JUEVES Ť 8 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť La situación, desde que se pidió tener el bachillerato
Bajó 83% número de aspirantes a ingresar al H. Colegio Militar
Ť Los reclutados desarrollan mayor vocación: general
JUAN ANTONIO ZUÑIGA
A partir de que en 1996 el ingreso al Heroico Colegio Militar incluyó el bachillerato como requisito académico obligatorio, el número de jóvenes aspirantes a la carrera de las armas resintió un descenso de 83 por ciento, y las bajas de quienes no pudieron adaptarse a la disciplina castrense, en el transcurso de sus tres años de formación, es de aproximadamente 38 por ciento.
Pero esto tiene una ventaja, explica el general brigadier diplomado de Estado Mayor Juan Manuel Castillo Segura, subdirector del plantel: "Quienes permanecen desarrollan una más profunda vocación de servicio y una más elevada preparación".
Un centro ceremonial prehispánico
Aquí todo es orden y marcialidad. Hasta en los pelotones, que marchan a paso veloz, y en vez de fusiles portan escobas para preservar la limpieza. Ordenes y saludos. Pero la arquitectura impone, o más bien da sentido a todo el ritual simbólico que el propio coronel Rivas sintetiza así: "Hoy tenemos un lugar que nos une a la historia del país, porque la historia de México independiente es la historia del Heroico Colegio Militar".
Y sí, la casa de los "aguiluchos", en la que habitan hoy alrededor de 2 mil 500 cadetes, es el santuario de la patria y el Tepochcalli, la escuela de los guerreros jóvenes de los aztecas.
El teniente coronel David Moreno Cruz, quien imparte el curso de doctrina militar, explica: "La idea del arquitecto Agustín Hernández -quien presentó el proyecto para la construcción de este plantel, inaugurado en 1976- parte de un centro ceremonial prehispánico que surge de la tierra, expresión presente para que los nuevos militares abreven de la cultura prehispánica y la proyecten hacia el futuro".
La ubicación de las edificaciones forma águilas con alas extendidas, otras se inspiraron en la serpiente emplumada; aunque son lisas, todas asemejan basamentos piramidales.
Y en su interior, los símbolos se plasman en ceremonias. Como en el Salón de Banderas, un lugar silencioso y con poca iluminación, en el cual de las paredes cuelgan óleos con la imagen de los directores que ha tenido el H. Colegio Militar desde su antecedente, la Academia de Cadetes, fundada en 1822 "por el brigadier español convertido a la causa nacional, don Diego García de Conde". El HCM data propiamente de 1823, a iniciativa del general Guadalupe Victoria.
Al fondo de esta enorme sala, sin más mobiliario que una vitrina que guarda una bandera mexicana, tres cadetes en posición de "firmes" permanentemente resguardan el símbolo patrio. Tras escuchar el "parte" de uno de ellos, el general Castillo Segura explica el motivo de esta joven guardia: "El lábaro patrio es la esencia de la institución militar, resguardan la bandera de guerra que acompaña a los cadetes en cualquier acto".
Rígida jornada
Desde el inicio de su formación, los cadetes de hoy que serán los generales del año 2030, se vuelven estoicos, disciplinados y abrazan su vocación militar.
Sus actividades inician a las 5:40 horas, rinden honores a la bandera y pasan lista de aseo; a las 6:30 pasan al primer rancho; de las siete a las 11 entran a clases; de esta última hora a la una de la tarde hacen educación física, y media hora después pasan, en largas filas marciales, a su segundo rancho.
Por la tarde continúan su formación en aulas y ejercicios castrenses. A las 18 horas nuevamente rinden honores a la bandera, luego pasan lista y acuden al tercer rancho, para que de las 19 a las 21 horas preparen materias y trabajos distintos. Después, unos duermen y otros hacen guardia.
Por los alrededores están los campos de tiro; los de entrenamiento físico y condicionamiento de equipo. Jóvenes en uniforme de campaña, en pantaloncillo corto, en operaciones de rapell con 30 kilos encima y movimientos voladores sujetos a una cuerda; cuerdas por las que trepan sólo ayudados por sus brazos y en posición de "escuadra"; otros en traje de baño que nadan sin detenerse 300 metros; paracaidistas que mecanizan sus movimientos.
Este es el Heroico Colegio Militar de hoy. Hasta 1995, cuando el requisito académico era haber cursado la secundaria para ingresar a él, 14 mil aspirantes se presentaban para seguir la carrera de las armas. Un año después y hasta la fecha, cuando se hizo indispensable el bachillerato, acuden a presentar sus exámenes de admisión "unos 2 mil 400", de los cuales sólo ingresarán mil.
El general de división diplomado de Estado Mayor, Tomás Angeles, director del plantel, define los objetivos: "Hacer que egresen buenos oficiales de las armas, personas con valores, con disciplina y con virtudes militares éticas".
Sobre los derechos humanos
-ƑEn cuestión de derechos humanos se ha avanzado?
-Se ha avanzado muchísimo -responde-, aunque nuestro código lo contemplaba desde su promulgación en 1929, pues hay una mayor conciencia por el respeto al derecho de las personas, el respeto a la vida, a la integridad física de las personas. Hay convicción en esos valores.
-ƑSon ustedes apolíticos?
-Es también otro de nuestros propósitos, mantenernos al margen de cualquier vaivén para ser una institución útil a México y muy respetable.
-ƑCuáles son los principales elementos que se desean inculcar a estos cadetes que serán los generales del 2030?
-Una convicción de servicio a la sociedad mexicana, a su país, a sus símbolos. Estar siempre conscientes que se va a servir, no a lucrar; este es el principal.