LUNES Ť 19 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť El escritor se atrevió a convertir la vida en una obra de arte, afirman colegas suyos
Presentan Las amarras terrestres, de Abigael Bohórquez
MONICA MATEOS-VEGA
El escritor sonorense Abigael Bohórquez es recordado por sus colegas como un "poeta forastero" que llegó a la ciudad de México "con la osadía de convertir la vida en una obra de arte".
Durante la presentación de la antología Las amarras terrestres (editada por la UAM), en el Palacio de Bellas Artes, ayer se dieron cita para comentar la obra Guillermo Samperio, Juan Carlos Bautista, René Avilés Fabila, Severino Salazar, Evodio Escalante y Dionisio Morales; este último, responsable de recopilar los diez poemarios que Bohórquez publicó entre 1960 y 1994.
Nacido en Caborca en 1936 y fallecido en 1995, el poeta fue también un apasionado del teatro experimental. Vivió durante mucho tiempo en el sur del país y publicó más de 18 libros de poesía y teatro. Perteneció a la llamada "corriente subterránea". Los especialistas consideran que su obra es clave para comprender la "renovación poética" de la literatura contemporánea en México.
También fue uno de los primeros escritores que habló de su homosexualidad, por lo cual se convirtió en "un caso mitológico, cuyos versos se leían en secreto y se consideraban subversivos", dijo Bautista.
Carlos Pellicer afirmaba que Abigael Bohórquez era el primer vate importante que da el norte. "México tiene en este joven a un poeta extraordinario".
Pese a ello, Abigael fue relegado de la gran mayoría de las antologías importantes de la poesía nacional, y su obra se publicó en ediciones casi marginales, de escaso tiraje.
Dionisio Morales escribió en el prólogo de Las amarras terrestres. Antología poética (1957-1995): "Algunos lectores se preguntarán por qué una antología tan vasta. Puedo mencionarles dos razones: una: es la primera ocasión que tienen entre sus manos la obra reunida de un poeta importante, casi desconocido en el ámbito de nuestras letras, y por eso era necesario caer en el 'exceso'; dos: su poesía lo amerita."
Susana Alexander y Carlos Bracho leyeron algunos poemas que, entre otros temas, abordan temas como la ciudad-desierto, el amor por su madre, y "el sida de todos tan temido". La tertulia concluyó con los versos: Vengo a estarme de luto/ porque puedo./ Porque si no lo digo/ yo/ poeta de mi hora y de mi tiempo,/ se me vendría abajo el alma, de vergüenza,/ por haberme callado.