LUNES Ť 19 Ť FEBRERO Ť 2001

EL ECO Y LA SOMBRA

Ricardo Yáñez

Los nunca siempre otros

ESTO ES LO que quiero decir, Ƒpero qué me quiere decir lo que quiero decir?, dice el que escribe, el que pinta, incluso el que actúa. Este lenguaje que digo es mi lenguaje, pero Ƒlo es porque lo decido o porque él así lo ha decidido? La pregunta tiene su mucho de su ociosidad, y su granito de pertinencia. Pero esa pertinencia, ese granito, es lo que importa. Y tiene que ver con lo que nombramos vocación.

VOCACION, DIGAMOSLO de este modo, es el habla mejor, en nosotros, que de nosotros mejor habla. Nunca en elogio ni en deturpación, sino en ser mismo. La vocación es el impulso a hacer lo que nos hace, a hacer verdad lo que en verdad nos hace. Es, concluyamos los juegos de palabras, ciertamente el impulso que nos hace tender hacia lo que nos hace verdaderos.

ƑY ESE TORNARNOS verdaderos, cómo se da, más puntualmente preguntado, cómo se logra? Yo digo que la respuesta a lo primero no es tan dificultosa, cuestión de regresar la mirada a los momentos en que sentimos, tan efectiva como eficientemente, no tanto que éramos conciencia hecha verdad, sino verdad siendo conciencia. A la segunda se puede responder a partir de la observación de lo que entonces ocurrió, del recuerdo observado con la mira puesta en el futuro; mas, debe intuirse, ese poner la mira allá es desde luego y ya un estar actuando desde aquí una verdad a profundizar, la nuestra.

ƑY LA NUESTRA -no me quiero perder en este punto, pero abordémoslo- qué es, que quiere decir "nuestra"? ƑNo hay demasiada vaguedad en ello, el adjetivo? ƑSería mejor hablar de tu verdad, de mi verdad, de la verdad de cada quien? Una verdad, me digo, es siempre una verdad de más de uno, por tanto: nuestra. Pero aceptemos que en tratando de vocación, ese ojo de agua de lenguaje del que procede todo lenguaje cierto en cada uno, ese lenguaje es más de uno que de los otros, sí, pero podemos sin duda ponernos de acuerdo en esto, siendo de uno es imposible que no sea para los otros, es, por ende (y no sé si escribir aquí: también), de los otros.

EN EL FONDO repetimos una bobada -pero no hay superficie sin profundidad-, la que nos informa que es necesario, para que de lenguaje efectivamente pueda hablarse, más de un habitante de esa zona, ese lenguaje; que ese lugar o propiedad, para ser habitados vivamente, requieren ser comunes, de la comunidad.

EL QUE ESCRIBE, si escribe para sí, Ƒpara qué escribe?

RIESGOSA LA pregunta, Ƒverdad?, la frase, que nos hace pensar que escribir para sí no es siempre no publicar, sino con qué interés se publica, no siempre no ser fácilmente accesible, sino a qué accederá el que (ennumeremos Góngora, Lezama, Vallejo, no pocos filósofos), dificultosamente o no, acceda a ese lenguaje desde sí, desde uno, para (y ese para, podría comprobarse, es siempre y también un simple y llano desde) los demás, la comunidad, los nunca siempre otros.