LUNES Ť 26 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Ha sido la noticia a la hora de las desgracias, expresa durante un mitin en Tuxtla Gutiérrez

Han convertido a Chiapas en el cuarto de servicio del país, señala Marcos

Ť Formula duras críticas al ex gobernador Roberto Albores y al alcalde de la capital chiapaneca

Ť Queremos la paz, no deseamos matar muriendo, dice por su parte el comandante Tacho

LUIS HERNANDEZ NAVARRO

Frente a más de 10 mil personas que abarrotaron la plaza central de Tuxtla Gutiérrez y calles aledañas, el subcomandante Marcos dejó de ser un lector de comunicados para convertirse en un orador de masas. Improvisando, con sentido del humor y soltura, ajeno a los mítines políticos tradicionales de la izquierda, criticó fuertemente a Francisco Rojas, alcalde de la capital del estado, de quien afirmó, pertenece al mismo partido de Vicente Fox Quesada.

En su primera aparición pública en una ciudad que no pertenece a las regiones Altos o Selva, Marcos demostró que sabe vender tanto al mayoreo como al menudeo. Sin discurso escrito comenzó su intervención -mientras las campanas de la Catedral de San Marcos anunciaban que eran las 11 de la mañana- hablando, de principio a fin, sobre política local. ''Es un honor estar en Tuxtla Gutiérrez, capital de nuestro estado'', dijo al inicio de su alocución, remarcando el ''nuestro estado''.

En una plancha de concreto llena a reventar a pesar del sol, rodeados de mantas sin firma exigiendo el cumplimiento de las tres condiciones para restablecer el diálogo, otras de apoyo al EZLN y con las cuatro comandantas al centro del templete, tomaron la palabra en el acto, además de Lucía Martínez, representante de la sociedad civil, y un indígena que les dio la bienvenida, los comandantes Tacho y Zebedeo. Los dos zapatistas, presentados por el subcomandante, explicaron el sentido y alcance de la lucha indígena y la autonomía.

Duro y directo

Los interlocutores del vocero rebelde fueron las personas de carne y hueso reunidas en la plaza. Les habló y dialogó con ellas en lenguaje directo y sencillo, sin usar los clichés usuales en este tipo de actos. El público -ganado de antemano para su causa- le respondió con una calidez y emotividad poco usuales en los mítines políticos de esa ciudad. ''šMarcos, Marcos!'', coreaba la gente con el menor pretexto. Entre aplausos alguien gritó: ''Te la damos de gobernador''.

Comenzó su discurso apelando a la dignidad estatal: ''Chiapas ha sido la noticia a la hora de las desgracias... Se le ha convertido en el cuarto de servicio del país''. Fue intensamente ovacionado al señalar que la entidad siga siendo un asunto de nota roja y el basurero del país''.

El alcalde Francisco Rojas fue blanco de la crítica. Opositor abierto a la marcha zapatista, conocido por sus arrebatos represivos y su protagonismo, trató de evitar el acto del EZLN en la capital del estado, usando como pretexto la realización de un festival infantil el mismo día y hora. Marcos observó que en la plaza podían verse muchas familias y niños. Irónico, ofreció disculpas a los chamacos por echar a perder su kermese, y recordó caravana-ezln-tuxtla6 que ya habrían muchos festivales más, pero que aquello era una jornada cívica de la mayor importancia. Advirtió que lo que realmente deseaban muchos de sus adversarios era que los zapatistas abordaran un avión a la ciudad de México, en lugar de transitar por carreteras y ciudades, para que no entraran en contacto con nadie.

La multitud comenzó entonces a gritar: ''No están solos, no están solos''. Marcos le respondió diciendo: ''Nunca lo estuvimos, pero no lo sabíamos''.

Maestros del SNTE, presentes en el acto

Protagonistas desde 1979 de una compleja y ardua lucha por democratizar su sindicato y mejorar las condiciones de su estado, los pobresores se han convertido en uno de los agentes claves en la lucha contra la injusticia. Una gran cantidad de maestros pertenecientes a las secciones 7 y 40 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) participaron en el acto. Cuando el vocero rebelde hizo referencia al magisterio democrático fue ovacionado. Saludó, también, a las organizaciones indígenas y campesinas allí presentes. Al referirse a los locatarios del mercado y grupos de pequeños comerciantes, los reconoció como zapatistas.

Con un anuncio de la Coparmex a sus espaldas, ajustó cuentas con la cúpula empresarial del estado, que puso todo tipo de reparos a la marcha y que no se ha distinguido por su brillantez para enfrentar los retos de la paz. Reconoció la existencia de buenos empresarios que se abren al diálogo, pero no incluyó entre ellos a sus líderes. Entre las risas y el júbilo de los asistentes dijo que los representantes patronales no tienen el coeficiente intelectual para hacerlo.

Al concluir su intervención, Marcos se convirtió en un ágil maestro de ceremonias, que, entre fuertes aplausos, presentó al comandante Tacho. El dirigente tojolabal dio lectura a un discurso que traía escrito en un cuaderno. Centró su intervención en la ausencia de derechos indígenas. Al exigir su reconocimiento, en uno de los momentos más intensos del acto, señaló: ''No vamos a que nos tengan compasión o lástima. Somos merecedores. No queremos limosnas, ni sobrantes, ni migajas''.

Enfundado en su uniforme militar, dijo: ''No queremos la guerra. No queremos morir matando'', para corregir de inmediato: ''No queremos matar muriendo''. Recordó que los zapatistas habían hecho la guerra para ser escuchados y que habían tapado su rostro para ser vistos. Insistió en que lo que quieren es vivir como humanos, como descendientes de los pobladores originales. Finalizó señalando: ''Aquí estamos, lo que significa que sabemos gobernarnos y dirigirnos a nosotros mismos a lo largo de la historia''.

Defendemos la Constitución...

Tomó entonces la palabra el comandante Zebedeo, para retomar la argumentación a favor de la autonomía indígena en el punto en el que Tacho la había dejado. De frente, dio respuesta a las principales objeciones que se han hecho a esta demanda. El dirigente tzeltal explicó que no se busca la división o la fragmentación del país. Reivindicando la legalidad, como lo han hecho desde el primero de enero de 1994, aseguró que ellos defienden la Constitución y los derechos humanos, cosa que no se puede decir que el gobierno haya hecho.

Casi al final, una mujer se acercó al estrado para obsequiar a la directiva zapatista un clavel rojo. Marcos lo tomó y se lo entregó a una de las comandantas.

Como remate, el subcomandante aludió -sin mencionarlo por su nombre- al ex gobernador Roberto Albores Guillén. ''Gracias por haber echado del gobierno al sustituto del sustituto, que por no poderse alimentar de nada, nada más comía lo único que podía comer: croquetas''. Recordando a los detenidos zapatistas, aseguró que ''no habrá justicia mientras no salgan los presos políticos de Cerro Hueco''.

Se despidió asegurándole a los ahí reunidos que lo mejor de este país eran ellos, aunque nadie los entreviste ni les digan nada.

Como se hace en todas las fiestas cívicas relevantes en Tuxtla Gutiérrez, en la clausura del mitin se entonó el himno a Chiapas. La diferencia, en esta ocasión, fue que además se cantó el himno zapatista.