¿PARA DONDE HACERSE CON LA BANCA?
Si bien la economía mexicana ha registrado en los
últimos cuatro años un crecimiento del producto interno bruto
(PIB) del orden de 5 por ciento anual, cifra que la ubica entre las 15
más vigorosas del mundo, la desigualdad social y la distribución
del ingreso, en contraste, se ha venido agravando desde hace 20 años.
Basta señalar el contraste entre crecimiento económico y
poder adquisitivo, variable en la que México ocupa el lugar 76,
con un ingreso anual promedio de menos de 4 mil dólares per cápita.
En concreto: la riqueza, que es vasta, se concentra en unas cuantas manos,
mientras millones se hunden en la pobreza.
Como consecuencia de la crisis de diciembre de 1994, las
tasas de interés se han mantenido en niveles tan altos que el promedio
de créditos al sector privado como porcentaje del PIB es apenas
la mitad del promedio latinoamericano. La gran mayoría de las pequeñas
empresas mexicanas no tienen acceso al crédito, menos aún
los particulares cuyo poder adquisitivo los excluye de toda oportunidad
de crédito.
En entrevista que publica hoy La Jornada, el presidente
de la Asociación de Banqueros de México (ABM), Héctor
Rangel Domene, subraya que las altas tasas de interés son el principal
obstáculo para el financiamiento, y reconoce que la política
monetaria "restrictiva" y la aplicación de los "cortos" anunciados
recientemente por el Banco de México mantendrán la tendencia
alcista en las tasas internas de interés.
Cabe señalar que las ganancias bancarias, paradójica
y lamentablemente, provienen de los altísimos intereses cobrados
por crédito a la población. A pesar de la crisis financiera
de 1995, que paralizó la inversión pública y privada,
y volvieron impagables las deudas de millones de mexicanos, los bancos
siguen ganando dinero a costa del cobro de intereses a los más afectados
de toda crisis: los deudores.
Todo parece indicar que las tasas de interés no
van a bajar y, por consecuencia, el financiamiento para el desarrollo,
que tantas expectativas ha generado en la micro y pequeña empresa,
corre el riesgo de convertirse en un lastre para el proyecto económico
de Fox, quien, desde su campaña, promovió la importancia
de consolidar a la banca como un "pivote" del desarrollo económico.
El reto gubernamental para llevar por buen camino una
reforma integral del sector financiero es grande y el primer obstáculo
ya lo encuentran en la continuidad de la política monetaria anunciada
por el Banco de México. Para lograr que la banca sea promotora del
desarrollo, el gobierno tendrá que replantear su posición
ante las decisiones del banco central, abriendo el debate sobre la política
monetaria en busca de consensos de beneficio común.
Ante esto, la reforma al sector que el gobierno deberá
presentar en próximas fechas, debe centrarse en garantizar los mecanismos
para reactivar el crédito e incentivar el ahorro, facilitando el
acceso al financiamiento, sobre todo, a los sectores que han sido excluidos
del desarrollo.
La política económica de los últimos
tres gobiernos priístas se centró en los resultados macroeconómicos;
favoreció sin ambages a un selecto sector de la población
que concentra la mayor parte de la riqueza nacional, mientras el grueso
de los mexicanos se bate en la supervivencia diaria, al grado que México
es considerado hoy día uno de los países con mayor brecha
entre ricos y pobres.
El gobierno de Fox se ha comprometido a sentar las bases
para resolver la grave situación económica que heredó.
Es el momento, y la oportunidad, para mostrar que las políticas
en materia económica ya no serán dictadas como decisiones
inapelables, sino que contarán con el consenso social que la democracia
exige. |