LUNES Ť 12 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Alistan la tierra de Fox para el encuentro con Bush

San Cristóbal, entre el pueblo pintoresco y el México real

Ť Los 7 mdp para remodelar, insuficientes: el alcalde

MARTIN DIEGO Y JUAN MANUEL VENEGAS CORRESPONSAL Y ENVIADO

San Cristobal, Gto, 11 de febrero. El rancho San Cristóbal presenta dos fachadas para recibir este viernes al presidente de Estados Unidos, George W. Bush: la del pueblito alegre, productivo y pintoresco, y la de las calles terregosas, sin servicios, de los campesinos de carne y hueso... en fin, del México real.

Por ahora sólo es una manita de gato, pero "muy pronto" -asegura el alcalde de San Francisco del Rincón, Eduardo Arroyo- habrá más recursos para convertir esta comunidad en un auténtico "polo de desarrollo", pues "no queremos seguir dando la imagen del mexicano sombrerudo debajo de un nopal".

Es que si el pueblo se mantiene tal cual, no va a corresponder con el discurso del presidente Vicente Fox; él, que presume su terruño; que ha anunciado -y por lo visto lo va a cumplir- que muchas de sus reuniones de trabajo las efectuará acá, y que habla del crecimiento con calidad, "necesita demostrar" que el lugar donde él creció es, precisamente, ejemplo de ese concepto de "calidad total".

Cierto, porque con un solo recorrido por la ranchería se pueden observar dos San Cristóbal: uno, el que dará la cara al visitante, el que verán los cientos de periodistas que se acreditaron para la cumbre Fox-Bush; y otro, el cotidiano, el de las casitas de adobe, palma y lámina, el de las calles terregosas, el del campesino de carne y hueso que no fue considerado en los primeros siete millones de pesos que la alcaldía destinó para el mejoramiento de San Cristóbal.

El rostro preparado para la imagen, que va desde la calle principal -que pronto se llamará como el presidente Fox-, hasta la casa de la familia Fox Quesada, luce nuevo empedrado; dos nuevas plazas, pequeñas, pero con pasto que, de tantos cuidados, aún luce verde; casas con enjarre (aplanado) y de llamativos colores; una iglesia reconstruida, y una escuela recién pintada.

Todo luce šlimpiecito! šimpecable! Pareciera que el polvo y los lodazales son caosa del pasado. Es el marco preparado, pues, para el histórico encuentro de dos presidentes que -diría el Ejecutivo mexicano- tienen por lo pronto dos cosas en común: son rancheros y usan botas.

La gente anda vuelta de cabeza. Los de la nueva imagen siguen en la talacha para terminar de arreglar sus casas; otros buscan la oportunidad de mantener -como cada domingo desde el 2 de julio- los puestos de comida y souvenirs foxistas para hacer su agosto con los visitantes.

No escapa al ajetreo que se vive aquí la presencia de tanto enviado del Estado Mayor Presidencial y del servicio secreto estadunidense, que coparon las calles y caminos, revisan y vigilan cada lugar, casas, entradas... todo movimiento. Se estima que entre las dos instituciones, habrá unos 300 agentes. Sólo para el rancho, pues la cercana ciudad de León también luce custodiada.

Los hoteles Fiesta Americana, Holiday Inn, Real de Minas -donde ubicarán la sala de prensa para los informadores estadunidenses-, el centro de convenciones -que acogerá a la prensa mexicana- y el aeropuerto internacional del Bajío, son algunos de los sitios más vigilados.

La remodelación del rancho San Cristóbal se decidió el pasado 5 de octubre, cuando el ex alcalde de San Francisco, Eusebio Moreno Muñoz, anunció recursos por 7 millones de pesos para empedrado de calles, guarniciones, levantamiento de fachadas, aplanados en las casas, pintura y dos plazas más, para "darle un toque campirano" al terruño del hoy Presidente. MEXICO_FOXS_HOMESTEAD_s0

Estos trabajos, se precisó días después, correrían a cargo de la firma Desarrollo Rural de Guanajuato, de Luis Godard -amigo, por cierto, de los Fox Quesada-, quien se comprometió a terminar los arreglos del rancho antes de que se diera el encuentro con el candidato triunfador de los comicios estadunidenses del 7 de noviembre: Bush o Al Gore.

Fox les había planteado la posibilidad del encuentro a ambos políticos para fines de noviembre, antes de que el guanajuatense tomara posesión. El conflicto poselectoral en Estados Unidos retrasó el plan y los trabajos para el mejoramiento de San Cristóbal.

Fueron insuficientes los 7 millones de pesos autorizados. Es mucho lo que se tiene que hacer, reconoce el presidente municipal Eduardo Arroyo, quien anuncia una nueva inversión, por la misma cantidad, para convertir San Cristóbal en un "polo de desarrollo", que gire en torno de la casa y las propiedades de la familia del Presidente de México. Como no alcanzaron los 7 millones, los sancristobalenses tuvieron que apechugar y ponerse a mano con la remodelación. Cuentan que las autoridades fueron al grano: tienen que poner -dijeron- "al fin y al cabo, los beneficios serán para ustedes".

Arroyo reconoce la "cooperación" del pueblo: los vecinos de la calle principal, por ejemplo, pusieron de su bolsa entre 500 y 800 pesos (según sus necesidades y presupuestos) para mejorar la fachada de sus casas. Quienes pidieron sólo banqueta, 500 pesos; los que requirieron además enjarre y pintura, 300 pesos más.

Hubo trabajo comunitario en especie: las jardineras, el sembrado de árboles, la pintura de bancas, en la plaza principal y en las dos nuevas, y en la escuela rural, corrieron a cuenta de los sancristobalenses, quienes se ven contentos haciendo su chamba.

Quienes viven en la calle principal, cerca de la iglesia, en torno de la plaza principal y de la casa de doña Mercedes Quesada, son los que alcanzaron para la manita de gato. Los demás, la mayoría, aunque estaban dispuestos a pagar, no entraron al programa previsto para la visita de Bush.

Cuando nos enteramos que "la otra gente" estaba dando dinero para "enjarrar sus casas" -dicen los no incluidos- "nos organizamos y dijimos (a las autoridades) que cooperaríamos, nos dijeron que no, que esto iba por etapas, que la primera es la entrada y luego nos tocará a nosotros".

Ellos seguirán con sus calles terregosas, sus casas a medias, con techos de teja y lámina... Tan cerca de los Fox, pero tan lejos de la modernidad prometida y del compromiso de hacer esto un "verdadero polo de desarrollo". Que su condición corresponda, pues, con el discurso del mandatario.