Ť La presentación de la primera obra editada
por Carlos Payán, homenaje al arte y la amistad
Los recuerdos y el olvido como forma de medir el tiempo, propone Villoro
Ť Borges y Cardoza y Aragón, fuentes de inspiración para el relato Ť El libro-objeto incluye 12 grabados de Vicente Rojo Ť El trabajo tiene una edición limitada de 75 ejemplares
ANGEL VARGAS
Según Juan Villoro, cada quien mide el paso del tiempo en relación con sus recuerdos, pero también con lo que necesariamente olvida.
Ese tema, el de explorar la memoria y la desmemoria, es la propuesta que el escritor vierte en la parte literaria del libro-objeto Tiempo líquido. La otra parte es visual; consiste en 12 grabados realizados por Vicente Rojo.
La presentación de este volumen, ocurrida ayer, congregó varios aspectos, pues no sólo significó la incursión oficial de Carlos Payán a la edición, sino también un acto en el que se le rindieron tributo a la amistad y al compromiso que se debe tener con ella.
La ceremonia fue breve y sencilla. También emotiva. De pie, charlando familiarmente con los asistente a la sede de Tiempo Extra Editores, el ex legislador y productor televisivo hizo mención de las diversas historias que se concentran en su primer trabajo editorial en forma.
Entre ellas, recordó algunos de los proyectos que ha emprendido al lado de su viejo amigo Vicente Rojo, que van desde un libro realizado en los años sesenta para apoyar a los presos políticos recluidos en Lecumberri ?era una época, dijo, que si uno tenía corazón debía ser comunista?, hasta la fundación de La Jornada.
Habló también de su relación con Juan Villoro, a quien hace unos años invitó a dirigir el suplemento La Jornada Semanal y con el que desde entonces ha realizado varios trabajos, como una película que actualmente produce con guión del escritor.
Carlos Payán agradeció a su hijo Emilio haber cumplido un añejo sueño de montar un taller de grabado; anhelo que, aclaró, tuvo sus orígenes en un proyecto emprendido hace varios ayeres en Estados Unidos, en el que la encargada no dejaba salir a los grandes artistas que allí llegaban hasta que entregaban su obra.
De Tiempo líquido enfatizó que se trata de un "homenaje a la vida, a la amistad, a la creación y, por supuesto, un gran homenaje a la vista".
En el segundo piso del edificio que alberga la sede de
Tiempo Extra Editores, ubicado en San Angel, los asistentes comentaban
entre sí el ludismo de los grabados de Vicente Rojo, los cuales
semejan una fusión entre hoja de calendario y un juego de mesa.
Juan Villoro sucedió a Payán en el uso
de la palabra. Y se encargó de explicar el sentido del relato que
acompaña a las láminas, cuyo punto de partida fue el cambio
de siglo y de milenio.
Señaló que se trata de una historia divida en 12 episodios y sumamente triste, lo cual contrasta con lo festivo y colorido de la obra de Rojo. "Dice Tito Monterroso que todo buen cuento es triste, lo cual no quiere decir que todo cuento que sea triste sea bueno. A mí me salió un cuento tristísimo, aunque no lo quise hacer como para forzar la posibilidad de que fuera un buen cuento", precisó
Se trata de la historia de dos personajes, uno que puede olvidar y otro que no, y que tuvo como punto de partida un cuento de Jorge Luis Borges y un poema de Luis Cardoza y Aragón.
''Me parece muy importante pensar que el paso del tiempo tiene que ver con nuestra valoración en la memoria. Cualquier persona que haya sobrevivido a un dolor, a un sufrimiento, a un caída o a un desastre ha muerto de alguna manera. Un sobrevivente es un muerto que recuerda, es alguien que sigue en vida, pero que está perseguido por sus recuerdos dolorosos", comentó el escritor.
"Entonces una de las cosas de las que está constituido el tiempo percibido por los hombres es no sólo de lo que recordamos, sino de aquello que sanamente tratamos de olvidar".
Villoro, al igual que Payán, enfatizó el doble valor de Tiempo líquido, del cual se hizo una edición limitada de 75 ejemplares. Resaltó los valores estéticos y artísticos de éste, pero sobre todo subrayó la capacidad que tuvo este material para congregar y reforzar la amistad de todos los que intervinieron en el proceso de su creación.