DOMINGO Ť 18 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Filme de David Blastein basado en testimonios de las Abuelas de la Plaza de Mayo

Botín de guerra indaga el destino de hijos de desaparecidos argentinos

Ť Su exhibición en México coincide con el proceso que se le sigue a Miguel Cavallo

Ť ''Con Cazadores de utopías abordé la derrota; ahora hice un trabajo sobre la esperanza''

RENATO RAVELO

Botín de guerra, la película de David Blastein, es tan directa como el nombre: trata de los niños, hijos de desaparecidos políticos, que fueron tomados por militares o personas del régimen dictatorial argentino que ahora se intenta juzgar en la figura de Ricardo Miguel Cavallo.

Basado en testimonios de las Abuelas de la Plaza de Mayo, el guión para la cinta estuvo a cargo del propio director y Luisa Irene Ickowicz, en una coproducción Argentina-España, de Zafra Difusión, SA y Tornasol Films. Una animación de Enrique Breccia a textos de Osvaldo Bayer sobre la ''apropiación y expropiación" de niños indígenas un siglo antes en Argentina,
introduce de lleno al tema.

Hasta ahora la cifra de infantes que, a través del trabajo de las Abuelas de la Plaza de Mayo se han podido recuperar, asciende a más de 65. Ťmadres-plaza-mayo-arg-maniIncluso en el año que lleva de circulación la cinta por el mundo, otro de los ahora jóvenes logró aparecer.

¿Y los ideales de la lucha?

Botín de guerra es, al mismo tiempo, un reconocimiento a la asociación que preside Estela Carlotto, pero que cuenta con ese mando horizontal de las cosas que perduran, y un medio que, por estas fechas en que se exhibe en México, en la Cineteca Nacional, quiere ser difundido de manera simultánea al proceso de Cavallo contra el olvido.

Las historias en pantalla se desarrollan paralelas, sin aparentemente otra intención que la de exponer la circunstancia: una muchacha lee una carta que le escribieron sus padres, una abuela cuenta cómo se llevaron a su hijo y a su nuera, una muchacha narra cómo no quiso asumir la verdadera identidad de sus padres biológicos al principio.

Poco a poco se enredan los sentimientos del espectador a esas personas que testimonian, de tal suerte que no está exenta la emoción cuando uno de los
integrantes del grupo de rock Los Pericos encuentra a su hermano. Pero, entonces, hay también un concierto del grupo y el frío documental ya parece esa cálida ficción que le pide a uno ciertas concesiones para contar la historia.

Y cuando las abuelas que han testimoniado aparecen en el escenario del concierto, uno olvida las concesiones y se conmueve, porque se trata de una historia real.

Un tema como ése supone una franca y abierta solidaridad del espectador o una callada pereza, pero el tratamiento que Blastein logra en la sintaxis de las imágenes y los testimonios, de tanta abuela argentina que desde 1984
inició la recuperación de los nietos, es de una pulcritud, con los posibles recovecos sentimentales, que permite entender las razones de fondo para que
el documental fuera premiado en los festivales de Valladolid, La Habana y Berlín.

No obstante, la reacción que la cinta causa en Argentina ha sido menos entusiasta e incluso crítica (''¿dónde están los otros temas pendientes de ese periodo como la libertad, los ideales de la lucha?", pregunta uno de los reseñistas argentinos de Botín de guerra).

Para los que cuentan con conocidos del exilio argentino, sin embargo, es más creíble la explicación que el propio Blastein ofrece en una entrevista:

''En Cazadores de utopías (su anterior cinta, de 1996) hice un trabajo sobre la derrota. Ahora en Botín de guerra lo hice sobre la esperanza."

La memoria rota

Natalia Bruschtein, quien nació en Argentina ?en julio de 1975?, pero en septiembre del año siguiente salió del país con su madre. La también nieta de Laura Bonaparte, de la línea fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, planea hacer una película documental sobre su padre secuestrado en 1977, que bien se podría titular ''La ausencia de Víctor". Ella pertenece al grupo de hijos de desaparecidos que surgieron en La Plata, a partir de una reunión de universitarios que rindió un homenaje a sus desaparecidos:

''Hace como cuatro años, en México, nos empezamos a juntar. En ese entonces hubo un homenaje que se llamó 'Omar Maceda y otros 30 mil desparecidos' efectuado en la casa de la cultura de San Angel. No sólo acudieron hijos de desaparecidos sino también de exiliados, uruguayos, chilenos, brasileños y chavos mexicanos allegados a nosotros."

En febrero del año pasado se empezaron a juntar ''los hijos" de nuevo en El Hábito, pero ahora también con hijos de desaparecidos mexicanos y guatemaltecos: ''A partir de lo de Cavallo comenzamos a juntarnos los hijos, nos organizamos, hicimos marchas y protestas frente al Reclusorio Oriente, la Secretaría de Gobernación..."

Cuenta su caso: ''En mi familia son seis los desaparecidos. Toda la rama paterna. Eran cuatro hermanos, el mayor sobrevivió porque salió exiliado. La hermana que le seguía fue fusilada después de un enfrentamiento ocurrido en diciembre de 1975. En febrero de 1976 murió, en otro hecho violento, el esposo de ella y mi primo quedó huérfano. En junio de 1976 secuestran a mi abuelo, él estaba muy enfermo, no era parte de esta historia de la militancia, pero se lo llevaron buscando a mi papá y a mi otra tía. Luego, en una fogata, los
bomberos descubrieron cinco cuerpos, uno de ellos era el de mi abuelo".

''De los demás, no se sabe nada''

Prosigue Bruschtein: ''En mayo de 1977 secuestraron a la otra hermana de mi papá, con su esposo; dejan a su hija huérfana. Una semana después le tocó a mi papá. Durante mucho tiempo no supimos nada. Sólo sabemos de mi tía, la mayor, que está enterrada en una fosa común, y de mi abuelo. De los demás, no se sabe nada.

''Me fui de Argentina en septiembre de 1976, con mi mamá, después del secuestro de mi abuelo. Aquí ya estaba mi abuela paterna y mi tío, el hermano mayor, y su familia; con mis primos, somos los únicos sobrevivientes. De mi tío son tres y de cada uno de los desaparecidos hay un hijo. Una vive en Cuba, estudia medicina; otra es periodista en Argentina, y yo estudio cine. A mi primo lo crío mi abuela y a mi prima sus tíos de parte de sus papás".

Natalia prepara, con padrinazgo de Blastein, un documental sobre la vida de su padre. Ya acudió al departamento del que fue sacado su papá, habló con los testigos de aquel trágico mayo, visitó el lugar de Campo de Mayo donde lo habrían llevado, y en un año espera concluir el filme: '''Fui buscando a Víctor y encontré que tenía un papá. Parto de la base de que como muchos hijos en mis condiciones tenemos la familia que creamos. No tuve nunca la ausencia de un padre, sino la de Víctor. El tenía un año menos de la edad que tengo ahora cuando desapareció".