Aterciopelados logra fusión con su público
JORGE CABALLERO
El Hard Rock resultó insuficiente para albergar
a la banda colombiana Aterciopelados la noche del sábado; el inmueble
estuvo a reventar. Continuo despliege de calidad/originalidad musical,
que devino coloquio amoroso con el público, al entregarse
irremediablemente en las 16 canciones del toquín, entre las cuales
Florecita roquera, Bolero falaz, Candela, Caribe
atómico y Maligno fueron las más celebradas.
A este concierto llegó una parte del corte grueso del mundo artístico: la cantante Kenny, los actores Cecilita Suárez, Chema Yazpik y Gael García, y los músicos Pato de Maldita Vecindad y Quique de Café Tacuba.
El concierto comenzó ojetón, pero desde la tercera rola, El estuche, la celebración de la banda fue irreductible; sólo unos pocos ubicados en la parte de atrás, junto a las barras, platicaban y/o bebían, mientras el grupo igual tocaba temas de su disco debut Con el corazón en la mano, El Dorado, La pipa de la paz y Caribe atómico, y hasta estrenó otros dos El álbum y Blues azul.
Fue un recital con fuerte acento colombiano, con aires caribeños y claras influencias del bolero y de corridos mexicanos, en el que la figura principal de la noche fue la espigada/bella vocalista de Aterciopelados, Andrea Echeverri, quien derramó lascivia sudamericana con su canto, baile y alma; hasta se dio el lujo de brillar su sexo al público, lo que puso loquitos a los hombres y provocó el alarido de: ¡Viva Colombia! ¡Por supuesto!, ¡qué viva!