DOMINGO 25 DE FEBRERO DE
2001
Los nuevos demócratas
La inmigrante que cruzó por Arizona
Cuando sólo quedaba media botella de agua y harto sol de por medio, El Picao me dijo que mejor descansara, que ellos buscarían ayuda cada uno por lado diferente, que tapara a Camila, que volverían por nosotras en un rato, que no me apurara
Primitivo RODRIGUEZ OCEGUERA
Estoy muy cansada. Hace horas que me recosté en el suelo, pero las fuerzas no llegan. La niña sigue dormida bajo la sombra de mi pecho. De vez en cuando le oigo un quejido lejano. Parece que traigo los ojos en un comal, no paso saliva y la cabeza como que anda por ahí dando de vueltas despegada del cuerpo.
Doy gracias a San Francisco de Asís, patrón del pueblo, por habernos ayudado a cruzar la frontera. šCómo no le voy a estar agradecida! Quiero a mi hija y mi marido como la tierra a la lluvia o el monte a las estrellas. Cuando partió rumbo a Chicago, después de la boda, hace más de año y medio, Felipe me pidió que fuese niña el encargo que me había dejado y que saliese igual de chula que la madre para que nunca faltara a sus ojos el brillo de la vida. Ahora conocerá a Camila, y arrepintiéndose de lo que hizo con nosotras, la abrazará como si fuese su alma, la levantará hasta cubrirla de cielo y jurará que nada podrá separarnos, ni la Migra, la sed o amores ajenos.
Siento que todo alrededor, arriba y abajo, se vuelve un gigante foco de luz que encandila hasta los pensamientos. Alguien olvidó unas brasas en mi cara. ƑY qué me daría por meter los pies al horno?
A Felipe se lo llevó su tío Ramón, quien prometió conseguirle trabajo en una fábrica de muebles. Aunque no tuviese papeles, ahí ganaría bien y en unos tres meses, cuando me comenzara a salir la pancita, Felipe mandaría por mí y hasta aprovecharía la fábrica para hacer una cuna tan suave como las nubes y las caricias. Mas algo pasó. Después de algunos tiempos dejó de hablarme por teléfono y de enviar dinero. A lo mejor no ha conseguido empleo, pensaba yo. O quién sabe ande malgastando lo que gana con otra mujer, decía la gente del pueblo. Así, mientras faltaban dólares y sobraban chismes, yo seguí engordando hasta que un Domingo de Ramos, después de tanto esperar tener en mis brazos a quien cargaba adentro, nació Camila.
šQué bonito es de este lado! Los primeros días únicamente vi piedras, cerros pelones y tierra ardiendo. Y ahora, estoy por alcanzar un arroyo de agua clara y fresca para darle de beber a mi Camila, quien de tanto calor se quedó quietecita. Agua para bañarnos y llegar limpias y bien peinadas a Chicago. Nunca había visto un campo tan verde y sauces llorones tan contentos. ƑDónde estarán los que venían con nosotras? šQué agua tan cristalina! Si alcanzo a mover un brazo, seguro que la agarro y se la traigo a Camila para que chapotee como en la tina.
Se me agujeró el corazón desde que vi la foto de Felipe con la otra. De pura pena, las lágrimas ya no salen fuera y el coraje se volvió un avispero que me trae loca. Mas no me doy por vencida. Iré a Chicago a reclamar el lugar que Camila y yo nos merecemos. En la familia comentan que cómo voy a llevármela si está tan chiquita. Dicen que cruzar al otro lado es muy peligroso, que la Migra no dejó más puerta que arriesgarse a quedar en el camino. Pero no imagino pena más desgarradora que la separación y el abandono. Nos pasará Roberto, El Picao, quien tiene fama de conocer bien el cruce por Arizona y no cobra mucho. Vendrán también Alfonso, El Trompañero, y su hermano Fidel, El Noa Noa.
šVuela, Camila, vuela! Felipe nos espera en medio del lago con el pastel de tus 15 años. Eres igualita a él, a mí, a los dos. Mira, Camila, los toros y castillos del novenario de San Francisco llegaron a Chicago, junto con tus abuelitos y todo el pueblo. Allá viene mi madre con trenzas de alcatraces y una corona iluminada por lunas de seda. Hija, mueve tus alas de ángel sobre mi cara para volver a gozar el viento del potrero y cúbreme con tu blanco manto para abrir los ojos y regalar al infinito mi primera mirada.
Cuando sólo quedaba media botella de agua y harto sol de por medio, El Picao me dijo que mejor descansara, que ellos buscarían ayuda cada uno por lado diferente, que tapara a Camila, que volverían por nosotras en un rato, que no me apurara. A pesar del fuerte sol que nos cayó encima ese día, la pasé en la oscuridad, y con todo y el ingrato calor que volvió al día siguiente y el cuerpo tembloroso de escalofríos, pegué lo que me quedaba de aliento al de Camila, mi esperanza a su inocencia y caminé a todas partes, a donde fuera, para encontrar a Felipe, reprenderlo y perdonarlo, y ya después, besarnos y abrazarnos, y juntos él, Camila y yo vivir felices para siempre, acá en suelo americano.
Resultados del control migratorio estadunidense en la frontera de l994 a la fecha:
1. Muerte constante de hombres y mujeres.
2. Desintegración familiar sin precedente.
3. Racismo y proliferación de bandas que trafican con migrantes.
4. Violación a tratados y leyes internacionales.
5. Desprecio a México.