LUNES Ť 5 Ť FEBRERO Ť 2001

Gustavo Leal F.Ť

"Andamos arando", dijo la mosca al rumiante

Las políticas sanitarias exitosas del mundo han llegado a la mejora de la calidad después de un largo recorrido que, invariablemente, empezó desde abajo. El gobierno de Holanda, por ejemplo, publica cada año el reporte Quality of Care, final de un amplio recorrido desde el usuario-paciente hasta el ministro de Salud. Algo similar ocurre en el Reino Unido. No puede decirse lo mismo de Estados Unidos; a pesar de los empeños del binomio Clinton-Shalala, apenas en 1998 lograron poner a disposición de la ciudadanía su Quality Choices. Your Guide to Choosing Quality Health Care. Y es que resulta complicado garantizar calidad en un teatro de servicios abiertos al mercado, como los que sueña ver en México el empresario Alfonso Romo.

Muy de prisa y en la mejor usanza priísta, con la Cruzada Nacional de la Calidad de los Servicios de Salud, el gobierno de Fox ha empezado desde arriba por lo más difícil, sin haberse ocupado antes del primer eslabón humano de la cadena de atención clínica. Si las hubiera, Ƒdónde quedaron las "enseñanzas" del gobierno de Fox en Guanajuato?

La "cruzada" foxista habla de "prestadores", pero nunca reconoce las medallas de los verdaderos responsables del frente: médicos y enfermeras. ƑHuye de esta realidad? Probablemente, porque además de desconocerla, los asusta. Como la mayoría de los "sanitaristas" del PAN, PRI y PRD (porque también los hay dignos) que -siguiendo la doxa del concepto de la salud acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)-- ponen el acento en las políticas preventivas, la nueva empresa foxista teme realmente al acto curativo, pero quiere, sin embargo y sin dar nada a cambio, beneficiarse políticamente de él.

Pero la "cruzada" va aún más lejos: desconociendo deliberadamente las penurias que padecen hospitales y centros de salud, pretende condicionarles la asignación presupuestal a su "desempeño institucional". Para esta "altruista" labor, la "cruzada" cuenta con 41 millones de pesos y š70 líneas de acción! A fin de medir el tamaño del "esfuerzo", baste considerar que sólo el gobierno de López Obrador dispone de 500 millones de pesos para la compra de medicamentos (C. Laurell, secretaria de Salud perredista, Reforma, 9/12/00).

Además, el foxismo va a la búsqueda de metas realmente ambiciosas: si no en 15 minutos, para el 2002 los mexicanos "esperarán menos para servicios de consulta y urgencias, tendrán mayor información de sus médicos y surtirán mejor sus recetas". Pero para ello, con sus magros salarios, médicos, enfermeras y administradores de base deberán suministrar, además, "códigos de ética, carta de los pacientes, sistemas de recepción de quejas, mecanismos de medición y evaluación, reconocimientos al desempeño y un diagnóstico sobre las condiciones en las que operan". Y por si todo esto no fuera poco, la "cruzada" se hará acompañar de un "servicio de orientación telefónica llamado Calidatel (sic)".

Al dar el "banderazo" (Ƒo bandazo?) a la "cruzada", Fox no podía quedarse atrás: "la calidad debe ser total, debe estar en nosotros mismos, debe reflejarse en todos los aspectos de nuestro quehacer, desde la capacidad técnica de los prestadores de servicios, hasta el trato respetuoso, caluroso, amoroso, cariñoso a la gente; desde el surtimiento, la existencia completa del cuadro básico de medicinas, el surtimiento oportuno de recetas, hasta la limpieza de las instalaciones".

Sonreír no es calidad: puede ser, si acaso, una gesticulación artificial. Una cruzada es una expedición militar cristiana contra los infieles y un cruzado es un noble que lleva la cruz de una orden militar. En realidad lo que la empresa foxista propone es un proyecto gubernamental animado por "cruzados" virtuales. Todas las publicaciones "académicas" de Julio Frenk previas a su dislate foxista, calzan perfectamente con ese franco desconocimiento del mundo real de los médicos y enfermeras de carne y hueso.

Los médicos y enfermeras mexicanos sonreirán sólo cuando cuenten con condiciones dignas de trabajo; cuando dispongan de políticas específicas para su labor percibidas por el paciente. No cuando se pretenda abusar de ellos.

Lamentablemente, las torcidas interpretaciones "sistémicas" de Fox y Frenk barbarizan el sentido original de la cruzada y los cruzados. Pero, al mismo tiempo, actualizan el oportuno apunte de Elías Canetti: "cuando un sistema se cierra siempre se pierde algo. Lo que se expulsa se revela más tarde como lo más importante. El carácter práctico de todo sistema se paga muy caro". Curiosa "democratización" foxista: quiere vendernos una "Cruzada" sin cruzados.

Ť Universidad Autónoma Metropolita na