SABADO Ť 10 Ť FEBRERO Ť 2001

ISLA CANELA

Jaime Avilés

Dos meses con Andrés Manuel

López Obrador actúa como si gobernara solo

Debe poner a discusión su proyecto educativo

Un viaje al año para hacer relaciones exteriores

1. UN DIA COMO TANTOS

Muchos lectores han enviado mensajes en botellas náufragas para agradecer mis informes y comentarios políticos, pero también, y quizá sobre todo, para preguntarme qué pasó desde que llegué a la Canela. ƑEncontré al hombre que robó mis equipajes? La respuesta es no. ƑRecuperé la escritura de mi terreno? Tampoco. ƑHe subido ya a las cumbres para ver los ojos de agua en lo alto de las montañas? Lo estoy intentando. ƑNo prometí acaso que iría a Isla Grande y cada dos sábados publicaría desde allá un reportaje especial? Una huelga en la naviera Hollander ha frustrado de momento el proyecto.

Mika Roll y yo hemos comprado en mil 500 pesos una cabaña redonda con piso de arena, cama de cemento, colchón de paja, almohadas de pluma, pabellón de mosquitero, mecate del cual éste pende del techo, un cobertor y dos docenas de veladoras. Nos hemos quedado en la playa de Las Esfinges donde, unplugged o desconectado como estoy, he tenido la suerte de conocer a turistas que me han dado notas interesantes: la crisis del café en Chiapas, la inminente visita de Saramago o la nueva carretera México-Tuxtla Gutiérrez.

-Pero no podemos seguir haciendo esta clase de periodismo de balneario -me dice la Roll-. Vamos a acabar como El Gordo y La Flaca, entrevistando a la gente en el jacuzzi.

Estoy de acuerdo pero el problema es más grave, pienso, alejándome por la playa donde no hay nadie entre semana. ƑDe qué vamos a vivir, por ejemplo? Hemos descubierto que dentro de las conchitas color de sangre que salpican la arena habita un molusco rojizo y duro. La primera vez que arrojamos un puñado a la olla y lo hervimos apenas dos minutos, el mal sabor y la pétrea consistencia nos amargaron la lengua y los besos por el resto de la noche. Sin embargo, como no hay muchas cosas más, y yo pescador que se diga no soy muy bueno, hemos perseverado y ya sabemos que la carne de la conchita requiere media hora de cocción a fuego lento para adquirir una suavidad, un aroma y un regusto que para qué les platico. De hambre, supongo, no vamos a morirnos.

2. DIALOGO EN LA UNAM

Es media mañana y me aplasta el sol. Camino por la Avenida Central, que es una larga recta de asfalto en cuyo extremo norte, alrededor de una bomba de gasolina, está formándose algo que en pocos años será un pueblo. Por ahora hay dos tiendas de comestibles, una farmacia, una ferretería, un consultorio médico, una cantina, cuatro puestos de tacos, un asador de pollos estilo Sinaloa, una estación de microbuses, tres talleres mecánicos, una vulcanizadora y una tienda naturista que cuenta con servicio de Internet. Para venir hasta acá he recorrido cuatro kilómetros en bicicleta desde la playa. Este lugar, que no es nada, la gente de las palapas lo llama La Colonia. Más adelante, me han dicho, hay otro conglomerado que recibió el nombre de La Independencia.

Jorge Novo es el dueño del cibercafé y se desplaza flotando como si las chanclas que lo calzan no tocaran el suelo. Ha vivido en la India y conoce los secretos de la medicina ayurvédica. Ayur significa vida. Veda se traduce por ciencia. Afirma que todos los seres humanos poseemos mil 300 antenas sensibles en las yemas de los dedos, pero que sólo los iniciados como él son capaces de percibir el estado general del cuerpo leyendo el pulso de las personas. Ha palpado el mío y sostiene que soy frío, seco y amargo. "No se lo digas a Mika", le imploro.

Abro mi buzón de Internet. Al margen de la descomposición del CGH en la UNAM y de los funcionarios de Ciencias Políticas vejados por jóvenes que actuaron como los nazis de 1933 en los barrios judíos de Berlín, surge un principio de diálogo. Hace muchos años, el Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA) ocupó el foro abierto de la Casa del Lago. Durante sexenios no fue posible ver sino los pésimos espectáculos de Enrique Cisneros, El Llanero Solitito, que en nombre de Brecht acabó con Brecht.

Cuando El Llanero proclamó que el espacio se convertía en el primer Aguascalientes zapatista del Distrito Federal, intervino la fuerza pública. El pasado noviembre los cletos volvieron a la carga y retomaron el lugar. De inmediato las derechas del claustro académico exigieron que Juan Ramón de la Fuente los desalojara con la Federal Preventiva. Pero dos dramaturgos -el poeta José Ramón Enríquez y el escritor Ignacio Solares- propusieron otra solución: hablar con Cisneros, alcanzar un acuerdo. Este pidió cuatro domingos para mostrar su trabajo: si los representantes del rector juzgaban que por su calidad era digno de permanecer en el sitio, se sometería a los criterios de programación de la UNAM. Hoy, finalizada la prueba, el pacto está en marcha. La moraleja de la fábula es que no fue necesario reprimir, sino que todo conflicto tiene arreglo si hay voluntad de las partes. Esta es, me dicen al final del e-mail, un ejemplo de cómo se debe proceder rumbo al congreso de nuestra máxima fábrica de desempleados.

