LUNES Ť 5 Ť FEBRERO Ť 2001
Claroscuros de los museos de arte en México /I
Mónica Mateos-Vega
En México, la vocación prístina de los museos de arte de difundir y ofrecer alternativas de educación cultural es opacada por la preocupación económica, ya que son escasos los fondos que otorga el Estado a esos recintos. Por ello, eventualmente organizan espectaculares exposiciones para atraer a las masas, en vez de programar, de manera permanente, muestras que propicien la formación de público interesado en el arte.
Los especialistas en el tema afirman que el público de los museos mexicanos es reducido. La mayoría de las personas pasan de largo frente al Palacio de Bellas Artes o al Museo de Arte Moderno, pues creen que se trata de lugares incomprensibles y aburridos que no vale la pena visitar si no hay nada llamativo para "ver", o que son espacios exclusivos para gente muy culta. En el mejor de los casos, consideran que son sitios donde los niños y jóvenes hacen de vez en cuando alguna tarea escolar.
Este "pobre consumo" del material cultural que ofrecen los museos se debe a que, en términos generales, en México no se educa para desarrollar la afición y la capacidad de apreciación del arte. La enseñanza artística no es una prioridad para la Secretaría de Educación Pública.
Abandono oficial
Graciela Schmilchuk, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de las Artes Plásticas (Cenidiap), asegura que hace dos décadas "los museos fueron bastante abandonados por el Estado, no se depositó en ellos la confianza en su poder de creación y reforzamiento de identidades; se les dejó a la deriva. Los museos están aprendiendo, como pueden, a complementar sus presupuestos y, con los recursos que consiguen, a conformar sus actividades con una tendencia a perder su proyecto de museo y la posibilidad de programaciones ricas. Se ha agudizado su preocupación económica; por tal motivo se dedican más a hacer exposiciones espe ctaculares, que vendan; está siendo descuidado el ciudadano, que no es lo mismo que el consumidor de arte. El aparente aumento de público se debe a una mayor asistencia de las personas de siempre; hay una creciente elitización de los públicos."
Los museos y las galerías del Reino Unido, país con un índice de alfabetización de 99 por ciento y que el año pasado fue líder en la exportación de artes visuales, reciben 80 millones de visitantes anuales; existen en esa nación 2 mil 500 recintos, algunos creados en el siglo XIX; 72 por ciento de esos lugares está registrado en la Comisión Británica de Galerías y Museos, lo cual significa que deben cumplir compromisos básicos, establecidos por el Estado, referentes al cuidado de sus colecciones y a la calidad de sus servicios educativos.
En México, los museos de arte se concentran en Oaxaca, Guadalajara, Monterrey y el Distrito Federal, donde existen 15 que pertenecen al Instituto Nacional de Bellas Artes, los cuales recibieron, entre 1995 y 2000, un promedio anual de un millón 300 mil visitantes, mucho menos de los que tuvo el año pasado, en España, un solo museo, el Del Prado, la pinacoteca más grande del mundo: un millón 820 mil 348.
Aunque en sus planes y programas de Educación Básica la SEP señala que la enseñanza en esa área debe "estimular al niño para que se convierta en usuario sistemático de los circuitos de difusión cultural", sólo "sugiere" a los maestros como actividades extraescolares opcionales la visita a museos o "revisar y observar las características y diferencias (sic) de las reproducciones gráficas de obras de arte".
En 1997, México se comprometió a asumir la Declaración Final del Congreso Mundial sobre la Aplicación de la Recomendación Relativa a la Condición del Artista, organizado por la UNESCO en París. En ese documento, entre otros puntos, se propone que la enseñanza artística "debe gozar de la misma consideración que las demás asignaturas en los sistemas educativos".
La responsable de Educación Artística de la SEP el año pasado, Nora Aguilar, señaló que esa área sigue ocupando un lugar muy inferior frente a asignaturas "estrella" (matemáticas y español). En entrevista con La Jornada, admitió el rezago, y lo atribuyó "a los problemas naturales del subdesarrollo", así como a la falta de investigadores interesados en el tema y a la insuficiente preparación de los maestros.
Pero aseguró que los mexicanos no son los únicos con ese problema: "En casi todo el mundo, la educación artística es poco apreciada, producto de una sociedad que desde hace tres siglos privilegia un conocimiento racionalista. Pero el concepto de inteligencia es más amplio que el que nos han enseñado; implica emociones, sensaciones e intuiciones, que se reconocen y desarrollan por medio del arte".
La SEP señala en su programa para secundarias que en el fomento de la Educación Artística deben participar las instituciones culturales.
En la realidad se disponen de algunas alternativas didácticas, pero se carece de infraestructura y en la mayoría de los planteles de nivel medio básico del país se dedican sólo dos horas a la semana a las "actividades artísticas", casi siempre relacionadas con la música. Muy pocas tienen que ver con las artes visuales.