MARTES Ť 13 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Emite declaración sobre la marcha y el diálogo de paz

Llama la CEM al Congreso a escuchar con atención al EZLN

Ť Pide a los rebeldes acatar la "ley resultante" sin imponer criterios Ť Admite que han optado por un método pacífico

JOSE ANTONIO ROMAN

El EZLN debe estar consciente de que el país está conformado por grupos y corrientes de pensamiento muy diversos, por lo que "no se pueden imponer a toda una nación los criterios de un grupo, aunque éste sea muy respetable" y ofrezca elementos muy dignos de ser tomados en cuenta, afirmó la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en una declaración en torno a la anunciada marcha zapatista a la ciudad de México y al suspendido diálogo de paz.

Esto significa que, una vez que los zapatistas hayan sido escuchados por los legisladores, "han de aceptar la ley resultante" que éstos decidan libre y conscientemente, señala el documento episcopal de tres cuartillas, en el cual se pide al Congreso "escuchar atentamente" a la delegación del EZLN, como parte del diálogo para "desactivar la guerra".

A la población la exhortan a escuchar los planteamientos que durante su recorrido al DF hagan los dirigentes zapatistas. "Su indumentaria es sólo simbólica, aunque también mítica; lo que importa es el contenido de sus exigencias y el actual método pacífico por el que han optado".

El documento de la CEM, que hasta hoy martes se hará público por parte de la secretaría general, pide que durante la marcha zapatista se eviten actitudes discriminatorias y racistas, así como cualquier provocación o agresión violenta, pues estas manifestaciones sólo dañarían más el proceso de paz.

La declaración, la cual señala que "las condiciones para un diálogo eficiente no pueden ser fijadas en forma unilateral", está suscrita por el presidente de la CEM y de la Comisión Episcopal para la Paz y la Reconciliación en Chiapas, Luis Morales Reyes; el presidente de la Comisión de Pastoral Indígena y arzobispo de Oaxaca, Héctor González Martínez; el presidente de la Comisión de Pastoral Social y arzobispo de Jalapa, Sergio Obeso Rivera; el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi; el administrador apostólico de la diócesis de Tuxtla Gutiérrez, Felipe Aguirre Franco, y el obispo de Tabasco, Florencio Olvera Ochoa.

A continuación el documento íntegro amador-hernandez-9 del Episcopado:

Con ocasión de la anunciada visita de los dirigentes del EZLN a la ciudad de México y a otros estados del país, ofrecemos las siguientes consideraciones:

1. México es una nación pluriétnica y pluricultural. Nuestras raíces son tanto milenarias culturas indígenas, como influencias culturales europeas, cu- ya mezcla enseña que la única humanidad que somos se ha formado por la misma acción creadora y por las migraciones de todos los tiempos. El país no puede prescindir de lo que se refiere a lo indígena, como ingrediente de la identidad nacional.

Por ello, es necesario que tanto las leyes como la atención del gobierno y de la sociedad civil den el lugar que corresponde a los indígenas. Dejar de atenderlos es una injusticia y un racismo contrarios a los derechos humanos fundamentales y al plan de Dios para la humanidad. Jesucristo nos ha enseñado a amar con preferencia a los más pobres, a los marginados y excluidos, porque todos somos hijos del mismo Dios Padre y, por tanto, hermanos.

Los hermanos indígenas y todos los mexicanos llevamos la dignidad de la persona humana, por naturaleza inteligente, libre y abierta a la trascendencia, principio, sujeto y fin de toda actividad individual y colectiva.

2. El EZLN ha decidido no recurrir más a las armas, sino hacerlas innecesarias, por medio del diálogo político, para no ser ya una opción militar, sino una fuerza política. Por eso, exhortamos respetuosamente a los diputados y senadores del H. Congreso de la Unión a escucharlos atentamente. Escucharlos es parte del diálogo como medio privilegiado para desactivar la guerra. Esta es, por tanto, una oportunidad que no se puede desaprovechar, para consolidar los caminos de la paz, no sólo en Chiapas, sino en el país.

Después de oír los planteamientos del EZLN y de valiosas aportaciones de otros grupos, los legisladores procederán con la responsabilidad y la representatividad que la nación les ha confiado, para hacer los cambios constitucionales pertinente, teniendo en cuenta el bien supremo de la patria. Asimismo, han de empeñarse en la Reforma del Estado, pues algunos de sus aspectos son los temas pendientes de los diálogos de San Andrés.

3. Por su parte, el EZLN ha de ser consciente de que el país está conformado por grupos y corrientes de pensamiento muy diversos. La construcción de la democracia exige el respeto a la diversidad y el convivir con quienes son y actúan en forma diferente.

Por tanto no se puede imponer a toda una nación los criterios de un grupo, aunque éste sea muy respetable y ofrezca elementos muy dignos de ser tomados en cuenta. Esto significa que, una vez que hayan sido escuchados por los legisladores, han de aceptar la ley resultante que éstos decidan libre y conscientemente.

Si ellos modifican la llamada propuesta de la Cocopa, teniendo en cuenta otros derechos, hay que asumir la ley como sea aprobada con el concurso de todos y no alargar más el conflicto por este motivo.

Y así como hay diálogo para resolver favorablemente la legislación sobre derechos y cultura indígenas, debe haber diálogo entre las partes para atender lo referente a los presos zapatistas y el retiro de las tres posiciones militares que faltan.

Las condiciones para un diálogo eficiente no pueden ser fijadas en forma unilateral.

4. Exhortamos a la población en general a escuchar los planteamientos que, a su paso por diversos estados del país, harán los dirigentes del EZLN a la sociedad. Su indumentaria es sólo simbólica, aunque también mítica; lo que importa es el contenido de sus exigencias y el actual método pacífico por el que han optado. Hay que analizar su palabra, discernir ideologías subyacentes y asumir sus justas causas.

Se necesita ser críticos para no dejarse sorprender por la magia del lenguaje y de la propaganda, pero también sencillos y humildes para dejarnos cuestionar en aquello en que hayamos fallado a nuestros hermanos indígenas. En particular, pedimos que se eviten actitudes discriminatorias y racistas, y sobre todo cualquier provocación o agresión violenta, que dañarían más el proceso de paz. Cooperemos todos a la reconstrucción de la paz.

5. Siendo el cristianismo ingrediente esencial de nuestras raíces, es elemento imprescindible para solucionar esta situación. Por ello, invitamos a los creyentes en Jesucristo, que intensifiquemos nuestra oración, para que Dios Padre nos conceda los dones de su espíritu santo, sobre todo la sabiduría, la prudencia, la verdad y el amor, para que Chiapas y México den un paso importante en la construcción de la justicia y la paz, que culminen en la fraternidad y la reconciliación. Lo pedimos por intercesión de nuestra madre de Guadalupe, quien desea vernos unidos a todos los moradores de estas tierras.

El documento, fechado en la ciudad de México el 12 de febrero, contiene la rúbrica de los seis obispos y arzobispos integrantes de la Comisión Episcopal para la Paz en Chiapas, encabezados por su presidente Luis Morales Reyes.