Ť Estupor de la OTAN ante la contraoferta de Rusia al escudo defensivo estadunidense
Propone el Kremlin crear un sistema europeo de defensa antimisiles
Ť George Robertson prometió estudiar la iniciativa, pero en Bruselas dijeron que es "inviable"
Ť El secretario general de la alianza bélica dijo que no da por descontado el ingreso ruso a ella
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 20 de febrero. Vino a vender las supuestas bondades de la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el este y, por lo pronto, se llevó una sorpresa: la contraoferta rusa al "escudo antimisiles" promovido por el gobierno del presidente George W. Bush.
Atónito, con el rictus de sonrisa que marca el rostro de los funcionarios cuando no atinan qué decir, George Robertson, secretario ge-neral de la OTAN, conoció los de-talles de la nueva iniciativa por conducto del mariscal Igor Sergueiev, ministro ruso de Defensa.
Se trata de crear un sistema eu-ropeo de defensa antimisiles no estratégico, esto es, no enfocado como el estadunidense a protegerse de cohetes intercontinentales, sino de misiles de mediano y corto alcance, que no alteraría los términos del acuerdo ABM sobre misiles antibalísticos de 1972.
La propuesta consta de tres etapas, y en la primera, ya que Estados Unidos argumenta que su "escudo antimisiles" tiene el propósito de contener a Irak, Irán, Corea del Norte y otros países próximos a acceder a tecnologías nucleares, reunir a expertos rusos y de la OTAN para determinar hasta qué punto es factible que un país europeo sea atacado con mi-siles de mediano y corto alcance.
En la segunda etapa, y en caso de que se concluyera que la amenaza existe, los mismos expertos tendrían que estudiar cómo neutralizarla con medidas políticas y de otro tipo, pero aún no militar.
Y sólo en la tercera etapa se di-señaría un sistema conjunto de de-fensa antimisiles para Europa, que tendría características móviles pa-ra ser emplazado en sitios neurálgicos y no como costosísimo pa-raguas para todo el continente, con la suficiente flexibilidad de que sus componentes sean reubicados según las circunstancias.
Estados "delincuentes"
Por el secretario general de la OTAN, que prometió diplomáticamente a Sergueiev que estudiaría el planteamiento, respondieron en Bruselas portavoces no identificados de la alianza que, aun sin haber visto los papeles entregados a su jefe, filtraron que la iniciativa de Rusia es "inviable".
Ya repuesto de la sorpresa, Ro-bertson intentó darle la vuelta a la iniciativa rusa y declaró, al término de la conversación que sostuvo con el presidente Vladimir Putin, que le da la bienvenida porque "muestra que Moscú, por fin, re-conoce el peligro de un posible ataque de los estados delincuentes", interpretación de la preocupación rusa de que sea afectado el equilibrio estratégico con cambios unilaterales al acuerdo ABM.
Putin no dio por hecho que exista el peligro que mencionó Ro-bertson y menos habló de estados delincuentes, término inventado por la Casa Blanca para justificar un multimillonario gasto en beneficio de los grandes consorcios de la industria armamentista estadunidense, quizá la verdadera razón del "escudo antimisiles", pero sí reiteró que la expansión de la OTAN representa una amenaza para los intereses de seguridad de Rusia.
Con la probable admisión de nuevos miembros en la cumbre de Praga, en 2002, el enclave de Kaliningrado, el antiguo Köninsberg prusiano, podría quedar como una porción de territorio ruso rodeado de países de la OTAN, y de ser así Rusia se verá obligada a emplazar armas, sin excluir las nucleares.
En este punto, principal factor de irritación en las relaciones de Rusia y la OTAN, no se logró ma-yor avance, más allá del intercambio de frases de cortesía, en todo caso algo mejor que la virtual ruptura de 1999, a raíz de los bombardeos de la OTAN a Yugoslavia.
Putin se mostró satisfecho de que la OTAN "no considera a Ru-sia como enemigo" y Robertson afirmó que no daría por descartado el ingreso de Rusia a la alianza, revirando el famoso "por qué no" que pronunció el presidente ruso, el año pasado, en una entrevista a la BBC de Londres.
Serguei Ivanov, secretario del Consejo de Seguridad ruso y bra-zo derecho de Putin, salió al paso del hipotético ingreso de Rusia a la OTAN al recordar al agente 007: "Nunca digas no, es lo único que puede decirse por ahora".
La visita de Robertson se produjo en un momento de creciente tensión entre Moscú y Washington, cuya relación empezó a deteriorarse a partir de la llegada de Bush a la Casa Blanca, por el re-ciente bombardeo a Bagdad por parte de Estados Unidos y, como simple comparsa, Gran Bretaña.
No en vano lo primero que hizo Robertson al llegar a Moscú fue distanciar a la OTAN del cuestionable derecho de asestar golpes preventivos a Irak, que se atribuyeron dos de sus miembros.
La explicación de que la OTAN "no tuvo ninguna participación en esta actividad particular", más aún por boca de un ex ministro de Defensa británico, no disminuyó el malestar ruso y, de una forma o de otra, Putin se negó a recibir hoy a una delegación de congresistas estadunidenses que presuntamente le traían un mensaje de Bush, lo cual después fue desmentido por la Casa Blanca.
El republicano Curt Weldon, que ayer anticipó ser portador del mensaje de su presidente, aclaró hoy que el remitente no era Bush, sino el titular del Pentágono, Donald Rumsfeld, que propone que el Kremlin y Estados Unidos realicen investigaciones conjuntas sobre defensa antimisiles.
Mientras se aclara finalmente quién le mandó a quién el mensaje, el diputado Andrei Nikolayev, presidente del Comité de Defensa de la Duma, anticipó la respuesta de Rusia: "La invitación de Estados Unidos, por definición, es inaceptable, pues nada tenemos que hacer en un sistema concebido co-mo nacional, de un solo país".
No es sólo la opinión de un di-putado: Nikolayev tiene rango de general y se menciona como uno de los más probables sucesores del mariscal Sergueiev al frente del Ministerio de Defensa ruso.
Reanimación de la guerra fría
Aunque son asuntos que aparentemente no guardan vinculación di-recta, se tiene aquí la impresión de que el anuncio, este mismo martes, de la detención de un ex agente del FBI como espía ruso, no es sólo un nuevo episodio que confirma el deterioro de la relación bilateral y reanima el ambiente de la guerra fría, que se creía ya se-pultado para siempre.
De alguna manera, la noticia opa-có la propuesta del Kremlin a la OTAN y, por lo menos, llama la atención la coincidencia de fechas, pues hay elementos para suponer que la identificación del espía, co-mo sucede en estos casos, fue posible por la delación de un "diplomático" ruso que desertó el otoño pa-sado, hace varios meses.
También es cierto que la propuesta y la detención, por su parte, relegaron a segundo plano otra noticia que, esta vez, hará poca gracia en Washington. Sin mucho ruido, concluyó esta noche en Moscú la reunión de la comisión mixta de cooperación técnica y militar entre Rusia y China.
Los acuerdos alcanzados, una presumible e importante venta de novísimas armas rusas a su poderoso vecino oriental, entre otros, los dará a conocer el propio Putin cuando reciba este miércoles en el Kremlin al jefe de la delegación china, para sellar así un acercamiento que en los hechos fue propiciado por Estados Unidos.