Antonio Sánchez Díaz de Rivera, subsecretario de la Sedesol
Se busca más apoyo empresarial contra la pobreza
Uno de los principales retos al finalizar esta administración será que la mayoría de los marginados tengan percepciones suficientes para adquirir, por lo menos, dos canastas básicas
ALMA E. MUÑOZ
El reto del gobierno, en su política de combate a la pobreza, es que a finales de sexenio los mexicanos tengan percepciones que les permitan comprar al menos dos canastas básicas (el equivalente aproximado a cinco salarios mínimos al mes, para el consumo de satisfactores básicos). Los funcionarios saben que terminar con la marginación, en la cual se encuentran unos 40 millones de personas, es una meta a largo plazo, y apuestan por ello a que la iniciativa privada participe, no solamente con dinero en efectivo, sino también oriente a los más necesitados en la administración de sus proyectos productivos.
Antonio Sánchez Díaz de Rivera, subsecretario de Desarrollo Social, explica la intención del Ejecutivo por ampliar la cobertura de apoyo y no quedarse únicamente en los 5.5 millones de pobres que el gobierno pretende beneficiar, vía el Programa de Apoyo a las 250 Microrregiones, sino aumentar el número de favorecidos, pues hay 800 municipios en pobreza extrema y mil 100 más con un menor grado de marginación.
El funcionario descarta que la Sedeso vaya a empezar de cero en esta lucha y deje atrás todos los programas impulsados por gobiernos anteriores, aunque reconoce que es necesaria la evaluación de algunos de ellos para conocer sus alcances y/o rencauzar las acciones, pues muchas de ellas tuvieron fines partidistas, paternalistas o clientelares.
Por lo pronto, cuentan con una inversión de 12 mil millones de pesos para el plan de las microrregiones, en el cual habrá una participación interinstitucional, además de las aportaciones de la iniciativa privada (entre otros Banamex, Banorte, Cemex, Comex, Grupo Carso, Telmex, Smurtif, Cartón y Papel de México, así como Ilusión), universidades y de los 17 gobernadores y 476 presidentes municipales involucrados.
Sánchez Díaz de Rivera apunta que al interior de la dependencia se realizan auditorías, pues hay reportes de aviadores y rastros de desviación de recursos o dinero mal invertido y distribuido. Asegura que al final de la revisión, "se fincarán responsabilidades, porque ese dinero es del pueblo, de la sociedad, del contribuyente".
Mínimo de satisfactores para todos
Lo importante para la presente administración, sostiene el empresario poblano, es "el buen manejo de los recursos, en forma transparente, honesta; de forma no partidista y no paternalista, y enfocados a resolver realmente el problema de la gente que está en pobreza extrema, yo diría en miseria, en condiciones verdaderamente tremendas".
-En cada sexenio se escuchó que los programas que se establecían para ese fin iban por buen camino y superaban la brecha, pero en los reportes actuales se denuncia, mientras más pobres, más ricos.
-Para que haya combate tiene que haber crecimiento económico. La filosofía del nuevo gobierno, y desde luego de la secretaría, es que el mercado sólo no resuelve todo. Las políticas públicas tienen que reflejar a los pobres. Nosotros vamos a trabajar todo este año para impulsar eso y que los programas sociales realmente sean los que la demanda requiere, pero además que no estén dispersos. Buscamos la sinergia (asociación de varios órganos para la producción de un trabajo) con la sociedad para que todos nos aboquemos a resolver el problema.
--¿Buscan aplicar a los más necesitados lo dicho por el secretario de Agricultura, inyectar a los campesinos la mentalidad de empresarios?
-No todo mundo tiene que ser empresario en este país ni en ninguno, pero me parece que sí debemos, todos, tener ciertas capacidades productivas, porque es la única forma de vivir y sobrevivir. En ese sentido, sí se trata de buscar desarrollar capacidades y por otro lado de crear oportunidad y reducir a su mínima expresión el asistencialismo. Si como visión empresarial usted considera desarrollar esa capacidad, me parece que a cualquiera le hace falta y le va a servir. Pero tenemos que buscar en los pobres la rentabilidad social. Esto es, que tengan el mínimo de satisfactores necesarios para una vida que merece toda persona por su propia dignidad.
