MARTES Ť 20 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Autor de El secreto del verso, manual para la enseñanza-aprendizaje del género
Talleres y talleristas de poesía muchas veces frustran vocaciones, asevera Oscar Wong
Ť Un ciego no puede guiar a otro ciego, por eso el INBA debería regularlos, propone
Ť ''El Plan Nacional de Desarrollo debe basarse en el vínculo educación-cultura''
ANASELLA ACOSTA NIETO
El poeta es Adán en el primer día mundo. Nombra las cosas, luego mira su interior y lo transforma para finalmente contemplar su entorno y convertirlo en experiencia de vida más allá de la escritura. En este proceso ''un ciego no puede guiar a otro ciego", afirma Oscar Wong, quien demanda regular la existencia de los talleres literarios que muchas veces frustran aspiraciones.
Wong revela El secreto del verso: ritmo, imagen y lenguaje estético en consagración con la percepción emotiva. Se trata de un novedoso manual para la enseñanza-aprendizaje en los talleres de apreciación poética, que comenzó a circular esta semana.
Si bien Wong (Tonalá, 1948), chiapaneco de ascendencia china, reconoce en el libro (publicado por Linajes Editores) que no se puede enseñar a nadie a ser poeta, sí distingue dos momentos en la creación: ''Cuando el poeta está dominado por ese furor demoniaco, como dice Platón, y suelta la emoción que es un factor muy elemental según la Poética de Aristóteles. Después viene la parte de la inteligencia, el conocimiento de la perceptiva, de la gramática, el conocimiento del verso".
Lo ideal, afirma el también ensayista, narrador y crítico literario, es que ''el poeta conserve esa emoción inicial y que se logre el equilibrio total. Debe haber emoción, sensibilidad, pero también el ejercicio de la inteligencia, equilibrado. Por eso no cualquiera puede ser poeta".
El antologador de poesía chiapaneca (Chiapas. Nueva fiesta de pájaros, editorial Praxis, 1998) también distinguió un nivel de iniciación y de formación en el poeta, aunque aclaró:
''Lamentablemente hay muchos talleres que te pueden deformar, pues un ciego no puede guiar a otro ciego."
El señuelo de los ''falsos prestigios''
Al revivir la polémica acerca de la proliferación de talleres que frustran las aspiraciones de los creadores, Wong, cuyos estudios sobre José Gorostiza son reconocidos incluso por la UNESCO, consideró que el Instituto Nacional de Bellas Artes, legitimado a través del Congreso, debería regular esta situación. ''Existe una proliferación de talleres, o de talleristas, que a veces no están capacitados para esto, entonces echan a perder vocaciones, las frustran".
Lo ideal, abunda, ''es no dejarse llevar por el prestigio, porque también tenemos falsos prestigios. En México te perdonan todo, lo que no te perdonan es el talento. Puedes robar y llegar al Congreso o hasta la Presidencia, pero si realmente hay alguien con talento siempre buscan eliminarlo, ningunearlo. Es una buena política para el sistema oficial que tenemos en México".
Para Oscar Wong, hoy la elite cultural encargada de otorgar premios, becas y reconocimientos en general ha sido invadida por la corrupción.
''Las becas debían ser apoyos para las personas que trabajan, no canonjías o premios de consolación, porque si no yo tendría que esperar que llegue a los 80 años y ya me esté muriendo para que me den un premio o alguna beca."
El problema esencial del país, no sólo en el ámbito literario sino nacional, es la educación, consideró el también ex subsecretario de Cultura del gobierno chiapaneco (1982-84). Por ello, dijo, ''el Plan Nacional de Desarrollo debe estar basado en el vínculo educación-cultura, si no creemos en eso, estamos fritos. Debe haber inversión, pero de forma paralela al proyecto de educación y cultura. Cómo sacas al buey de la barranca -se pregunta y responde-, pues ponle asideros, asideros de educación y cultura y automáticamente habrá ese desarrollo social y no habrá más Chiapas, Yucatán Tabasco, no habrá más concertacesiones''.
Wong insiste en que el INBA debería recordar ese principio de autoridad que tiene y buscar programas vinculados con la educación formal desde la primaria. Destacó la importancia de que los escritores becados se acerquen al sector educativo y compartan textos.