lunes Ť 12 Ť febrero Ť 2001

Samuel Schmidt

La rebelión del alcalde

El presidente panista de Ciudad Juárez se acaba de declarar en contra de la aplicación de la nueva ley vial aprobada por el Congreso de Chihuahua. En grandes desplegados periodísticos, el alcalde dice que la ley no se ajusta a la realidad de la ciudad, donde hay vehículos muy viejos que no tienen cinturón de seguridad instalado, y que la pobreza de los juarenses --ciudad con casi 0 por ciento de desempleo-- no les permite comprar el seguro con cobertura de daños a terceros.

No es común ver que un alcalde desacate la ley y que prácticamente llame a la rebelión. Este presidente municipal recibió un borrador con la propuesta de ley, no acudió al foro sobre la misma, que se realizó en su ciudad, y parece tener motivos ocultos que explican esta actitud, porque la ley fue aprobada por unanimidad, lo que incluye el voto de los diputados panistas.

La explicación tal vez se encuentre en las características del estado de Chuihuahua.

Este es el primer estado donde el PRI le arranca el poder al PAN y queda con que el alcalde de la ciudad más importante es de un partido y el gobernador de otro. Esto no es nuevo, a no ser la circunstancia de que el alcalde de Juárez ha hecho hasta lo imposible por ganar puntos para luchar por la gubernatura.

Su línea de acción principal ha sido luchar con denuedo en contra de todo lo que haga el gobernador, y podría llegar a extremos delicados. Un comunicador me informa que si le reconoce méritos al gobernador en su medio, de inmediato recibe una llamada del alcalde que lo invita a compartir la mesa para "convencerlo" de que no lo vuelva a hacer.

El manejo de los medios ha sido crucial en este enfrentamiento. Hace unos meses un comandante de la Policía Federal Preventiva se reunió en privado con el alcalde para revisar el problema de seguridad pública, que en este año ha producido más de un asesinado a diario. Intempestivamente, la puerta se abrió dando camino a la prensa. Cuando el comandante protestó molesto, el alcalde le respondió que el gobernador había mandado a los medios: imagínese, los envió a la oficina del alcalde.

El triunfo de Fox podría llevar a algunos panistas a pensar que se puede hacer mancuerna con la Presidencia de la República en contra de un gobernador priísta. De hecho se sostiene que el municipio de Juárez abrió una oficina de enlace con el gobierno federal en la ciudad de México (los funcionarios consultados se negaron a responder al teléfono).

En nombre de la Constitución se intenta brincar al gobierno estatal buscando que el gobierno federal asuma una posición militante en conjunto con el gobierno municipal, y esto podría convertirse en una lucha estéril y riesgosa, porque desvirtuaría las acciones del gobierno estatal. Interesante y ciertamente heterodoxa interpretación del artículo 115 constitucional.

El alcalde panista intentó detener la construcción de una carretera, que se negoció en el marco del TLC para unir a Chihuahua con Nuevo México, y cuando pidió el apoyo de Fox, éste se sorprendió de ver que alguien quisiera detener la construcción de una carretera.

La alternancia por lo que se ve está provocando confusión y un acomodo de poder muy difícil, al parecer más motivado por las ambiciones personales de poder que por el deseo de provocar cambios estructurales que apoyen el tránsito del país a un sistema democrático.

Los panistas son tan proclives como fueron los gobiernos priístas a utilizar los medios de comunicación para litigar los grandes temas nacionales. Publican grandes desplegados, como para abrumar por el tamaño del anuncio, pero son muy poco dados a enfrentar las polémicas en foros públicos.

No encontramos la predisposición a debatir y en la lucha mediática gana quien tiene más dinero, y en este caso el gobierno municipal decidió invertir una fortuna para sostener la batalla del alcalde contra el gobernador.

Las circunstancias chihuahuenses pondrán a los panistas ante la posición de escoger si manejan sus posiciones en el gobierno federal para ganar posiciones en los gobiernos estatales. Está presente la pregunta de qué tanto tratará de influir Francisco Barrio, secretario de la Contraloría, para imponer a su candidato, que ciertamente no es el alcalde de Juárez. Tal vez esto explique por qué el alcalde intenta ganar puntos en este enfrentamiento, lo que ciertamente no produce resultados positivos para la sociedad.

El atentado contra Patricio Martínez también cambió la percepción del alcalde. Al parecer el suceso dio un giro a la imagen que se le trató de construir al gobernador; ante el chihuahuense común y corriente este atentado doloroso ha elevado la imagen de Martínez y ha tirado por la borda la gran inversión que hizo el alcalde a lo largo de dos años para destruirla.

Entonces, Ƒqué intención oculta tiene la oposición a la ley? La jugada puede ser perversa. El alcalde actúa en desacato contra la ley, el gobierno del estado lo sanciona como le corresponde y entonces él se lanza contra el gobernador haciéndose la víctima. Si él entendió esto como transición y cambio, no hay duda de que se ha quedado atrás.

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