sabado Ť 10 Ť febrero Ť 2001

Luis González Souza

Mezquina politiquería

Qué estamos haciendo con la histórica oportunidad de renovar a México, después del 2 de julio? Al parecer, no mucho ni muy bueno. Hoy, el país semeja un enorme río revuelto, donde cada quien se dedica a engrosar su pesca. Y para colmo, pesca en las pestilentes aguas de la politiquería, esas del "cada quién para su santo". Se confirma, así, que sin una nueva cultura política, no hay transición democrática que valga ni dure.

Los indicadores van desde la nueva tormenta en la UNAM, hasta las reacciones de histeria racista por la marcha del EZLN al DF y los desplantes de neocaciquismo mafioso, lo mismo en Yucatán que en Tabasco. A río revuelto, ganancia de politiqueros. Ven la tormenta, y no sólo no se hincan, sino que avientan más y más anzuelos para ver qué pescan. El país es lo de menos, su propia pesca, lo de más.

En la UNAM, los sectores menos viciados e irreformables de la burocracia mostraron cierta sensibilidad ante su derrota electoral del 2 de julio. Así sólo sea por instinto de sobrevivencia, comenzaron a tomarse en serio las banderas del movimiento estudiantil: defensa de la educación pública y de la autonomía universitaria, soluciones financieras por la vía del presupuesto federal (šhasta un incremento lograron hace poco!) y no de las cuotas estudiantiles.

Inclusive hace unos meses, nosotros mismos participamos en una mesa redonda junto con conspicuos representantes de la burocracia universitaria. Primera sorpresa: predominó el debate inteligente y no las descalificaciones ni los reproches. Segunda y mayúscula sorpresa: afloró un amplio consenso en torno a la necesidad -ahora sí "imperiosa"- de conformar un amplio frente en defensa de la UNAM.

Pero la politiquería es la politiquería. En esa misma mesa, pronto afloró otra divisa muy conocida de los politiqueros: "Frente sí, pero si yo encabezo". ƑY el futuro de la UNAM? Aun con más crudeza, tal divisa acaba de verificarse en los zafarranchos del pasado 6 de febrero, a un año de la "gloriosa Ƒsolución?" policiaco-militar de la huelga estudiantil 1999-2000. Sobresalió la barbarie registrada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, vergonzante bastión de la ultra profesional, desde que comenzó la huelga. Un reloj muy aceitado volvió a funcionar a la perfección: anuncio de paro, clima de tensión y fricciones, aprovechamiento de personal con sueños de heroísmo frustrados en su infancia, choque con la gestapo cegehachera, cuya sola existencia es por demás reprobable. Y šoh, sorpresa!: nuevo escándalo en los medios, nuevo alimento para las "mujeres de blanco" y demás aliados en la cruzada contra la UNAM y toda educación pública.

Y todo, porque algunos funcionarios (a veces hasta de tercer nivel) insisten en utilizar a la UNAM como su coto de poder y privilegios. Y los menos alejados de la academia, como su laboratorio personal para la generación, el análisis y la capitalización de conflictos. Un laboratorio que envidiaría la rata de Skinner, lo mismo que el Mago Mervelo (ahijado de Merlín y Maquiavelo).

Similares escenarios de guerra mediática, de linchamientos, de noches de cuchillos largos y de ideas muy cortas, se observan ya en torno a la marcha zapatista a la capital del país. Tendrá que inventarse pronto el Premio Torquemada. Aquí la politiquería se orienta a poner por delante, no el bienestar del país, sino todo lo que abona a la seguridad mental de los inquisidores: prejuicios, ignorancias, desinformación y mucha sed de sangre y mano dura. La ley del Talión en tiempos de Fox: loco por loco, lente por lente, obviamente con el lente televisivo como el ariete.

Sin embargo -y aquí también aflora la vieja politiquería- el propio Presidente del país insiste en ganar el Premio de Popularidad. A veces se le nota más empeñado en ello, que en asuntos acaso de poco rating, como la paz, la justicia y hasta su cacareado "nuevo federalismo". Basta voltear a Tabasco y Yucatán estos días, donde lo único nuevo es una politiquería extremada hasta el abierto chantaje separatista o desestabilizador.

Mezquindades politiqueras es, pues, el nombre del precipicio mexicano tras el 2 de julio. Con razón los zapatistas subrayan la necesidad de nuevas formas de hacen política. Pero hasta eso se les obstruye desde las catacumbas de la politiquería. Mas creemos que la sociedad demostrará que sus luchas y sueños del 2 de julio son más grandes y fuertes que los ya insoportables juanetes de la politiquería. Ť