Ť Vacíos en la LFT, respecto de sus derechos laborales
Inician trabajadoras domésticas cruzada para dignificar al sector
Ť Deciden en consulta ser llamadas empleadas del hogar
FABIOLA MARTINEZ
Trabajadoras que realizan quehaceres domésticos decidieron, tras una consulta promovida por ellas mismas, que el nombre adecuado para su gremio es "empleadas del hogar".
Con ello se inicia una nueva campaña para dignificar a este sector históricamente ubicado en el empleo precario; bastaría mencionar que en 1798 las Leyes de Partida Dispersas sentenciaban que "el sirviente tenía que estar dispuesto a defender al amo hasta con su propia vida si era necesario".
Más de dos siglos han pasado y aunque la Ley Federal del Trabajo (LFT) dedica a los "trabajadores domésticos" 13 artículos, esta normatividad es general y deja a la deriva detalles respecto a derechos básicos como jornada laboral, vacaciones o seguridad social, sólo por mencionar algunos.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo de 1998, en México dijeron emplearse en el servicio doméstico un millón 515 mil personas, en su mayoría mujeres (siete de cada 10) que prestan servicios de aseo o de asistencia, es decir, recamareras, lavanderas o planchadoras, cocineras, niñeras, amas de llaves, mozos, jardineros o cuidadores.
Sin embargo, esta cifra podría ser conservadora porque es común que el empleador no valore la presencia de sus "sirvientes" ante las encuestas oficiales, e incluso que sean las propias mujeres quienes, por alguna razón, no informan que se dedican, además del cuidado de su propia casa, al aseo en otros domicilios como la única alternativa para completar el gasto.
En cualquier caso, las empleadas del hogar representarían alrededor de cinco por ciento de la población económicamente activa, aunque sólo un porcentaje mínimo, quizá uno por ciento de ellas, participe en alguna organización civil o gubernamental para conocer y defender sus derechos. Se calcula que tan sólo en el Distrito Federal laboran en el servicio doméstico 500 mil personas.
Este gremio fija su salario diario a tra vés de un acuerdo verbal con quien requiera sus servicios y, de manera frecuente, alude a la buena voluntad de quien lo contrata en cuanto a la asignación de un lugar adecuado para descansar, jornada laboral, prestaciones sociales o alimentos.
El 30 de marzo próximo se celebrará el Día Internacional de las Trabajadoras del Servicio Doméstico y, unos días antes, en Oaxtepec, Morelos, un congreso latinoamericano y del Caribe de trabajadoras del hogar, en el que participarán empleadas de este gremio provenientes de 11 países, entre éstos Argentina, Colombia o Paraguay donde las trabajadoras domésticas están organizadas, incluso en sindicatos.
En México se sabe sólo de la existencia de una asociación civil promotora de los derechos de este gremio denominada Atabal o La Esperanza, cuyas fundadoras promueven desde 1987, en la ciudad de México, talleres de derechos laborales y bolsa de trabajo.
A través de esta organización, desde 1992 han planteado en diversos foros propuestas para mejorar la condición de las empleadas del hogar y actualmente, ante el nuevo gobierno y la eventual reforma a la LFT, difunden con mayor énfasis que aun cuando no cuenten con un contrato escrito, esta circunstancia no priva al trabajador de sus derechos laborales.
Promueven también información entre las trabajadoras que acuden a Atabal de que tienen derecho a un día de descanso semanal, otros obligatorios feriados por la ley, vacaciones y prima, aguinaldo y seguro social o pago de gastos médicos en caso de enfermedad o maternidad.
Respecto a las omisiones o imprecisiones que contiene la LFT, su propuesta solicita que se fije el salario mínimo profesional para este gremio; descansos específicos para las trabajadoras de "planta" y aquéllas de "entrada por salida" y, en su caso, el pago de días o jornadas extraordinarias.
Las peticiones no son nuevas; sin embargo, para ellas la ley permanece inmóvil desde 1970, aun cuando el gremio ha crecido de forma considerable.