MIERCOLES Ť 14 Ť FEBRERO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
NI SIQUIERA hubo tiempo de festejar a plenitud el que se haya dado otro reconocimiento internacional a la gran calidad de Amores Perros. De golpe, juntitas, se vinieron encima las malas noticias que empañan el gusto por el nuevo éxito de la cinta dirigida por Alejandro González Iñárritu y escrita por Guillermo Arriaga. ƑCómo ser cabalmente felices, este martes 13, al saber que a los 26 premios extranjeros recibidos por la canina cinta se suma su postulación al Oscar en el rubro de mejor película extranjera, si este día --martes 13, reitérase-- ha sido también de la Nueva Expropiación Petrolera, se anunció la Santa Alianza Televisiva promotora del Teletón Ideológico Pacificador de Chiapas, y se agravó la crisis del estado de derecho con las bravuconadas impunes del Gran Cacique del Sureste?
ƑCOMO CELEBRAR --escuchando a Julieta Venegas, a Control Machete, a Café Tacuba o a otros más en las mil variantes musicales de los perros amores-- si al mismo tiempo es menester enterarse del nuevo atraco de la república gerencial, de la entrega de la principal empresa nacional a los apetitos de magnos especialistas en la conversión del interés colectivo en lucro personal, de la preparación en bandeja pétrea del tributo apetecido por el visitante tejano montador de Maximilianas?
šBAH, EXAGERACIONES!, dirán quienes creen con firmeza que un empresario exitoso es la mejor garantía de que una empresa pública funcione bien. Un comentarista de asuntos económicos, Arturo Damn, así lo adelantaba anoche en el noticiero radiofónico de Guillermo Ortega Ruiz, en Multivisión. Alertaba el especialista sobre la reacción previsible de algunos diarios que censurarían el arribo de cuatro grupos empresariales al control de Pemex. "Como La Jornada, por ejemplo", decía entre risas.
BIEN POR ÉL y por otros que sí pueden reír. A otros, en cambio, se les atraganta que la máxima productora de riqueza nacional sea entregada a los grupos Carso y Telmex, de Carlos Slim; a Pulsar, de Alfonso Romo (y Pedro Aspe); a Cementos Mexicanos, de Lorenzo Zambrano; y a Pepsi-Gemex, de Enrique Molina Sobrino, a cuyo nombre va Rogelio Rebolledo Rojas (Rebolledo como Ernesto Martens Rebolledo, el secretario de Energía).
AMORES PERROS. Risas perras. Reírse de la siempre permanente percepción de que otra joya de la riqueza nacional, Telmex, le fue entregada al amigo Carlos por el otro Carlos, o que el salinismo esté cobrando regalías por el apoyo dado a Fox mediante Aspe y otros grupos del paisanaje regiomontano, o que Zambrano diga que no habrá conflicto de intereses entre ser consejero de Pemex y ser consumidor importante de gas natural, o que las quiebras azucareras de Molina Sobrino, y las acusaciones de relaciones oscuras sean diluidas mediante un personero de apellidos familiares, regiomontanos.
Y VIENE EL recuerdo de la gran película mexicana. Pero también es fácil recordar la historia del secretario de Energía, Martens Rebolledo Ernesto, representante de los intereses de la familia Sada, ejecutivo de Vitro y Banpaís, hombre importante en Operadora de Bolsa que, dirigida por Eduardo Legorreta, alias El Bayo, luego encarcelado, fue la institución más acusada de irregularidades en el crack de la Bolsa Mexicana de Valores, en 1987. O la participación empresarial con José Serrano en negocios de apropiación de otras riquezas nacionales, las ferroviarias y las marítimas, también tocadas, ya propiedad particular, por el pétalo del escándalo de la droga.
