LUNES Ť 12 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Juan José Sánchez Sosa, vicepresidente de la Unión Internacional de Sicología Clínica
Entre 20 y 30% de mexicanos padece depresión; la mujer, doblemente afectada respecto al hombre
Ť A los niños les enseñan a ser insensibles a las críticas; a las niñas, a creérselas: el especialista
CAROLINA GOMEZ MENA
En México, entre 20 y 30 por ciento de la población adulta sufre de depresión en sus diferentes grados, desde el cuadro agudo hasta las depresiones transitorias, y actualmente algunas de sus causas son la angustia y el estrés que provocan situaciones cuya solución, muchas veces, está fuera del alcance personal. Es así como pobreza, inseguridad, falta de oportunidades y la competencia en todas sus vertientes son factores que tienden a desencadenar esta "queja sicológica".
En este panorama las mujeres "llevan la peor parte", pues padecen depresión en una relación de dos a uno respecto a los hombres, debido principalmente a que ellas "tienen un menor apoyo social y a la repetición de un patrón cultural de crítica (en su aspecto negativo) constante", señaló el doctor Juan José Sánchez Sosa, vicepresidente de la Unión Internacional de Sicología Científica.
Al respecto, el especialista detalló que el hecho de que las mujeres experimenten más depresión no se debe a que sean incapaces de enfrentar problemas, sino a que mientras a los niños se les enseña a ser "insensibles" a la crítica, a las niñas, por el contrario, se les educa para "creérselas". De ahí que éstas "hagan mella en ellas".
Asimismo, manifestó que otro componente que incrementa la vulnerabilidad femenina a la depresión es que tanto en la vida rural como en la metrópoli, a la mujer se le exige tanto como al hombre, con la diferencia de que no se le dan las mismas herramientas y de que "tendemos a criticarla varias veces más". De ello también se deriva que a "ellas les cueste más trabajo superarla".
En entrevista, el también profesor investigador de la División de Posgrado en Sicología de la UNAM refirió que aunque no se ha demostrado que este padecimiento vaya en aumento, sí se sabe que la vida citadina y sus riesgos y contratiempos provoca mayor tensión en la población, ingrediente detonante del mal.
"Se dice que la inseguridad (pública) presente en algunas ciudades predispone a la angustia y la depresión, y sí es cierto, aunque no es la única causa, pero obviamente entre la persona que ha sido asaltada cuatro veces y otra asaltada una, y más o menos con la misma violencia, el primero es más viable candidato a la depresión que el segundo, así como a otras quejas de salud mental".
Al exponer que la cantidad de deprimidos varía mes con mes, e incluso año con año y de un lugar geográfico a otro, el también ex presidente del Colegio Nacional de Sicólogos comentó que hay más depresión en los países en los que las estaciones del año están más diferenciadas, y que la gente tiende a sentir desesperanza en los meses de invierno, particularmente porque entre este padecimiento y la falta de luz existe una estrecha relación, "tanto es así que existen novedosos tratamientos basados en terapia lumínica".
De lo anterior se desprende que en la mayor parte de los países, sobre todo los cercanos a los polos, en donde las horas de luz son muy escasas, en invierno haya más suicidios, consecuencia más extrema de la afectación sicológica.
Sobre los síntomas que hacen prever su presencia están la tristeza --muchas veces inexplicable--; la sensación constante de desamparo (tanto que a la depresión profunda también se le denomina desesperanza o desamparo); somnolencia continua (la persona tiende a dormir mucho, haya o no dormido bien la noche anterior); hambre incontrolable o bien inapetencia; tendencia al aislamiento; imagen distorsionada de la realidad (mentalidad catastrofista) y pérdida del disfrute en situaciones que antes de la aparición del mal eran valiosas para el enfermo.
A causa de lo mencionado, el deprimido cae en un círculo vicioso que al pasar del tiempo lo va imposibilitando cada vez en mayor grado a enfrentar su situación.
"Al ver las cosas peor de lo que podrían estar, el enfermo pierde totalmente la capacidad de manejarlas, lo cual le hace fallar en forma reiterada en la vida, al grado que la persona queda imposibilitada de salir de sus dificultades".
En ente marco --resaltó el doctor en sicología-- la terapia debe abarcar tres aspectos que rompan los círculos viciosos: el emocional, el cognoscitivo (la racionalidad de las creencias) y el instrumental, es decir, dotar al paciente de las habilidades para superar sus conflictos.
Al aseverar que la depresión es curable --"siempre y cuando el terapista sea un especialista y no un charlatán"-- y que el tratamiento puede extenderse por un lapso prolongado, incluso años, Sánchez Sosa añadió que sólo un pequeño porcentaje --aproximadamente 15 por ciento-- de los deprimidos sufre la variedad conocida como endógena, originada por un pequeño cambio químico en el cerebro, el cual puede ser revertido con medicamentos.