miercoles Ť 7 Ť febrero Ť 2001
Arnoldo Kraus
Pasamontañas: entre Querétaro y el poder
Entre el pasamontañas y la próxima marcha de los zapatistas queda Querétaro, la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la opinión de varios panistas y otras fuentes de poder, para quienes, por motivos diversos, les resulta escabroso hablar con el EZLN. Las voces son un (des)concierto de intolerancia y del uso y abuso del poder en sus formas más arcaicas. Expongo algunas de ellas.
La más audaz, humanista y nacionalista ha sido la de Ignacio Loyola, gobernador de Querétaro, quien aseguró que "los integrantes del EZLN son traidores a la patria y merecen la pena de muerte". La más justiciera fue la de Raúl Picard del Prado, presidente de la Canacintra, quien demandó al gobierno apresar a los zapatistas en cuanto salgan de Chiapas, aunque también es la que muestra mayor preocupación por el destino del país -"detendrá inversiones extranjeras"- y, a la vez, la que expresa mayor intranquilidad por la situación turística de la capital -"podría abrir la puerta para que contingentes armados del Ejército Popular Revolucionario decidan también venir a la capital del país".
La más sociológica ha sido la de Alberto Fernández Garza, presidente de la Coparmex, quien comentó que "la raíz de los problemas indígenas está en el alcoholismo, en las costumbres machistas y en rencillas que derivan en pleitos idiotas". Su opinión ha sido también el mejor diagnóstico médico -"son una bola de locos encapuchados armados"- y, a la vez, la más deportiva: "La marcha es una medida espectacular. ƑQuién es enmascarado? Pues Blue Demon y El Santo... Yo creo que el subcomandante Marcos tiene un plan parecido al de los enmascarados que conocemos". La que revela conocimiento artístico fue la de Claudio X. González, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, quien calificó la caravana como un "espectáculo hollywoodesco". La de Felipe Calderón, coordinador parlamentario de Acción Nacional, quizá sea, entre todas, la más analítica, pues, al referirse a la solicitud de Loyola para aplicar la pena de muerte, comentó que "es una exhortación para que comprendan que si se radicalizan, encontrarán la misma respuesta en otros sectores de la sociedad".
La más desconfiada y la que mejor expresa una buena lectura de la historia es la de Luis Felipe Bravo Mena, presidente nacional del albiazul, quien señaló que "...entre muchos miembros de su partido no hay confianza ni se cree en la voluntad política de llegar a la paz por parte del EZLN". La que domina el escenario y que ha sido espetada reiteradamente por muchos miembros del Congreso y de la sociedad civil, es la que demuestra el horror hacia las máscaras. Esas ideas representan las principales flores del ramillete y síntesis del pensar de una parte de la comunidad en cuanto a las repercusiones de la marcha de los zapatistas. Digna de Freud es la inmensa intranquilidad que ha generado el pasamontañas.
Para quienes vemos con buenos ojos la marcha, una vez salvado el reclamo principal y legítimo, que vengan desarmados, la suma de esas expresiones es alarmante, pues, personifican el brutal ejercicio del poder económico y político de la nación. Preocupan también porque el impasse zapatista, junto con los cuarenta o cincuenta millones de pobres, son las dos situaciones que, en la actualidad, encarnan la mayor amenaza para el país y nuestra peor carta de presentación. Además, la disociación entre gente cercana al régimen y los ofrecimientos del presidente Fox son también preocupantes. Todo un Casanova mexicano.
ƑQué hacer con las opiniones de eminentes connacionales, quienes consideran a los zapatistas traidores a la patria, factores de desestabilización económica y sujetos merecedores de la pena de muerte? ƑHabrá que llegar al norte del país en barco o en avión para sortear Querétaro? El malestar hacia el pasamontañas y el desasosiego hacia la marcha son un dechado de intolerancia. Siete largos años han pasado desde el inicio del movimiento zapatista. Nadie se ha beneficiado. La desnutrición se ha incrementado. La mortalidad infantil, sobre todo en neonatos, aumentó. Los olvidados se convirtieron en desplazados. Acteal espera justicia, amén de que debería ser explicado a los alumnos de primaria. El país se empobreció, económica y humanamente, al desplazar a buena parte del Ejército Mexicano a esa región. La imagen de la nación en el extranjero también se ha deteriorado, por la expulsión de observadores y porque la "realidad de la pobreza" se ha dado a conocer. A toda esa caterva de calamidades hay que agregar la opinión del ingeniero Loyola: "los zapatistas son traidores a la patria y merecen la pena de muerte".