MARTES Ť 13 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Son ya 70 los hijos de víctimas de la dictadura encontrados por las Abuelas de Plaza de Mayo
Rosa Roisinblit buscó día tras día a su nieto, desaparecido desde 1978
Ť Su hija y su yerno aún no aparecen; ahora todo "toma otro rumbo y es como volver a empezar"
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 12 de febrero. Rosa Roisinblit, vicepresidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, sabía desde abril del año pasado que finalmente había encontrado a su nieto, aquel al que comenzó a buscar "desde el día que se llevaron a mi hija Patricia Julia Roisinblit y a su compañero José Manuel Pérez Rojo, ese terrible 6 de octubre de 1978. Mi hija estaba embarazada de ocho meses. Así es que comencé la búsqueda día por día, como tantas otras madres y abuelas, cuando todas las puertas se nos cerraban durante la dictadura" militar que imperó en Argentina entre 1976 y1983.
Su hija y el esposo continúan desaparecidos y sobrevive Mariana, hoy de 23 años y que tenía 15 meses cuando se llevaron a los padres, y milagrosamente se salvó porque no estaba en la casa en ese momento. Rosa Roisinblit relata a La Jornada que desde adolescente Mariana "estuvo a nuestro lado buscando a su familia". Pero esta es una larga historia: "En junio del año pasado estaba yo en Boston, junto con Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas, adonde fuimos después de recibir una distinción como doctoras honoris causa de la Universidad de Massachussetts, cuando un llamado cambió mi vida. Marie Claire King, una genetista estadunidense que nos ayuda a las abuelas desde hace años, me comunicó que había encontrado a mi nieto". King tenía los resultados de los exámenes de sangre enviados desde Argentina al banco de Seattle en abril de aquel 1999.
Aunque durante largo tiempo Rosa siguió una y otra pista, sólo había podido reconstruir la historia hasta un punto: la hija había sido llevada desde algún centro clandestino de detención a la siniestra Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) para su parto, y el 15 de noviembre del 78 "había tenido un varón al que llamó Rodolfo".
En 1981 Rosa viajó a Ginebra para hablar con mujeres liberadas de la ESMA, que llegaron a aquella ciudad a denunciar los crímenes que se cometían en aquel centro de la marina, por donde luego se supo pasaron más de 5 mil desaparecidos. Ellas le dijeron que cuatro o cinco días después del parto, Patricia -una estudiante avanzada de medicina- había salido de la ESMA con su niño en brazos. A partir de ahí todo se perdía en la "noche y niebla" de las desapariciones.
"Yo buscaba a mi nieto, porque ingenuamente en esos primeros momentos, aun antes de saber lo de la ESMA, pensaba que cuando encontrara al niño iba a encontrar a los padres. Un razonamiento que parecía lógico, cuando aún no teníamos toda la dimensión del horror, pero luego era difícil saber a qué centro clandestino y bajo qué dependencia estuvieron", explica.
Habían seguido muchas pistas sin resultados. Pero en abril de 2000, las Abuelas reciben el llamado de una mujer, quien denuncia la existencia de un joven, hijo de una estudiante de medicina y nacido en 1978 en la ESMA, apropiado por un empleado de la fuerza aérea. "Los datos acercaban a mi nieto. Nosotros tomamos todo con mucha cautela, y unos días después la misma persona llamó de nuevo. Entonces atendió mi nieta Mariana y la voz desconocida amplió los datos y le informó incluso dónde trabajaba el joven de 22 años".
Mariana confiesa que aún no sabe por qué entonces tomó inmediatamente una determinación, desobedeciendo las normas de cautela o procedimientos seguidos por el organismo humanitario Abuelas: salió corriendo para tratar de ver, aunque fuera de lejos, al que podía ser su hermano.
"Se dieron circunstancias muy especiales y ella, que iba para tratar de comprobar si había alguien allí como le habían descrito, se encontró frente a él (su hermano) y le dijo así directamente 'yo creo que vos sos mi hermano'. Como él estaba trabajando, no podía hablar demasiado y ella le escribió una carta donde le contaba todo. Se miraron y algo, eso que llaman aire de familia, estaba allí", relata Rosa.
"Curiosamente, él vio las fotos que Mariana había llevado y se reconoció algo en el rostro del padre. Finalmente aceptó hacerse el análisis de sangre. Esa misma tarde vino a la sede de Abuelas. De ahí en adelante teníamos la casi seguridad (de que era mi nieto), pero en junio la doctora King nos confirmó todo. Desde entonces fue como un huracán. Todo se vino encima".
Con Rodolfo -que tiene otro nombre ahora- suman 70 los nietos encontrados por las Abuelas, pero esta es la primera vez que aparece la Aeronáutica vinculada a un caso de secuestro y apropiación de los bebés nacidos en los campos clandestinos de detención de la dictadura.
Rosa Roisinblit sabe que todo recién comienza porque aunque está manejando las cosas con extremo cuidado para que su nieto no sufra más de lo que ya ha sufrido, ahora el asunto toma otro rumbo.
Aunque la vicepresidenta de las Abuelas no menciona el nombre del hombre que se apropió de su nieto, para evitar que el joven sea acosado, ya se conoce quién es y que ha sido requerido por los tribunales. Y si Rosa cuenta ahora esta historia es porque el ex militar que tenía a su nieto fue detenido.
Según trascendió, el ex oficial Francisco Gómez trabajaba con un "grupo de tareas" encargado de los secuestros, manejaba documentación falsa, y hasta podría haber participado en los llamados vuelos de la muerte, mediante los cuales más de dos mil personas fueron arrojadas vivas y sedadas al mar, un método empleado por la ESMA.
"Estamos cuidando todo, no queremos precipitarnos en nada. Cuando yo lo vi el año pasado, a mi nieto no sabía si abrazarlo fuerte o cuidadosamente, porque es muy importante cómo se mueve uno ante lo que él está viviendo. Yo lo besé y como había conocido ya a su abuela paterna, le dije 'soy tu otra abuela' y él me contestó: 'ya lo sé, baba (abuela)'. Ahí sentí que todo cambiaba y contuve el llanto".
Rosa confiesa que quisiera tenerlo ya a su lado, pero deben darle tiempo. Se sabe que el acta de nacimiento fue falsificada por el capitán de la fuerza aérea Pedro Alejandro Canela. Pero Rodolfo aún está en la casa de quien creyó su madre hasta hace muy poco tiempo. La detención del militar apropiador sacará a la luz muchas cosas, y Rosa y su nieta tienen mucho miedo, pues Rodolfo deberá andar por los "pasillos de tinieblas, donde conocerá él, y nosotros, la tragedia que vivieron los padres. Sólo podemos esperar y ayudar apretando los puños, a veces, o llorando a escondidas".
Ahora, Roisinblit espera que haya más denuncias como la que la llevó a ella hasta su nieto: "La sociedad va cambiando, entiende más lo que sucedió. Se habla por arrepentimiento y también hemos tenido algunos casos de denuncias por venganzas. Lo cierto es que los caminos más extraños llevan hasta la verdad, tan dolorosa que parece a veces imposible de ser real".