-¿Y con los empresarios se suscribirán únicamente contratos o se buscan nuevos créditos?
-Cada caso va a ser diferente. Precisamente la división en regiones y microrregiones es porque cada una tiene una función distinta, como también la tiene cada empresa. Algunos empresarios meterán recursos, otros nos han ofrecido dinero en efectivo, cheques, de tal manera que ese recurso lo podamos aplicar en lo que nosotros queramos. Pero también hay empresarios que dicen: tengo un modelo que puede servir para un proyecto productivo, y así contamos con un nuevo proyecto productivo.
-¿Las dos partes ganan?
-Claro, pero hay una conciencia de parte de los empresarios de que estamos hablando de las zonas de alta marginación. No se trata de meter una gran empresa en un momento dado, sino respetar la vocación de las microrregiones. Ellos saben que invertirán al principio en algo que seguro no les redituará económicamente, pero sí les redituará en rentabilidad social, porque hay empresarios que tienen esa conciencia social. En esas zonas, la gente tiene mucho que aprender y los empresarios saben cómo comercializar sus productos, porque allí está la falla. Allí es donde puede entrar el espíritu empresarial, en forma de organización, de relaciones, de tal manera que las gentes sí se vayan desarrollando y muchos de ellos pudieran tener su changarro, aunque no necesariamente lo tendrán de entrada.
También estamos hablando, aclaró el ex presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, que la iniciativa privada participe en la construcción de infraestructura. "Estamos hablando de la vertiente comunitaria, de apoyar a hacer cosas en común para la comunidad; estamos hablando de hacer capital físico. Son varias vertientes en las que se va a trabajar y los empresarios pueden dar en cada una de ellas", como también lo harán instituciones educativas a través de investigaciones o servicio social.
Resolver el problema de la miseria se llevará
muchos años, dice el poblano
Con todo, Sánchez Díaz de Rivera reconoce
que "resolver la pobreza en serio se va a llevar muchos años, por
los muchos años de rezagos y abandono sufridos. Tenemos que ser
realistas. La pobreza no se va acabar este sexenio, pero sí se podrá
lograr que todos los mexicanos tengan lo mínimo".
-¿Qué representa dejar atrás la clasificación de pobres?
-Hay muchas formas de medir la pobreza. Una de ellas es la llamada línea de pobreza, donde se establece que aquellos que no pueden alcanzar una canasta básica están en la pobreza extrema y aquellos que no pueden alcanzar dos canastas básicas están en la pobreza, a secas. A finales de sexenio buscaríamos que la gente tuviera lo mínimo en educación, alimento y salud, y pudiera comprar más de dos canastas básicas. Esa sería como meta o ideal.
-Pero en México no hay sólo 5.5. millones de pobres, de los cuales 3.4 millones son indígenas ¿El apoyo para los demás dónde queda?
-No vamos a dejar, por parte de la Sedeso, de atender a personas prioritarias.
"No todos los recursos van a ser canalizados a este programa de 250 microrregiones, sino que hay otras zonas que seguirán siendo atendidas, pero sí queremos que este programa tenga un impacto verdadero, claro, y tendremos que seguirlo extendiendo en las siguientes fases al resto de la población. Ciertamente, si hablamos de 18.7 millones de población en pobreza extrema (y 40.7 millones de personas en pobreza), y aquí estamos hablando de 5.5, está faltando, pero creemos que por lo menos en esta primera fase es lo que se puede abarcar. Ya con otros programas y otras formas se seguirán atendiendo las demás zonas prioritarias. Sabemos que hay más de 800 municipios de marginalidad y mil 100 de los dos mil 400 que hay en el país, con menor marginalidad".