PUNTOS EN COMUN de los cuatro césares de la nueva república empresarial: beneficiarios del salinismo, expertos en la relación política-negocios, dispuestos siempre a financiar campañas de amigos. Llama la atención desde luego que el yucateco Molina Sobrino no aparezca personalmente. Tal vez sonaría poco elegante que un hombre desesperado por dar salud a sus alicaídos negocios azucareros sea puesto en Pemex. Dueño de ingenios quebrados entre otras cosas por la competencia de la fructosa, cabeza de Pepsi-Gemex, especialista en convertir sus fracasos empresariales en deuda pública, Molina Sobrino está representado de buena manera.
PERO NADIE DEBE temer nada. Ya lo ha dicho una y otra vez el presidente Fox: no se privatizará Pemex. Hace bien en hablar a futuro, pues desde ayer se ha dado la privatización, al entregar la paraestatal no a representantes plurales de la nación mexicana, sino a los grandes empresarios que dejarán de hacer las pillerías del priísmo saqueador (el último ejemplar fue Rogelio Montemayor, que había dejado en ruinas a Coahuila cuando fue puesto en el arca abierta de Pemex) para dedicarse a los negocios de cuello blanco, a las maniobras de especulación y triangulación. No se privatizará Pemex. Cierto: ya se ha privatizado, luego simplemente se formalizará.
ESPACIOS PERROS estos que se acaban antes que los teclazos. Y que ya no permiten ahondar en el insólito espectáculo de los dos grandes jefes de la televisión pública, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, anunciando la nueva acometida mediática contra el zapatismo, pretendiendo obligarlo mediante un Teletón de inspiración foxista a firmar la paz šPor México! Allí estarán Maná, Jaguares y Carlos Santana, unidos para que Aztelevisa lleve tal vez vochos o televisiones a algunas comunidades chiapanecas. La limosna como sustituto de la justicia. La caridad por televisión. Cámaras y micrófonos contra los rifles de madera. šFirmen la paz, yaaa!
Y EL TERRIBLE desaguisado yucateco. Cervera ha lanzado la convocatoria para elecciones a gobernador, mientras su consejo electoral a modo sesiona y decide, entre otras cosas, darle financiamiento público a los partidos que no lo tienen y que, curiosamente, son creación separatista del propio Cervera. Los magistrados electorales federales hacen, mientras tanto, un recuento del desacato cometido por Cervera y depositan en la muy bien trajeada Secretaría de Gobernación el cumplimiento de las resoluciones judiciales. Creel, mientras tanto, elude cuanto le es posible el asunto, tratando de que el choque peninsular de trenes se dé al menos hasta que las visitas se hayan ido, contentas como irán con las torres petroleras en miniatura que el anfitrión les regalará a cuenta de las verdaderas.
Y LOS AMORES PERROS capitalinos: Andrés Manuel López Obrador insiste en que van bajando los índices delictivos de la ciudad de México. "No es que sea terco y que no quiera reconocer que hay una ola de violencia --explica--; lo que quiero decirles es que estoy acostumbrado a decir la verdad; entonces, si tengo información que me está indicando otra cosa, pues la tengo que dar a conocer. Además, esa es mi función, Ƒno es así?". Rara forma de entender que "la verdad" se forma con la información que él tiene y con la obligación, diríase burocrática, de difundir y defender la postura oficial. Esa sería, en todo caso, "su verdad", pero no necesariamente "la verdad". Pero hay pruebas inequívocas de que las cosas andan bien en la ciudad de México: el subprocurador Alvaro Arceo Corcuera anduvo el pasado dominguito, día en que hasta la delincuencia descansa, en Ciudad del Carmen, Campeche, acompañando a Layda Sansores y a Dante Delgado, quienes visitan alcaldes para promover la temprana candidatura a gobernadora de la dama a nombre de Convergencia Democrática. A esas labores de proselitismo partidista asistió tranquilamente el subprocurador Arceo Corcuera, de seguro confiado en las estadísticas que dicen "la verdad" de que en el Distrito Federal cada vez hay menos delitos.
PERO, šCRASH!, recordemos a propósito de tantas historias cotidianas, que, a veces, un choque basta para demostrarnos a todos lo perro de la naturaleza humana. šQue viva Amores perros!
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