JUEVES Ť 8 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť La de 1917 nunca se ha aplicado de manera integral, dice especialista del ITAM
La situación cultural posibilita reformar la Constitución
JOSE GALAN
Una reforma constitucional por sí sola no cumplirá las expectativas de establecer el estado de derecho en el país, pero ante la necesidad que tiene México del respeto a la ley, parece necesario, en estos tiempos democráticos, enviar el mensaje de que la transformación cultural y jurídica que deseamos los mexicanos debe comenzar, precisamente, por reformar la Carta Magna.
El peligro radica en que nada garantiza que una nueva Carta Magna transforme la cultura jurídica general y la Constitución en particular, es decir, que se respete el estado de derecho y la propia Constitución.
José Manuel Cossío, titular del departamento académico de Derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), consideró lo anterior ante el anuncio presidencial de reformas integrales de la Constitución, y sostuvo que la paradoja es que en México a todos nos corre prisa por hacer un país más justo, más igualitario, más democrático, pero estamos ante una disyuntiva:
"Iniciar un cambio cultural e idiosincrásico de fondo y, para ello, una reforma constitucional acorde con el nuevo país, lo que lleva tiempo, o imaginar que es posible transitar mucho más rápido hacia el estado de derecho mediante una nueva Constitución que ayude a transformar las prácticas y costumbres de los mexicanos". Para el especialista, el presidente Vicente Fox "al parecer adoptó esta última decisión".
Al considerar que en estos momentos "no es necesaria" una reforma integral de la Carta Magna, aunque reconoce "las motivaciones de Fox para abrir el debate", José Manuel Cossío señaló que el primer mandatario "no tenía otra opción".
"Tras las promesas de campaña; luego del enorme debate constitucional de hace dos años, y la reforma del Estado a cargo de Porfirio Muñoz Ledo, la presión de las fuerzas políticas y de los actores nacionales hacia el cambio en la Constitución era una asignatura que debía ya ser abordada".
Recordó que incluso Cuauhtémoc Cárdenas sostuvo la tesis de la reforma constitucional hace cuatro años, que fue retomada por varios priístas, entre ellos Esteban Moctezuma. Y ahora la discusión pública en México gira en torno al hecho de que vivimos un proceso de transición democrática, que debe desembocar precisamente en una reforma constitucional, "o bien, como dicha transición no ha concluido, es necesario impulsarla mediante una amplia reforma constitucional. Esos son dos ejes de discusión", afirmó.
Y el debate "ha obligado a Fox a efectuar un planteamiento general" en el que, según el académico, el Presidente obvió "un problema importante: si podía el poder constituido convocar a un congreso constituyente. Y Fox dice que no vamos por allí, sino que debemos detenernos hacia una reforma de la Constitución vigente".
En México, agrega, ha existido la visión de que la Constitución es un "motor de cambio", lo que explica el amplio desarrollo constitucional del siglo XIX y las extensas reformas a lo largo del siglo XX. "De acuerdo con esta visión sí parecería necesario que se hicieran reformas", pero en el fondo, dijo, la cuestión no es de reformas sino de la "visión de la Constitución".
En el caso de la Constitución de 1917, agregó, "el problema es que nunca se aplicó de un modo integral, sino de manera acotada. Si aplicáramos la Constitución de manera consistente, se abrirían un sinnúmero de interpretaciones -una dinámica constitucional muy complicada-, y llegaría a satisfacer lo que son las expectativas de los grupos políticos".
"Pero comprendo que la mayoría de los habitantes y de las fuerzas políticas del país no comparten la visión de una Constitución actuante y eficaz. Por ello quieren ir a una amplia reforma constitucional", agregó. "Por las características y la situación cultural, creo que sí vale la pena hacer estas reformas".