ARTURO JIMENEZ /ENVIADO
Tlacotalpan, ver. Aspectos culturales y económicos buscarán conjugarse en un proyecto turístico municipal para ayudar a Tlacotalpan a salir de una crisis que quizá no debería padecer, pues además de contar con un patrimonio arquitectónico reconocido por la UNESCO, esta demarcación de la Cuenca del Papaloapan posee una fuerte raíz cultural, así como evidentes riquezas naturales.
Un proyecto turístico-cultural se hace cada vez más urgente ante el descalabro económico en la región; uno, caída de la pesca por el asolvamiento de la barra de Alvarado, que impide la entrada de la salinidad y de peces, y la contaminación de los ríos por parte de papeleras, ingenios y drenajes. Dos, baja en la producción agrícola, sobre todo de caña, debido a la crisis nacional de la industria azucarera.
Y tres, descapitalización de la ganadería y falta de mercados para la leche y la carne, productos de ésta que es la actividad económica principal del municipio. Por ejemplo, con el monopolio de una planta de Nestlé ubicada en la región, los hasta 20 mil litros de leche diarios producidos durante las temporadas altas no encuentran comercialización.
Migración
Habría que buscar su industrialización a fin de pasteurizarla, producir quesos y comenzar a crear un mercado local, declara el presidente municipal, Gustavo Adolfo Gutiérrez. Advierte además que muchos criadores ya no engordan su ganado, pues venden los becerros "y se van al norte".
Las consecuencias de todo eso: migración a Estados Unidos y otros lugares del país. Aparte, los muchachos estudian y abandonan la demarcación, señala la profesora Rosa María Gamboa Martínez, ex alcaldesa por el PRI y ahora integrante del Partido Convergencia Democrática, del ex gobernador Dante Delgado.
Como lo documentó La Jornada hace casi un año, desde 1997 los 12 municipios de la baja Cuenca del Papaloapan sufren un proceso de migración masiva a EU, debido a los bajos salarios y la falta de empleos. Antes, los municipios veracruzanos ni siquiera aparecían en las cifras oficiales.
Hace 15 años, ilustra Gamboa Martínez, Tlacotalpan tenía 20 mil habitantes y ahora sólo cuenta con 17 mil. En gran parte, señala, la ciudad vive de las instituciones educativas como la escuela normal, pues los estudiantes de fuera pagan hospedajes en las casas familiares.
Y aunque el dragado del Papaloapan y la reactivación de ingenios y ganadería corresponden a los gobiernos estatal y federal, Tlacotalpan pretende echar a andar una iniciativa municipal que ayudaría a lograr lo que Humberto Aguirre Tinoco llama una "nueva economía": el turismo.
Los peros, o la subutilización del paraíso
Este domingo concluyen de manera formal las fiestas de la Virgen de la Candelaria, las más importantes de toda la Cuenca y aún más allá. Desde hace una semana, luego del viernes 2, los únicos tres hoteles y decenas de las señoriales casas de esta ciudad comenzaron a ser desocupados por cientos de visitantes.
Una vez más, el fervor religioso, las prácticas paganas y las actividades artísticas se combinaron de la mejor manera posible durante estas fechas en las que Tlacotalpan es una feria, un carnaval y una catarsis para propios y extraños.
Y una vez más se dio la desesperada búsqueda de hospedaje de cientos de turistas ante la casi inexistencia de hoteles, paliada en parte por la generosidad de las familias tlacotalpeñas y su histórica política de "puertas abiertas" hacia los forasteros, aunque ahora a cambio de módicas cantidades.
Otros decidieron alojarse en las vecinas Alvarado, Cosamaloapan y hasta el puerto de Veracruz, a poco más de una hora por carretera, o de plano llegaron de entrada por salida. También comenzaron a verse algunas tiendas de campaña en las áreas verdes o gente durmiendo en sus vehículos.
La mencionada costumbre del buen anfitrión, que según el cronista y arquitecto Aguirre Tinoco proviene de lo más profundo del ser tlacotalpeño, hoy representa un ingreso extra para muchas economías domésticas.
A las carencias anteriores debe agregarse la falta de una mínima infraestructura de telecomunicaciones, propia hasta de los centros turísticos de menor tamaño. Por la zona urbana pueden hallarse sólo unas cuatro casetas telefónicas, mientras ese servicio y el de fax se cobra en hoteles a criterio de los propietarios, y sin factura. En cuanto a la Internet, simplemente no existe.
Los pros, o para dar y regalar
Tlacotalpan cuenta con unos 500 edificios reconocidos por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural de la Humanidad, casi todos construidos durante el siglo XIX. La gran mayoría son casas señoriales surgidas cuando la ciudad se había convertido en un importante puerto fluvial y centro ganadero y maderero.
Aquí hay por lo menos dos museos importantes, el Salvador Ferrando y la Casa de la Cultura Agustín Lara, que alberga una exposición plástica permanente; tres iglesias de los siglos XVIII y XIX de influencia churrigueresca y mozárabe, como la de la Virgen de la Candelaria.
Un reluciente teatro Netzahualcóyotl, "el coloso de Sotavento", creado durante la primera década del porfirismo; el histórico mercado Teodoro A. Dehesa, también de ese periodo; un palacio municipal de fachada art-déco; varias plazas legendarias, como la Zaragoza, con su quiosco morisco.
Cuenta asimismo con dos o tres casas de las artesanías, el antiquísimo barrio indígena de San Miguel y hasta un minizoológico-museo; riquezas naturales como sus tres ríos y una amplia variedad de flora y fauna: por ejemplo, las aves migratorias, documentadas por el fotógrafo David McCanley, habitante del lugar.
A ello debe agregarse una fuerte cultura que da arraigo y especial identidad a la población: son jarocho, tradición de versadores, fandango, legendarios personajes populares como el repentista Vale Bejarano, que aunque nació en Alvarado pasaba la mayor parte del tiempo en la Perla del Papaloapan.
Varias camadas de artistas e intelectuales en diferentes épocas: la poeta Josefa Murillo, los pintores Ferrando, Alberto Fuster y Rodolfo Aguirre Tinoco, el decimista y cronista Guillermo Cházaro o el mismo Humberto Aguirre Tinoco. Y lejos de cualquier polémica, Agustín Lara.
Además, la también llamada Atenas del Papaloapan posee una interesante historia republicana y libertaria, paralela a la conformación de una identidad afromestiza y de fuerte perfil caribeño. Todo envuelto por una atmósfera de realismo mágico y la brisa venida desde el mar, los llanos y los ríos.03a