JUEVES Ť 15 Ť FEBRERO Ť 2001
Orlando Delgado
El IPAB: Ƒoneroso pero necesario?
La situación de los bancos al cierre de 2000 resultó, en general, mejor que en 1999: hubo mayores utilidades, aunque la captación se redujo en 18 por ciento en términos reales y, como ha sucedido desde la crisis de 1994-1995, el crédito a empresas y particulares volvió a caer. Los renglones centrales en el funcionamiento bancario fueron las intermediaciones en el mercado de dinero, lo mismo en pesos que en dólares, así como en la compraventa de valores; el crédito ha dejado de ser la fuente principal de generación de utilidades.
Esta mejoría, sin embargo, no ha significado, ni lo hará, reducciones en el costo que los contribuyentes tenemos que pagar para cumplir con los compromisos asumidos por el Fobaproa y ratificados por el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB). Para evitar que el monto de esos pasivos crezca en términos reales se destinarán 49 mil 270 millones de pesos; esta cantidad únicamente cubrirá los intereses reales de los pagarés, es decir, sólo pagará la parte de la tasa de interés que resulte superior al crecimiento de los precios.
Según la información proporcionada por El Financiero (13/2/01), la tasa que paga el IPAB se ha reducido de Cetes más 1.30 puntos a Cetes más 1.14 puntos, esto es, con los niveles actuales de los Cetes a 28 días de 18.01 por ciento, esta tasa se redujo de 19.31 a 19.15. La parte real de estos 19.15 puntos es exactamente la que resulte de restarle la inflación, por ejemplo, la que se acaba de dar a conocer de enero de 2000 a enero de 2001: 8.11 por ciento, resultando de 11.04 por ciento. Solamente esta parte de los intereses que pagará el IPAB implica 49 mil 270 millones de pesos; el total de los intereses alcanza un monto de casi 80 mil millones.
El saldo de los pasivos del IPAB al 31 de diciembre de 2000 fue de 661 mil 344 millones de pesos, lo que da cuenta de una reducción de 6.8 por ciento en términos reales; eso significa, de acuerdo con las declaraciones del secretario ejecutivo de ese instituto, que el costo fiscal del "saneamiento" bancario ha pasado de representar 20 por ciento del PIB, cuando el saldo era de más de un billón de pesos, porque ahora significa 13.3 por ciento del producto.
Las obligaciones del IPAB para este año le llevan a conseguir financiamiento por 100 mil millones de pesos, cantidad enorme, que parece menor si se compara con los requerimientos de los próximos años: 110 mil millones para 2002 y otro tanto para 2003; 200 mil para 2004; 270 mil en 2005, y un poco menos para 2006; cerca de 50 mil para 2007 y 20 mil en 2008.
Estos impresionantes requerimientos serán cubiertos con diversas fuentes de financiamiento: ventas de activos, las que pudieran resultar de alguna significación este año y cuando mucho el próximo; la emisión y colocación de los Bonos de Protección al Ahorro, que se destinan a sustituir los tristemente célebres pagarés Fobaproa; los recursos que directamente propondrá el Ejecutivo en el Presupuesto de Egresos de cada ejercicio y que tendrá que aprobar el Congreso de la Unión.
En relación con la venta de activos se incluye el conocido caso de Bancrecer, que significó un "apoyo" financiero extraordinario; como se recordará, el IPAB decidió destinar, a finales de 1999, 102 mil 200 millones de pesos para "rescatarlo" y ponerlo en condiciones de venta; ha transcurrido más de un año y Bancrecer permanece bajo la administración cautelar del propio instituto. El IPAB piensa que en marzo pudiera emitirse la convocatoria para la venta de este banco, ya que "no se ha concluido el diseño del producto que se va a entregar al mercado."
Cuando se concluya este "diseño", lo que se pagará por Bancrecer significará menos de 15 por ciento de lo que se utilizó para "rescatarlo" y poder venderlo. Hay otros casos que ejemplifican el impacto del rescate gubernamental sobre el gasto: la liquidación de los bancos intervenidos, el "saneamiento" requerido por Atlántico para poder ser absorbido por Bital, las ventas de Cintra, de empresas y hoteles del grupo Sidec.
Hace falta, además, considerar el programa de canje de cartera, que suma 174 mil 640 millones de pesos; este programa enfrenta dificultades debido a que los bancos estimaron una recuperación de 35 por ciento promedio, cuando difícilmente se ha logrado recuperar 20 por ciento, lo que podría modificar el saldo del pasivo total del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario. Así las cosas, el IPAB ha resultado onerosísimo y, ciertamente, su necesidad es cuestionable.