martes Ť 13 Ť febrero Ť 2001

Alberto Aziz Nassif

Yucatán: Ƒhasta dónde?

Víctor Cervera Pacheco llegó para poner a prueba al gobierno del presidente Vicente Fox. Se trata de la vieja estrategia de estirar la cuerda al máximo para ver por dónde se revienta. Es una historia antigua en tiempos nuevos. El cacique de Yucatán actúa con irresponsabilidad, arriesga la estabilidad de su estado, reta al gobierno federal, y luego se sienta a esperar que llegue la policía para después denunciar a los cuatro vientos que fue reprimido por el centro. En estos conflictos es importante no perder de vista las razones profundas: se trata de un gobernador que ha violentado la legalidad y ha permanecido casi diez años como gobernador de su estado, y que ahora que se acerca el final no quiere correr los riesgos de una derrota; no acepta la incertidumbre de una contienda con equidad y transparencia, porque peligra su impunidad cuando deje el puesto.

Mientras tanto, el gobierno federal espera un largo fin de semana y se rompe el ritmo, hay un anticlímax. Vencido el plazo que dio el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para regresar al consejo las instalaciones electorales que insaculó, se esperaba el desalojo a cargo de la Policía Federal Preventiva, pero pasaron las horas y no hubo nada; entonces vino la burla, otra vez el desafío, un nuevo compás de espera con un desgaste para el secretario de Gobernación, que hoy enfrenta la primera crisis política de su gestión. El presidente Fox insiste en resolver el conflicto por la "vía tranquila": volver a la política y detener la aplicación de la ley, que hoy significa desalojo.

Los escenarios de una resolución muestran inconvenientes: en el caso de un desalojo, habría violencia, tal vez heridos, y sería el comienzo de un nuevo ciclo de tensiones y rompimientos; es posible que el PRI no quiera ir a las elecciones y trate de golpearlas, con lo cual la polarización --que ya dividió a Yucatán-- se haría más cruenta. De esta forma, el cumplimiento de la ley y de la sentencia del tribunal propiciaría un desajuste político severo en esa región. Todo eso daría como resultado un clima adverso para la legitimidad en las próximas elecciones.

En la otra parte se encuentra un alargamiento del conflicto, la búsqueda de una salida negociada, una tercera vía entre el tribunal y el congreso local con una incertidumbre creciente y también con altos costos, sobre todo para el gobierno federal, que abriría un flanco que inmediatamente sería leído como debilidad e incapacidad de aplicar la ley. Se puede pensar que un alargamiento de la incertidumbre busca la salida política, Ƒpero hasta cuándo es prudente esperar? Cuando el fallo de un tribunal se desacata abiertamente, la gobernabilidad está amenazada.

La prudencia gubernamental frente a la polarización de Yucatán se puede interpretar como debilidad; pero la otra cara de la moneda, la aplicación de la ley mediante la fuerza pública, genera imágenes de violencia poco deseables en estos momentos. ƑPor cuál vía optar? Los márgenes de maniobra se han estrechado completamente porque las resoluciones del tribunal no permiten negociación: o se cumplen o se desacatan. Por el otro lado, el cerverismo revestido de su congreso local y del respaldo del PRI nacional, en voz de su dirigente nacional, la yucateca Dulce María Sauri, no se mueven ni un centímetro de su posición de desacato con lo cual forman parte del problema y no de la solución. No se trata de un enfrentamiento entre el gobierno federal y un gobierno estatal, como quiere mostrar el cerverismo, sino de un conflicto entre la defensa de la legalidad o el permiso de sobrevivencia a la impunidad de un viejo cacique que se resiste a terminar su ciclo.

El discurso cerverista ha sido un rescate histórico para la política mexicana porque a sus adversarios los tacha de "traidores", y a su territorio lo defiende para que no sea una "colonia del imperio". En este principio del siglo XXI, cuando México empieza su alternancia democrática en la Presidencia de la República, hay un gobernador que habla como si estuviera en 1810, en pleno movimiento de Independencia. Ahora que la tolerancia y la política laica se han vuelto valores importantes para construir la democracia mexicana, el gobernador yucateco piensa en términos de fieles y traidores. Pero lo más importante es que hoy que la legalidad institucional quiere ser la base de la convivencia y el marco para resolver los conflictos, Cervera Pacheco reta al gobierno, en el mejor estilo del viejo régimen, viola la legalidad e impone su voluntad.

ƑVamos a la democracia por el imperio de la ley o seguiremos permitiendo que la política sea rehén de la impunidad y la ilegalidad?