DOMINGO Ť 11 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Enojo de comerciantes colombianos porque no hubo mención a secuestros
Beneplácito, cautela y reparos provoca acuerdo de reanudar las negociaciones con las FARC
Ť Permitirá "avanzar y superar tropiezos", asegura presidente de la Conferencia Episcopal
AP, AFP Y DPA
Santafe de Bogota, 10 de febrero. Desde beneplácito, cautela y hasta reparos causó entre di-versos sectores políticos y sociales de este país sudamericano el acuerdo de reanudar el proceso de paz la próxima semana, al-canzado la víspera entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El tema de los secuestros, que no apareció en el acuerdo de 13 puntos firmado ayer por el presidente Andrés Pastrana y el líder in-surgente Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, constituyó la mayor crítica hecha por el líder de los comerciantes, e integrante de la Comisión Nacional de Paz, Sabas Prettel.
"La palabra secuestro no se menciona en los acuerdos. Es decir, siguen en las mismas, financiando perversamente la lucha armada", afirmó Prettel, al señalar que no hubo ningún compromiso de los rebeldes para cesar por lo menos la toma de civiles, en vista de que el secuestro es uno de los peores flagelos del país.
De acuerdo con estadísticas gubernamentales, el año pasado fueron secuestradas en Colombia más de 3 mil personas, y 66 por ciento de tales acciones delictivas fueron atribuidas a los diferentes grupos armados que operan en el país.
Aunque el líder de los comerciantes señaló que "queda una luz" en los acuerdos con la creación de una comisión para hacer re-comendaciones para bajar la intensidad del conflicto, restó méritos a la reactivación de los diálogos al considerar que se trató de una estrategia de las FARC para mantener la zona desmilitarizada que ocupan, de más de 42 mil kilómetros cuadrados.
No obstante, el grueso de los partidos y movimientos políticos, así como la Iglesia católica, empresarios, sindicatos y organismos no gubernamentales estuvieron de acuerdo en destacar la reactivación de las negociaciones de paz a partir del miércoles 14 de febrero.
Con todo, también resaltaron su deseo de que se pase de las declaraciones retóricas y se avance hacia hechos concretos en la me-sa de negociaciones.
"Este acuerdo puede ser; o bien un acuerdo de buenas intenciones o la gran oportunidad para el comienzo de un verdadero proceso de negociación", apuntó la ex canciller y ex candidata presidencial independiente Noemí Sanin.
Llamó a las FARC a que "ésta no sea una nueva frustración para Colombia", por lo que se debe evitar que la zona de distensión se use para burlar a la autoridad o sitio para llevar a los secuestrados y entrenarse para la guerra de guerrillas.
Horacio Serpa, líder del opositor Partido Liberal, se manifestó "muy contento" por el acuerdo al subrayar que "por primera vez se menciona la posibilidad del descalamiento del conflicto, exista un asomo de presencia internacional --en el proceso-- y se vaya a hablar de cese del fuego".
Otro líder liberal y fuerte crítico del proceso pacificador, Alvaro Uribe, valoró el esfuerzo del mandatario para reactivar las pláticas con la principal guerrilla del país, pero urgió que se acuerde el cese de hostilidades por parte de las FARC, porque "no se puede seguir sacrificando la vida y la libertad de los colombianos".
El dirigente de los industriales, Luis Carlos Villegas, destacó que el acuerdo obligue a gobierno e insurgencia a mantenerse en la mesa de negociaciones y se abran las puertas al proceso a la comunidad internacional.
Esa visión fue compartida por el líder sindical, y político de izquierda, Luis Eduardo Garzón, quien además citó el tema de la erradicación manual de los cultivos ilícitos.
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal, obispo Alberto Giraldo, estimó que el acuerdo permitirá "avanzar y superar tropiezos".
A su vez, la representante de la no gubernamental Red de Iniciativas de Paz, Ana Teresa Bernal, calificó de "trascendental" el acuerdo porque permitirá avanzar sin pararse de la mesa negociadora y dará prioridad al análisis del cese del fuego.
En otro orden, se acusó a un grupo de las FARC de haber masacrado a 15 campesinos y provocado un éxodo de unas 250 personas en La Hormiga, Putumayo, una zona disputada entre las guerrillas y los paramilitares de derecha.
El general Fernando Tapias afirmó que las FARC suplantaron a los paramilitares para culparlos, y que denunciará a la guerrilla ante organismos internacionales.
El señalado narcotraficante colombiano Horacio de Jesús Moreno Uribe, al ser ex-traditado este día a Estados Unidos, afirmó que ellos forman parte de "la cuota" inicial del Plan Colombia, la estrategia militar an-tidrogas financiada por Washington.
Finalmente, cuatro hombres miembros de una misma familia fueron asesinados este sábado por un supuesto comando paramilitar en cercanías de la población colombiana de Caldas, departamento de Antioquia, en una seguidilla de crímenes colectivos, in-formó la policía.
El comunicado señala que varios hombres armados, al parecer integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia, de ex-trema derecha, incursionaron en la vereda Salinas y luego de vertificar las identidades con una lista, sacaron a los cuatro labriegos de sus viviendas, tres hermanos y un tío de éstos, y los asesinaron.