JUEVES Ť 22 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Camacho Solís critica actuación de Fox en el conflicto

A la rebelión zapatista se le debe la alternancia en el 2000

Ť Generan provocaciones, declaraciones de panistas, dice

ANDREA BECERRIL

El primer comisionado para la paz en Chiapas, Manuel Camacho Solís, consideró que el gobierno de Vicente Fox debe hacer a un lado el falso debate en torno a las medidas de seguridad a la marcha zapatista, ya que está en sus manos adoptar las medidas preventivas necesarias para que puedan transitar sin incidentes por el territorio, sin ostentación de la fuerza pública y sin pretender que el subcomandante Marcos acepte que la policía los escolte de Chiapas al Distrito Federal.

De su experiencia en aquellas primeras pláticas con el jefe rebelde en San Cristóbal de las Casas, desprende que el subcomandante Marcos es "un negociador muy duro", una gente con la que se puede hablar y llegar a entendimientos, "pero siempre y cuando no se le trate de engañar.

"Lo que se requiere es que el gobierno de Fox tenga una posición clara sobre la marcha del EZLN, porque las declaraciones encontradas de miembros del PAN o de gobernadores panistas, como el de Querétaro, causan mucha confusión, y los riesgos de que haya provocaciones aumentan", indicó.

Necesario adoptar una política de Estado
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Camacho Solís consideró que Fox tiene que convencer a Diego Fernández de Cevallos y a todos aquellos que se resistan a la caravana zapatista, de la necesidad de adoptar una política de Estado en torno al conflicto chiapaneco.

En aquellos primeros días de 1994, luego de la declaración de guerra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y de la tregua decidida por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, la situación, considera, era aún más grave y tensa, pero "aún así, comprobé que hablando con la gente se podían vencer la mayor parte de las resistencias".

Detalló que encontró fuertes resistencias de muchos sectores y del régimen en general a llegar a un arreglo con el grupo armado. "Pero, mi experiencia es que se podía llegar a un nivel de comunicación serio y honesto con el Ejército Mexicano, que debía intentarse, y se logró. E igual ocurrió con el gobierno chiapaneco, que era priísta, con el mediador Samuel Ruiz, con cada una de las fuerzas políticas".

Agregó que a la rebelión zapatista se debe el acuerdo del 27 de enero de 1994, que es el que posibilitó las elecciones federales de ese año y permitió la alte  rnancia en el 2000. "Quiero recordar que ese acuerdo entre las fuerzas políticas lo firmaron los candidatos presidenciales Cuauhtémoc Cárdenas, Luis Donaldo Colosio y el propio Diego Fernández de Cevallos".

Se pregunta luego por qué Fox no habla con Fernández de Cevallos ahora y trata de convencerlo. "Diego siempre ha tenido posiciones muy claras. Dice que está en contra de las capuchas y lo seguirá diciendo, porque así es él, pero hay que apostar a la otra parte de los políticos y convencerlos".

Pero, advierte, "a Fernández de Cevallos no lo van a convencer, con base en amenazas, de colaborar para que se dé una salida política al conflicto chiapaneco. Hay que demostrarle buenas razones".

A su juicio, una movilización como la que habrá de iniciar el EZLN el próximo domingo en San Cristóbal de las Casas, no debe ser motivo de preocupación para el gobierno federal, sino motivo de gusto, aunque los rebeldes no quieran hablar ahora con el Ejecutivo federal.

"Si se tiene experiencia política, se entenderá que el mismo hecho de estar protestando de manera pacífica, es ya establecer el diálogo, aunque no se sienten a la misma mesa. Además, una cosa es que los zapatistas no quieran ir por el mismo rumbo de la clase política y otra que no quieran el diálogo, por eso su movilización debe verse como una oportunidad de ir hacia la solución definitiva.

Camacho Solís detalló que es una falta de visión centrarse en el debate sobre la seguridad de la marcha.

"Todo mundo esta pensando en eso y toman decisiones que no van a funcionar, como si se quisiera casi que los delegados del EZLN vinieran en avión, les armen el foro y después se retiren, pero no es así, los zapatistas andan en otra cosa, en la construcción de un movimiento político, social y por tanto, para ellos es central el control de la calle, de las carreteras, las alianzas que se vayan generando, la movilización que acompañe a esta caravana. No entender esto es desconocer la naturaleza del problema".

Además de su labor como comisionado para la paz en Chiapas, en el inicio del conflicto, el ex regente participó en otras negociaciones políticas en torno a protestas sociales, como las del magisterio a finales de los ochenta, y ello lo lleva a concluir que "cuando existe una posición clara al interior del gobierno, las posibilidades de provocaciones son mínimas.

"La interrogante aquí es ¿cuál es la posición real del gobierno de Fox? Si es la que dice el Presidente, si vamos de una vez a hacer el esfuerzo para hacer la paz, eso va a bajar las presiones y los riesgos. Pero si no es así, y no hay una coalición político social que respalde la paz, la provocación se vuelve un instrumento eficaz".

Recordó que en los 11 días de conversaciones con el subcomandante Marcos y los demás dirigentes del EZLN en San Cristóbal, decidió "jugársela" en lo que se refiere a las medidas de seguridad. "Por eso yo acompañé de regreso a Marcos, después de que terminaron los diálogos. Fuimos en el mismo vehículo, porque estaba comprometido con una salida política, y no quería correr el menor riesgo. Por eso estuve también siempre compartiendo el lugar con los zapatistas en la casa del obispado".

El subcomandante Marcos no aceptará el resguardo de la policía

Reconoce, sin embargo, que ahora, siete años después, es otro momento y está cierto que el subcomandante Marcos no va a aceptar que la policía acompañe su marcha, ni que traten de engañarlo o que no haya una postura clara. Finalmente, advirtió, las declaraciones absurdas, como la del gobernador de Querétaro, lo que van a hacer es fortalecer el zapatismo, y perjudicar tanto a Fox como al PAN.

Su conclusión es que el guanajuatense debe demostrar, más allá de declaraciones, que quiere la paz realmente y está dispuesto a pagar el costo político que significaría la reforma constitucional indígena.

El otro escenario será postergar el problema, "pero ahora con más fuerza del EZLN. luego de su marcha al Distrito Federal".