MIERCOLES Ť 7 Ť FEBRERO Ť 2001

El triunfo del invotable

La victoria este martes del ultranacionalista Ariel Sharon resulta sorprendente, a pesar de que las en-cuestas de intención del voto le anticiparon el triunfo, ya que este político fue considerado durante va-rios años demasiado viejo y polémico para obtener cualquier puesto de elección popular, debido a su historial bélico y su papel de liderazgo en la colonización israelí de Palestina.

Durante la campaña electoral, Sharon hizo algunas promesas contundentes, como la de "terminaré con la violencia palestina", "Jerusalén permanecerá indivisible" y "no se entregarán más tierras a los palestinos", pero fuera de eso sus ofrecimientos han sido vagos: "Lograré la paz sin desmantelar una sola casa judía", "lucharé por la unidad", "la seguridad" y "la paz verdadera".

Alistado en el ejército desde la edad de los 17 años, Sharon se encargó, en 1953, de lanzar operaciones de castigo contra localidades palestinas. Una de las peores dejó 60 civiles palestinos muertos en el poblado de Kybia.

En 1969 lanzó distintos operativos de comando en la franja de Gaza, destinados a destruir la resistencia palestina de la región; durante la guerra de octubre de 1973 demostró su audacia militar al optar por rodear al ejército egipcio, en la guerra de Yom Kippur.

En 1982, cuando era ministro de Defensa, una milicia aliada de Israel perpetró matanzas en campos de refugiados palestinos de Shabra y Shatilla, incidente que le costó renunciar a la cartera.

En tiempos recientes, Sharon ha fungido el papel de "mentor" de los colonos judíos que habitan en asentamientos en los territorios palestinos, aunque ante ellos ha reconocido "con dolor" que Israel "no reconquistará" las ciudades autónomas palestinas de Nablus y Jericó.

En las tres semanas de campaña que precedieron a las elecciones, Sharon jamás mencionó su visita a la Explanada de las Mezquitas, que según medios locales fue el catalizador de la actual intifada, que ha cobrado la vida de más de 300 palestinos y va-rias decenas de israelíes desde septiembre pasado.

Sin embargo, con frecuencia aseguró que él era la mejor opción para ser primer ministro de Israel con una frase que admite interpretaciones diversas: "Yo conozco a los árabes y los árabes me conocen a mí". (DPA Y AFP)