Ť "Sólo los extremos me tocan", declaró alguna ocasión
Mañana se cumplen 50 años de ausencia de André Gide
Ť Es insustituible, pues decidió vivir para la verdad: Sartre
DPA
París, 17 de febrero. Cincuenta años cumple André Gide de ausencia terrenal. Un día de febrero, e1 19 para ser exactos, el escritor se volvió silencio, después de una prolija vida signada por la polémica, los extremos, la búsqueda frenética de la verdad y la duda, que en su caso fue siempre motor creador, como reconoció su colega Thomas Mann en un breve trazo de la personalidad de aquel hombre considerado uno de las más notables plumas del siglo XX, galardonado en 1947 con el Premio Nobel de Literatura.
A él "no le interesaban la tranquilidad, la satisfacción, la seguridad y el amparo espirituales", por el contrario, decía Mann, prefirió la intranquilidad, el estímulo de la complejidad, el misterio del conocimiento.
"La vida de Gide estaba llena de contradicciones. En vez de eliminarlas, siempre les agregaba otras nuevas", opinó el experto Eric Marty, quien recuerda cómo el pensamiento del francés tuvo en todo momento una posición de vanguardia.
"Desde el momento en que nació, Gide estaba condenado a desarrollar esas contradicciones. La educación rígida y las obligaciones estaban demasiado reñidas con sus propias necesidades", según el crítico literario Pierre Lepage.
"No me deja de causar cierto asombro que las cosas sean tal como son, y si de repente fueran diferentes, creo que eso no me asombraría. Sólo los extremos me tocan", declaró alguna vez el escritor, considerado un hombre tímido, poco comunicativo, patológicamente nervioso y narcisista.
Los textos de Gide están permeados por la eterna búsqueda de la verdad y la rebelión contra la historia, la moral, la sociedad y la Iglesia.
"En una época en que las ideologías y los dogmas brotaban como los hongos, no tuvo miedo de buscar la verdad, aun cuando ello implicara el riesgo de cometer errores y tener que rectificarlos", añade Lepage.
La Iglesia católica, a la que durante algún tiempo se sentía muy unido, no tardó en incluir su obra en el índice de libros prohibidos después de la muerte del escritor.
Gide nació en París el 22 de noviembre de 1869, en el seno de una adinerada familia protestante. En sus inicios como escritor se vinculó al círculo de simbolistas formado en torno a Stéphane Mallarmé. Sus primeras obras, entre ellas Los cuadernos de André Walter, aún mostraban rasgos esteticistas, pero pocos años después Gide volvió la espalda al simbolismo y a la austeridad puritana de su casa paterna.
En 1895 se casó con su prima Madeleine Rondeauxe, pero después, en la década de los veinte, confesó públicamente su homosexualidad; más tarde llegó a tener una hija con la hija de su mejor amiga.
Sin embargo, la vida y obra de Gide incluso llegaron a fascinar a sus críticos más acérrimos. El escritor y filósofo Jean Paul Sartre, por ejemplo, escribió poco después de su muerte: "Vivió para nosotros, una vida que se puede revivir mediante la lectura de sus libros. Gide es insustituible, ya que decidió vivir para la verdad".
Su vasta obra, por la que se le concedió el Premio Nobel en 1947, alcanza gran número de géneros: novela, libros de viajes, memorias, poesía, teatro. Es autor de Los alimentos terrenales (1897), El inmoralista (1902), Los sótanos del Vaticano (1914) o Los monederos falsos (1925) y, entre otras, Diario (1889-1951), considerada una de sus mayores obras.