DOMINGO Ť 18 Ť FEBRERO Ť 2001
MAR DE HISTORIAS
De lo vivo a lo pintado
Ť Cristina Pacheco Ť
-Aunque sea con retraso, tenemos que brindar por el amor y la amistad.
La sugerencia de Rebeca causa una ovación. Belinda alza su copa y brinda:
-Porque tengamos muchas otras celebraciones como esta.
-Y porque nunca dejemos de ser amigas -agrega Angelina con voz temblorosa.
-No vayas a llorar -le suplica Mercedes.
-Déjala, está en su casa -afirma Rebeca, la anfitriona.
-Además, cada quien... -Al sentirse observada por sus amigas, Georgina, quien casi nunca habla, se turba. Lo oculta desviando la vista hacia la marina que adorna el muro principal: -Qué precioso cuadro y qué buena reproducción. Parece un original.
-Tengo una idea: Ƒpor qué no celebramos nuestra próxima reunión en Huatulco? -Belinda agradece los aplausos.
-Qué padre que sigamos juntas después de tanto tiempo-. Mercedes levanta su copa: -Por nuestra amistad.
Las palabras de Mercedes acentúan el ánimo taciturno de Angelina. Deja su copa en la mesa y se sienta a llorar. Sus amigas la rodean y le preguntan qué le sucede. Pasado el desahogo logra sobreponerse y contesta:
-Pensé en Eugenia-. Angelina se vuelve hacia Rebeca: -ƑTe fijas?, será la primera vez que no nos acompañe.
-Les juro que estaba pensando en eso -musita Georgina.
-Ay, sí, qué pena: se me olvidó avisarle que la reunión iba a ser hoy. Rebeca, Ƒno la llamaste?
-No, porque no quise que viniera. A mi casa no vuelve.
La inesperada reacción de Raquel desconcierta a sus invitadas.
-ƑQué dijiste? -pregunta Mercedes, incrédula.
Angelina se apresura a tomar la palabra:
-Por favor, Rebeca, no digas nada-. Hace una pausa. -Eugenia acepta que cometió una tontería. Quiere que la perdones.
-ƑY cómo lo sabes?
-Porque me llamó. No soportó más y me lo explicó todo. Estaba preocupadísima. Quería hablar contigo pero le sugerí que dejara pasar un poco de tiempo.
-ƑMientras se me olvida? šEstás demente! Eso no lo olvidaré nunca y tampoco perdonaré a Eugenia-. Rebeca cierra los puños: -Cada vez que me acuerdo siento ganas de matarla.
-Hablas como si se hubiera metido con tu esposo-. Mercedes advierte que la expresión de Rebeca se ensombrece aún más: -ƑEso fue lo que pasó? Oye, šqué grueso!
-Meche, por favor -murmura Belinda.
Rebeca asume una actitud cínica y con una sonrisa perversa se dirige a Angelina:
-ƑYa estás satisfecha?
-Eugenia, Ƒun amante? Ni por aquí me pasó. ƑA ustedes sí? -balbucea Georgina.
-Caras vemos, chiquita-. Mercedes sonríe: -Tuve una prima a la que todo el mundo consideraba santa; claro, porque no dije las marranadas que hacía con mis hermanos detrás del tinaco. A lo mejor así es Eugenia.
-Tener un amante no es una marranada -declara Belinda.
-Tú lo sabías, Angelina, Ƒpor qué no nos dijiste nada -reclama Georgina.
-No es así. Ella no tuvo... Tú lo sabes mejor que nadie, Rebeca.
-Lo sé ahora, pero antes no y eso estuvo a punto de hacerme tronar en mi matrimonio, Ƒentienden?
-La verdad, no. ƑQué pasó? -exige Belinda.
-Que se los cuente Angelina, al fin que Eugenia -su amiga, la loca- ya se lo dijo.
-ƑPor qué le dices loca a Eugenia? -la voz de Georgina trasluce un reproche.
-Porque sólo a una chiflada se le ocurre una estupidez tan grande como esa -La afirmación de Rebeca hace que Angelina salga en defensa de la ausente:
-Eugenia es mi amiga y no voy a permitir que hables de ella así. Estoy de acuerdo en que cometió un error, pero Ƒsabes por qué? Por tu culpa.
