LUNES Ť 19 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Picasso fue el primero que le compró un cuadro; sus lienzos hoy se venden en 2 mdd
Falleció Balthus; su obra es el verbo en el tesoro del silencio: René Char
Ť Las niñas, únicas criaturas que aún pueden pasar por pequeños seres puros y sin edad, decía
MONICA MATEOS-VEGA, AFP Y AP
El pintor francés Balthus falleció ayer en su chalet de La Rossinière, en Suiza, diez días antes de cumplir 93 años, informaron sus familiares. El sábado salió de una clínica donde estuvo hospitalizado unas cuantas horas, pudiendo regresar a su casa, un lugar enclavado en el silencio señorial de los Alpes suizos.
Balthus, considerado el pintor realista más importante del siglo XX, vivía ahí desde 1977 en compañía de su joven esposa de origen japonés, Setsuko Ideta, y la hija de ambos, Harumi, alejado de los periodistas pero pendiente de las noticias que suscitaban las exposiciones que le organizaban con frecuencia los museos suizos o franceses.
Apenas hace 15 días anunció que estaba escribiendo sus memorias, labor que estimaba concluir en un año. Los derechos de dicha obra estaban ya vendidos a varias editoriales. No se informaron las causas exactas de su deceso.
No había dejado de pintar desde que tenía 16 años. Convencido de que esa actividad era el único motivo que lo mantenía vivo, dedicaba a la misma más de diez horas diarias.
Una tarde, ya entrado en sus noventa años, preocupó a su familia cuando durmió la siesta vespertina más de la cuenta y su respiración era casi nula. Setsuko llamó al médico porque no podía despertar a su esposo pero, de repente, Balthus abrió los ojos y con su acostumbrada fortaleza explicó que había estado platicando con Dios, quien le dijo que todavía no concluía su misión. Sin decir más, se dirigió a su estudio y se puso a pintar.
Un artista veinteañero
Ayer el pincel de Balthus concluyó esa labor que produjo una obra -de unos 300 lienzos e innumerables dibujos- definida por el poeta René Char como "el verbo en el tesoro del silencio". Todas sus pinturas poseen una composición geométrica meticulosa que plasma una atmósfera misteriosa, casi mágica, con una ingenuidad calculada.
En Balthus, afirmaba su amigo Federico Fellini, el tiempo es inalterable; quizá por ello, al pintor le gustaba jugar con su edad: nació el 29 de febrero de 1908, por lo cual afirmaba tener 23 años, pues sólo cada cuatrienio le sumaba uno a su cuerpo y mil a su espíritu; "nací en este siglo, pero pertenezco mucho más al XIX", decía.
Proveniente de una familia polaca de alcurnia, su verdadero nombre fue Balthazar Klossowski de Rola; tenía el título nobiliario de conde. El mundo artístico lo reconoció por sus pinturas de niñas y jovencitas en actitudes que acarician la frontera entre la inocencia y el erotismo, como si fueran captadas en el primer segundo de su vida de mujeres que se saben deseables. Pero Balthus también es el gran pintor de paisajes, gatos y naturalezas muertas que completan una obra con elementos surrealistas.
En el catálogo de la exposición que presentó en 1949, en Nueva York, otro de sus grandes amigos, Albert Camus, escribió: "Escoge las modelos y fija en el lienzo la emoción y la escena al mismo tiempo, con tal precisión que nos parece contemplar, como a través de un espejo, que los personajes se encuentran en una suerte de encantamiento que los ha petrificado, no para siempre sino por un instante, después del cual se restablece el movimiento."
Sus padres fueron pintores, por lo que creció rodeado por creadores como Monet, Gide, Bonnard, Giacometti y Derain, viajando entre Francia y Suiza, hasta que su madre se estableció en París. Uno de sus primeros mentores fue el poeta alemán Rainer Maria Rilke, quien sorprendido por el talento del adolescente escribiría el prefacio de una serie de dibujos realizados por Balthus en 1921. Pablo Picasso fue el primero que le compró un cuadro, pintado en 1934.
Acerca de sus retratos de muchachas, el artista afirmó en una entrevista al Herald Tribune: "Las niñas son las únicas criaturas que todavía pueden pasar por pequeños seres puros y sin edad. Las lolitas nunca me interesaron más allá de esta idea".
Los más importantes museos de Nueva York y París le dedicaron grandes retrospectivas en 1984. No asistió a ninguna. "Balthus es el pintor de quien nada se conoce, excepto lo que aquí se ve", escribiría él mismo para la presentación de las muestras. "Raro" y "discreto", sus amigos lo llamaban también "el emperador renacentista", "un príncipe de Transilvania"
Desde hace un año, existe un catálogo de la obra completa de Balthus, realizado por el francés Jean Clair, uno de los mejores especialistas del pintor. Este libro permite descubrir las 350 obras del pintor conocidas hasta hoy, y unos mil dibujos inéditos.
Sus pocas pinturas vendidas alcanzaron los precios más altos para artistas vivos: hasta 2 millones de dólares en subasta. El resto forma parte de diversos museos de arte en Estados Unidos, Francia, Suiza, Gran Bretaña y Japón. El Museo de Arte Moderno de la ciudad de México exhibe un estudio al óleo para su obra titulada El sueño.
Entre 1961 y 1978 fue consejero especial de André Malraux, entonces ministro francés de cultura bajo el gobierno de Charles de Gaulle. De su primer matrimonio, con la suiza Antoinette von Wattenwyl, tuvo dos hijos, Stachou y Thadée. En 1967 contrajo segundas nupcias con una japonesa 35 años menor que él e hija de una familia de samurais.
Hoy el "gran señor luciferino", el "eremita de la luz", cumple su palabra: "Si me retirara de la pintura, sería como retirarme de la vida, del esplendor único, de la belleza a la que Dios me ha enviado."