3. LA VOZ DE LA DIFUNTA

Salgo del cibercafé con un papelito que he desprendido de una pizarra. Monto en la bicicleta y avanzo por la carretera a La Independencia. A menos de un kilómetro me detengo ante los dos brazos de una barda que se cierran a los costados de una reja sombreada por bugambilias. Aquí es, me digo, y sacudo el cordón de una campana que provoca ladridos instantáneos. Una voz de anciana chilla: "ƑQuién?". Y yo respondo: "Vengo por lo del anuncio". La voz repite: "ƑQuién?". Y yo insisto: "Que vengo por lo del anuncio". La pregunta se multiplica diez veces más, a todas las cuales doy la misma contestación. De pronto un hombre rollizo, calvo y sonriente, vestido de overol, aparece con un manojo de llaves y una disculpa. El culpable del monótono interrogatorio que he sufrido, me dice, es un loro.

-Es que antes, cuando la gente venía y tocaba la campana, mi mamá gritaba desde su cuarto: "ƑQuién?" Ahora que la santa se ha ido al cielo, el pinche loro la imita, y yo, aunque se me estruja el corazón al oír la voz de la difunta, no tengo el valor civil de regalarlo. Pase. ƑLeyó mi anuncio, verdad? ƑQué sabe de cunicultura?

Camino detrás de él por un sendero bordeado de árboles frutales. Me cuenta que es del DF, que trabajó en el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles, pero que fue despedido en diciembre por Andrés Manuel López Obrador. Viejo como está, ha vuelto a la casa de sus padres y está tratando de levantar esta granja. Como, según él, todo indica que el mal de las vacas locas llegará tarde o temprano a México, se propone criar conejos y necesita un ayudante. Lo escucho durante dos horas. Nos caemos bien. Admito que sus instalaciones son espléndidas y acepto el empleo a fin de cuentas. Vuelvo a la playa contento a decírselo a Mika Roll. Mañana empiezo: estaré ocho días a prueba.

4 BALANCE NEGATIVO

De la charla con el granjero, y de los comentarios que he leído en estos días por Internet, concluyo, y se lo digo a mi esposa mientras cenamos conchitas, que, al menos entre la gente de izquierda que conozco, a nadie le está gustando el arranque del nuevo gobierno del Distrito Federal. Que la prensa de derechas le otorgue una calificación de 7 a nuestro brillante político tabasqueño es algo que me preocupa más todavía.

Resumo lo que por aquí y por allá he oído y que me gustaría preguntarle a Andrés Manuel. Por ejemplo, que tomó posesión y de inmediato hizo declaraciones en contra de la administración anterior para fortalecer su propia imagen y dar un mensaje de renovación a costa de sus predecesores en el cargo, una táctica que le funcionaba al sistema cuando el PRI era la única alternativa posible al PRI.

Pero a diferencia de los priístas, no mantuvo en sus puestos a los técnico-administrativos que hacen funcionar el aparato sino que despidió a todo mundo: un ortodoxo de la política a la antigua, me dicen, hubiera esperado al menos seis meses para sustituirlos. En tercer lugar, y en nombre de la austeridad, aplicó una serie de cambios que si bien redujeron la nómina del personal, no se han traducido en eficiencia operativa. En cada secretaría dejó únicamente cinco asesores, de los cuales se quedó con tres. Su gabinete, en consecuencia, no está actuando como un equipo: los responsables de área no se ven y la única voz que habla día con día es la del jefe de gobierno, como si estuviera solo en medio del desierto.

Por otra parte, centralizó las tareas de las oficinas de prensa de cada dependencia en una sola Dirección de Comunicación Social, que debe reaccionar a los problemas específicos de las secretarías pero no cuenta con los recursos ni los talentos suficientes para abarcar tamaña empresa. Además, para colmo, no comunica: la población ignora cuál es el proyecto de gobierno que se está desarrollando y sólo percibe un desmesurado voluntarismo individual, pero no logra comprender hacia dónde se está marchando.

Otros me exponen que en la oficina encargada de llevar las relaciones de la ciudad con el resto del mundo, la titular del departamento carece de presupuesto para impulsar sus actividades y no tiene derecho a viajar al extranjero sino una vez al año, como si esto fuera un premio y no una necesidad propia de sus obligaciones diplomáticas.

El electorado de izquierda que votó por López Obrador no comprende por qué éste autorizó la presencia del Ejército en la delegación Iztapalapa, o a quién trató de satisfacer al organizar una consulta no representativa para regular las marchas en la vía pública, o por qué no ha llamado a los profesionales en la materia a debatir el sentido de su proyecto educativo que aspira a fundar una universidad capitalina y una preparatoria en cada una de las dieciséis delegaciones. Si la UNAM está por discutirse a sí misma en el marco de un congreso general, el gobierno de la ciudad no puede hacer menos al respecto.

Mika Roll me escucha y sopesa.

-ƑY por qué no criticaste así al ingeniero Cárdenas en su momento? -me dice.

-Porque ahora ya aprendimos.

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