DOMINGO Ť 25 Ť FEBRERO Ť 2001

SEMANA POLITICA

EN ESTADOS UNIDOS


JIM CASON Y DAVID BROOKS
CORRESPONSALES

Ť Los escándalos de Clinton salpican a Hillary Rodham

Ť La percepción en el país es que es una pareja en venta

Washington, 24 de febrero. ƑSo-brevivirá Hillary Rodham Clinton? La ex primera dama y ahora senadora por Nueva York, quien defendió a su marido durante sus incontables affaires sexuales en todo el proceso de destitución presidencial por encubrir su relación con una becaria de la Casa Blanca, y en investigaciones en torno a manejos fi-nancieros sospechosos, ahora lucha por su propia vida política ante acusaciones de corrupción y compra de votos.

Este fin de semana, el FBI y una fiscal federal en Nueva York comenzaron una investigación criminal formal para determinar si la senadora Clinton arregló el perdón legal presidencial de cuatro líderes presos de una comunidad Hasidim el estado de Nueva York, a cambio de los votos de sus miembros en la última elección legislativa.

La investigación empieza poco después de darse a conocer que el hermano de la senadora, Hugh Rodham, aceptó 400 mil dólares por sus servicios al promover el perdón presidencial de Clinton para un narcotraficante y un inversionista estafador (el hermano regresó el dinero a fines de la semana por presiones de los Clinton).

"Uno tiene que empezar a preguntarse sobre la integridad y honestidad de esta da-ma, además de su inteligencia, cuando es-tas cosas siguen pasando", comentó a la Ap Cindy Gallo, una maestra jubilada del estado de Nueva York que votó por Hillary Clinton. "ƑCuántas veces puede uno ser la víctima inocente?", se preguntó.

Hillary Clinton no ha sido condenada por delito alguno, pero las nuevas acusaciones sugieren, al menos, que ella y su marido no consideran que tienen que vivir bajo las mismas normas que otros ciudadanos o políticos. En su último día como presidente, Clinton otorgó más de cien perdones y algunas versiones sugieren que por lo menos existe la apariencia de que algunas personas que financiaron las ambiciones políticas de Hillary, o que dieron donativos a la familia, recibieron a cambio perdones no necesariamente justificables.

Por ejemplo, Hugh Rodham reconoció haber recibido 400 mil dólares a cambio de sus servicios exitosos para obtener un perdón presidencial para un narcotraficante de cocaína encarcelado y para un estafador condenado. Hillary Clinton y su marido in-sistieron en que no tenían conocimiento de los pagos al hermano, pero Clinton sí otorgó perdones a estos individuos a pesar de las objeciones del Departamento de Justicia. Los dos individuos también habían ofrecido contribuciones financieras sustanciales a políticos californianos influyentes que cabildearon a Clinton a su nombre.

Las acusaciones de esta semana surgen después de semanas de controversia sobre el perdón al financiero prófugo Marc Rich, uno de los hombres más buscados por el FBI y acusado de uno de los fraudes fiscales más grandes de la historia (una evasión fiscal de más de 40 millones) y de realizar envíos ilegales de productos a Irán en los 80. Rich y un colega obtuvieron sus perdones presidenciales luego de contribuciones indirectas a las campañas políticas de la pareja Clinton, así como una contribución de unos 450 mil para la construcción de la biblioteca presidencial del ex mandatario (todo a través de la ex esposa de Rich).

Parece que el dinero es la clave de mu-chos de estos perdones. Roger Clinton, medio hermano del ex presidente, solicitó a Clinton perdonar a seis de sus amigos, algunos de los cuales había conoció en la cárcel, cuando cumplió una condena por delitos de droga. Ninguno de los seis narcos fue perdonado, pero el medio hermano sí recibió uno. Roger Clinton comentó al diario Los Angeles Times que no recibió pago a cambio de sus esfuerzos para ganar los perdones de sus cuates y, hasta donde sabe, ninguno de los seis hizo contribuciones políticas para las campañas de los Clinton. Tal vez ese fue el problema.

Durante las últimas semanas de su presidencia, cientos de personas buscaron co-municarse con Clinton, familiares y amigos íntimos que buscaban un perdón presidencial por sus delitos. El tesorero de la campaña al Senado de Hillary Clinton re-conoció esta semana haber recibido unos 4 mil dólares a cambio de su ayuda para ob-tener el perdón presidencial de dos hombres de Arkansas condenados por evasión fiscal, quienes también contaban con el apoyo de Harry Thomason, un productor de Hollywood y amigo de Bill Clinton. (Thomason reconoció su papel en este esfuerzo, pero negó haber recibido pago).

Los presidentes en este país tienen la prerrogativa de otorgar un perdón a quien gusten, aunque casi siempre con el consenso del Departamento de Justicia. En varios de estos casos, Clinton decidió hacerlo sin el visto bueno de los abogados del gobierno. Ahora goza las repercusiones de sus decisiones de última hora a nivel tal que Bill y Hillary Clinton continúan ocupando las primeras planas del país, a veces relegando a un lugar secundario las actividades del nuevo presidente, George W. Bush.

Pero ahora el asunto de los perdones amenaza la carrera política de la senadora Clinton. Hace sólo dos meses, la ex primera dama tenía que rechazar versiones según las cuales estaría considerando lanzarse pa-ra la presidencia en los próximos años, al aprovechar su alto perfil como una de las figuras políticas más importantes del país, pero ahora se encuentra bajo investigación por las autoridades federales y por dos co-mités del Congreso.

El caso que podría ser más dañino para ella es el perdón de Clinton a los cuatro líderes Hasidim, quienes fueron condenados a cárcel por robar más de 40 millones en fondos federales. Sin embargo, los fiscales reconocen que podría ser difícil comprobar que los Clinton ofrecieron este perdón a cambio del voto de los mil 400 miembros de esa comunidad judía.

Claro, los Clinton han logrado sobrevivir las controversias y ataques aún más severos, pero los nuevos escándalos parecen confirmar que Hillary no intentará regresar a la Casa Blanca como presidenta en el año 2004. La suerte extraordinaria de los Clinton podría estar llegando a su fin, así como la tolerancia del público y su credibilidad, que sorpresivamente habían conservado. Benjamin Carpenter, de Nueva York y representado por Hillary en el Se-nado, comentó a la agencia Ap que tal vez es tiempo de que los Clinton "caminen por todas partes con un anuncio que diga 'en venta' en sus espaldas".