VIERNES Ť 9 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť La participación disminuye la desigualdad económica, afirma Paulette Dieterlen
La pobreza aleja del ideal democrático: experta
Ť Difícil, que México alcance esa forma de gobierno mientras haya 40 millones de marginados
MARIA RIVERA
La eliminación de las situaciones de vulnerabilidad de los ciudadanos contribuye a que se cumpla el ideal democrático, pues la posibilidad real de participación implica una disminución de la desigualdad económica, afirmó la doctora Paulette Dieterlen durante su conferencia Democracia, Pobreza y Exclusión, en el ciclo Perspectivas de la Democracia en México, organizado por el Colegio Nacional.
"Si alguien se estuviera muriendo de inanición, se encontrara privado de atención médica, o careciera de toda posibilidad de expresar sus ideas a través de los medios de comunicación, el sistema democrático se vería dañado de la misma manera que si ese individuo estuviera privado de sus derechos civiles".
La directora del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM indicó que si bien en ciertos países se cumple con ciertos procesos democráticos, la pobreza los aleja del ideal, porque los pobres son los excluidos del sistema. Mencionó que ni la decisión mayoritaria de los votantes ni las de los miembros de las cámaras contribuyen a que mejore su situación, porque sus demandas quedan prácticamente fuera de la agenda nacional, y tampoco resuelve el problema el que la Constitución otorgue los derechos a educación, salud y trabajo cuando los recursos destinados a estos rubros son tan limitados que dejan fuera de su ejercicio a buena parte de la población.
Recordó que en los últimos tiempos en México se ha presenciado un avance en la democracia. "Los partidos políticos han demandado procesos más democráticos, la sociedad civil ha aumentado su participación, cada vez mayor número de ciudadanos participa en los procesos electorales, se ha presenciado la independencia de algunas instituciones respeto al Estado, y existe una mayor libertad de los medios de comunicación, pero mientras existan 40 millones de pobres, difícilmente podremos decir como Foster: dos vivas para la democracia".
Después de hacer un amplio recorrido por los senderos que ha recorrido la democracia a través de la historia, la doctora Dieterlen mencionó que uno de los problemas más serios de este sistema es justamente el de la inclusión y la exclusión de los ciudadanos, es decir, el de los criterios que existen para decidir quiénes forman parte de la demos.
Mencionó que para comprender el proceso democrático en un sentido amplio, es indispensable formarnos un juicio sobre la inclusión, es decir, sobre la existencia, la composición y los limites del grupo de personas que tomarán las decisiones. Una objeción a este sistema de gobierno es que unos ciudadanos están más capacitados que otros para tomar decisiones y prever las consecuencias que se deriven de ellas, por ello se ha ampliado el campo de la participación. Otro de los criterios indispensables en un proceso democrático es la participación efectiva de los miembros. Pero ésta está íntimamente vinculada con las posibilidades reales de hacerlo. El tercer criterio es el de la igualdad de oportunidades. "Una sociedad es menos democrática cuando la mayoría de los miembros de la población no tiene acceso a las discusiones ni a la definición de los temas que se van a tratar en la agenda", afirmó la filósofa en su ponencia.
Por ello, explicó, un criterio razonable de inclusión en un sistema democrático debe pasar por tres pruebas: la primera se refiere a la satisfacción del criterio general de imparcialidad, la segunda se relaciona con la consideración igualitaria -"las personas que aun contando con el voto no son tratadas con la misma consideración ni respeto y carezcan de la posibilidad de participar en la distribución de acciones u objetos, no gozan de los beneficios del proceso democrático"-, y la tercera es la carencia de alternativas.
Recordó que ante la Constitución es mexicano por nacimiento aquel que nazca en la territorio de la República, sea cual fuere la nacionalidad de sus padres, así como los que nazcan en el extranjero de padres mexicanos. Además, la Carta Magna señala que son ciudadanos los varones y las mujeres que teniendo la calidad de mexicanos hayan cumplido 18 años y tengan un modo honesto de vivir. Entre sus prerrogativas están la de votar en elecciones populares, y ser votados para todos los cargos, así como asociarse libre y pacíficamente para tomar parte en los asuntos políticos del país. Entre las obligaciones se encuentra la de inscribirse en el registro de ciudadanos. "No obstante, existe una fuerte sospecha de que un gran número de mexicanos por su situación de marginación no se encuentran inscritos en dicho registro y por lo tanto no pueden gozar de ciertos derechos que les confiere la Constitución, como el de ser elegibles. Una de las primeras tareas de un gobierno democrático es la de distribuir justamente la ciudadanía a todos y cada uno de sus miembros, ya que de otra manera se está propiciando la exclusión y esta constituye una de las maneras más directas de interferir en las acciones de las personas".