DOMINGO Ť 18 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Jenaro Villamil
La demagogia televisiva
Detrás del anuncio ostentoso que hicieran los dos principales empresarios de la televisión mexicana -Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego- existe una evidente intención de equiparar la rivalidad comercial de ambos consorcios con la posición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno de Vicente Fox. "A partir de hoy, Televisa y Tv Azteca cancelan sus diferencias por esta noble causa", anunciaron el 13 de febrero Adela Micha y Leonardo Kurchenco. "La paz reúne a los contrarios, sin paz no puede haber país. Cuando se trata de México podemos trabajar juntos", afirmó Salinas Pliego en la tele-transmisión del mismo día, mientras que Azcárraga Jean subrayó que el concierto ayudará a "mandar un mensaje a las dos partes para que esto llegue a un arreglo lo más pronto posible".
Una vez más, la espectacularidad del anuncio impuso el ejercicio de simplificación de la televisión comercial mexicana, por encima de la discusión a fondo sobre la pacificación en Chiapas que, evidentemente, involucra a más de dos partes (la Cocopa, la Conai, el gobierno chiapaneco, el Congreso federal, las organizaciones productivas locales, el ejército, los grupos paramilitares, etcétera).
Si bien es loable cualquier iniciativa a favor de la paz en Chiapas, no deja de ser cuestionable que las televisoras se ubiquen en el lugar protagónico y lejos de proponer una cobertura informativa inteligente se reduzca el asunto a la "unidad mediática" para proponer un espectáculo y demostrar que ellos sí pueden salvar sus diferencias a favor de causas más nobles. Además, es bastante relativo que será la primera vez que ambas televisoras den una cobertura unificada. Por ejemplo, todavía el viernes 16 de febrero, frente a la visita del presidente estadunidense George Bush al rancho de San Cristóbal, tanto los noticiarios de Televisa como de Tv Azteca dieron una cobertura prácticamente igual. Es decir, la uniformización de contenidos es algo que se ha venido dando a pesar de la extrema rivalidad comercial que tiene como objetivo competir sobre el mismo parámetro de simplificación y de intereses noticiosos. No hubo la alharaca en torno a la cobertura del encuentro Fox-Bush porque ahí no había que presumir lo obvio: ambas televisoras actuaron como canales oficiales.
Evidentemente, no hay ni ingenuidad ni sólo buenas intenciones en ambas empresas, como tampoco lo hay en los negocios de beneficiencia pública que promueve el Teletón y en las campañas Vive sin Drogas, que les permiten exentar impuestos a ambas empresas. En el asunto Unidos por Chiapas, ambas cadenas cierran filas en torno a la posición del gobierno federal, se lanzan a una cargada mediática, aprovechando la coyuntura de la marcha zapatista que concentrará la atención nacional durante dos semanas, y proponen lo más simple y superficial de su oferta televisiva: un concierto de rock en el estadio Azteca, algo que bien pudo anunciar un personaje como Raúl Velasco o Paty Chapoy, o, en su defecto, Carmen Salinas ahora que ya salió del aire la emisión de Hasta en las mejores familias, en una jugada política magistral de Televisa que dejó sola a Tv Azteca en la defensa de los talk shows.
En realidad, observamos un capítulo más de la teledemagogia. Es un fenómeno alimentado en eso que algunos especialistas llaman el telenarcicismo: la realidad es sólo aquella que se define en función de la propia vida televisiva, de su vedetariato, de sus conductores y de sus productos de consumo. No se trata de "presentar" la realidad, ni de exponer el conflicto chiapaneco sino de imponer su propia versión de la realidad, a partir de sus intereses, su discurso, sus protagonistas y ahora sus empresarios.
Un ejemplo claro fue el enlace de Joaquín López-Dóriga y Javier Alatorre el 13 de febrero para anunciar "la unidad por un bien superior". Los conductores pasaron de la información a la banalización a partir de sus propias trayectorias profesionales. Primero, aclararon que hace 23 años que ambos no se enlazaban y que, gracias a la voluntad de paz, iban a estar juntos en la transmisión del concierto. "Joaquín, yo creo que vamos a tener que decirle a Maná que nos enseñe algunas rolitas", comentó Javier Alatorre, mientras López-Dóriga, más hábil, reviró: "no, yo no le hago a la cantada... cada quien a lo suyo".
Y está visto ahora que la televisión comercial como fórmula de comunicación irá a lo suyo en el asunto de Chiapas. Obviamente, desde ahora se puede prever que por mucha paz que los una, tanto Televisa como Tv Azteca se lanzarán a una verdadera batalla por la cobertura de la marcha, algo que finalmente será un nuevo logro indirecto de los propios zapatistas. Ť