JUEVES Ť 8 Ť FEBRERO Ť 2001
Víctor M. Quintana S.
Los síntomas de la pulmonía
Dice la conseja: "Cuando Estados Unidos estornuda, a México le da pulmonía". Esto es más cierto cuando se trata de un estado como Chihuahua, mucho más integrado a la economía de los vecinos del norte.
Todavía en octubre, en el apogeo de la euforia económica clintoniana, las perspectivas de crecimiento de las plantas maquiladoras eran tan optimistas que se inició un debate sobre la posibilidad de traer al estado a varios miles de veracruzanos para solucionar la escasez de mano de obra. De hecho, los oriundos del estado de Veracruz forman ya el contingente de mano de obra más importante en Ciudad Juárez, después de los laguneros y los zacatecanos. La polémica se encendió porque había quienes proponían construir enormes jacalones para alojar a los mi-grantes cual braceros en su propia tierra.
Pero tan pronto entró el año 2001, el panorama cambió drásticamente. Tan sólo Chrysler de México anunció el cierre de dos plantas y el despido de 2 mil 600 trabajadores. Y empezaron a temblar las maquiladoras chihuahuenses. Chihuahua se ha convertido en la capital mundial de ensamblaje de arneses, es decir, de todo el sistema de alambrado de los automóviles. Las arneseras, como se les llama por acá, junto con las productoras de asientos y de vestiduras para auto conforman el grupo más importante de maquiladoras en cuanto al número de plantas y personal ocupado en la entidad.
Y aquí comienza un nuevo debate sobre las cifras de los recortes de personal: hay quienes dicen que podrán desocuparse hasta 15 mil trabajadores, 5 por ciento de la mano de obra empleada en las maquiladoras. Pero tanto el gobierno estatal como los propios empresarios maquileros señalan que esta cifra es alarmista: hablan de 2 mil desempleados por lo pronto y calculan que sólo hasta abril tendrán previsiones más precisas.
Pero no sólo las maquiladoras de la rama automotriz enfrentan problemas. El municipio de Cuauhtémoc, el tercero en importancia económica, acaba de sufrir el cierre de una planta enlatadora de vegetales para la exportación, y en muy corto plazo se cerrará en Colonia Anáhuac la planta de celulosa, que dejará sin empleo a más de 200 trabajadores directos, y habría que agregar los transportistas de la materia prima, los monteros y los ejidatarios de la zona forestal. La razón del cierre de esta fábrica es que resulta mucho más barato comprar la celulosa en Estados Unidos que producirla acá.
También en la minería se dejan sentir fuerte las variaciones de los precios internacionales de los metales. Por eso cerrará la empresa minera Frisco, en San Francisco del Oro, otrora muy conocida por su riqueza y prosperidad. Medio millar de mineros de la región sur del estado se verán afectados directamente, más todos los que viven de suministrarles bienes de consumo y servicios.
El escenario más probable para la clase trabajadora chihuahuense se agrava. Aunque el estado era uno de los que experimentaba mayor crecimiento en el empleo, es también uno de los más caros. Durante 1999 la ciudad de Chihuahua fue donde los precios al consumidor aumentaron más en todo el país, y Ciudad Juárez, la séptima. Y eso que todavía no se contabilizaban los recientes incrementos al transporte urbano y al gas doméstico, tan utilizado en estos meses fríos. Cuando hay salario no hay más que dedicar una mayor parte de él a desplazarse y a calentarse. Pero cuando no lo hay, la única perspectiva es mayor sufrimiento para las familias.
Ahora se puede observar con más claridad uno de los males estructurales de la economía chihuahuense: como hace muchos años sigue orientada fundamentalmente al mercado estadunidense: ma-quila, ganadería, silvicultura y minería operan articuladas y organizadas de acuerdo a la demanda de aquel país, casi por fatalidad geográfica. Y ni los gobiernos federales ni los del estado han podido organizar un aparato productivo más diversificado tanto hacia otros países, como hacia el propio mercado interno.
Si las condiciones de crecimiento acelerado de la ocupación de mano de obra en las maquiladoras de Ciudad Juárez y Chihuahua habían acarreado ya serios problemas de urbanización, violencia, delincuencia y desintegración social, el panorama se ve ahora más sombrío con los cierres y despidos masivos. Urge que los diferentes niveles de gobierno se comprometan en una estrategia que haga frente no sólo al aspecto económico del de-sempleo, sino a los problemas sociales que le acompañan. Urge prepararse para enfrentar la pulmonía.