-ƑCómo se te ocurre decirme eso, imbécil? -grita Rebeca.
-šNo la insultes, cálmate! -interviene Mercedes.
-No voy a tolerar que quiera culparme cuando sabe muy bien que la responsable de todo fue Eugenia. No me vean así, no estoy borracha. Digo la verdad.
-Yo también -La firmeza de Angelina impresiona a Rebeca. -ƑQuieres oírme por favor?
Rebeca niega con un gesto. Belinda le toca el hombro:
-Dale chance, déjala hablar -suplica Georgina.
-No saben lo que pasó. Si lo supieran comprenderían por qué estoy tan sentida con Eugenia-. Rebeca se alisa el cabello: -Por su culpa estuve a punto de separarme de mi marido. ƑSe imaginan? Es un hombre maravilloso, siempre se los he dicho.
-Por eso sucedió todo-. Angelina levanta la mano para impedir que Rebeca la interrumpa: -No lo comprendes porque tú no estás sola, tienes un esposo. Eugenia está sola.
-šNo! Tienes a su adorado Ezequiel. šMaldita! -Rebeca se desploma en el sillón.
-ƑEzequiel es el amante? -pregunta Georgina en voz baja. Angelina la reprende con la mirada y luego se dirige a Rebeca:
-Después de que tú y Eugenia discutieron, ella se puso muy mal y fue a verme a mi casa. Estaba como loca.
-Menos mal que al fin lo reconoces.
Angelina soslaya el tono irónico de Rebeca y sigue hablando:
-Le costó mucho trabajo decirme lo que había sucedido. Sé que hizo mal pero después de oírla acabé por entenderla, a lo mejor porque nuestras vidas se parecen-. Angelina apenas controla su emoción: -No lo tomen a mal pero me siento más sola cuando las oigo hablar de sus maridos y de sus hijos.
-Pero no por eso se te ocurre una imbecilidad como la que cometió Eugenia. ƑO sí?
-No, porque tengo una carrera y mi trabajo me fascina, Eugenia no. Imagínate que todos los días de su vida son idénticos: vive con sus padres, trabaja con ellos, y cuando sale también la acompañan. Una existencia así, comparada con la nuestra, hasta con la mía, se le fue volviendo intolerable hasta que se inventó una vida donde podía disfrutar el amor de un hombre.
-Todo ese rollo tiene que ver con su cobardía y no conmigo.
-No estés tan segura, Rebeca. Le hablaste tanto de tu felicidad que quiso tener una existencia como la tuya. Quería hablar de un hombre con el entusiasmo con que tú te refieres a tu esposo. Como en la realidad era imposible, inventó a "Ezequiel". Sin darse cuenta, el personaje se volvió cada día más interesante, apasionado, caballeroso.
-Tanto que me sedujo y empecé a desearlo, a hacer comparaciones estúpidas entre "Ezequiel" y mi marido-. Rebeca se cubre la cara con las manos: -Eugenia todo el tiempo me hablaba de las gentilezas que "Ezequiel" tenía con ella. El resultado fue que mi marido llegó a resultarme torpe, fastidioso, mezquino.
-Ezequiel, Ƒexiste o no? -pregunta Georgina.
-ƑQué no oíste lo que dijo Angelina? -grita Mercedes con impaciencia-, todo fue un invento de Eugenia, pero lo construyó tan bien que a Rebeca le pareció real y acabó por desearlo.
Georgina se vuelve a contemplar la marina en la pared:
-Ya entendí. Es como ese cuadro: no es el mar y sin embargo parece más verdadero que el mar.
-Algo así me sucedió-. Rebeca inclina la cabeza: -Me siento tan mal, tan estúpida, tan avergonzada ante ustedes.
-Por nosotras no te preocupes -dice Belinda.
-Mercedes, ayúdame: Ƒqué hago? -suplica Rebeca.
-Marca el teléfono de Eugenia. Si se da prisa alcanzará a celebrar con nosotras el Día del Amor y la Amistad.