el Centro, pero ahora con un rico tejido social que integre a todas las clases, como sucedió durante los siglos en que era la Ciudad de México, antes de que se le sumaran ranchos, pueblos y villas, para convertirla en la megalópolis que padecemos.... y gozamos.

Y hablando de gozar, hace tiempo que no vamos al barrio chino, que se encuentra a una cuadra de la plaza, sobre la calle de Dolores. Allí se encuentran varios restaurantes que ofrecen los clásicos platillos populares de esta cocina; de los mejores es el Shangai. En todos hay menús económicos, que presentan varios platillos acompañados de reconfortante té. "Campechaneados" con éstos, hay tiendas que venden toda clase de artículos comestibles y de decoración del lejano oriente.