LUNES Ť 26 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť ''Su camino es nuestro camino; queremos que su paso se junte con nuestro paso''

Organizaciones independientes del Istmo de Tehuantepec se unen a la marcha zapatista

Ť La serpiente sobre ruedas ingresó a territorio oaxaqueño Ť Apoyos de priístas y trabajadores de la Secretaría de Salud estatal Ť Presentes, observadores extranjeros

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

La Ventosa, Oax., 25 de febrero. Aquí donde los molinos de viento son siete y sirven para generar electricidad, donde un ventarrón puede voltear un automóvil desprevenido, y con mayor razón empujar a un individuo, vinieron a reunirse las organizaciones independientes del istmo en un mitin volante para saludar el paso de la delegación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y notificarle: ''Hemos decidido unirnos a su caravana para que su paso se junte con nuestro paso''.

Zoila, una mujer de amplia falda istmeña y buena voz, perteneciente a la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), pidió al millar de indígenas congregados en la encrucijada de las carreteras a Oaxaca, Matías Romero y Veracruz: ''Mantengamos un rato de silencio''.

Estaban descendiendo del autobús los comandantes David y Tacho, el subcomandante Marcos y, un paso atrás, el arquitecto Fernando Yáñez, acompañante invitado de la delegación del EZLN.

La concurrencia -zapotecos, huaves, mixes, popolucas, mazatecos- suspendió sus gritos, consignas y comentarios.

Fue cuando Zoila empezó a hablar: ''Compañeros, antes de su lucha no teníamos claridad. Sabíamos lo que queríamos, pero no sabíamos el camino. Su lucha es justa. Su camino es nuestro camino''.

El paraje, un llano seco y basuriento, con algunos nudos de huizaches llenos de girones de plástico atrapados por los vientos, estaría desolado sin toda esa gente con sus mantas y sus presencias.

La mujer oaxaqueña dijo que, dado que ellos también exigen que se reconozcan sus derechos de pueblos indios, ''hemos decidido unirnos a su caravana; pedimos su permiso para que su paso se junte con nuestro paso''.

Grandes mantas coloridas identificaban a las organizaciones presentes: Coordinadora de Pueblos del Istmo, Consejo Regional de Pueblos Indígenas Nahuas y Popolucas del Sur de Veracruz, Coordinadora de Mujeres de Oaxaca y la ya mencionada Ucizoni, entre otras.

Los pobladores de Santo Domingo Tepetapa proclamaban: ''Admiramos su valentía y luchas por los indígenas''. Su manta era la más lejana al modestísimo templete, apenas una tarima a la altura de la cuneta, desde donde el subcomandante Marcos saludaba a los istmeños más rebeldes e incómodos, los que defienden al Istmo de Tehuantepec de la fiebre privatizadora en una lucha fundamental para la soberanía nacional.

Y enseguida, el sup les presentó al comandante David, quien con palabras sencillas pero convincentes reiteró los motivos del viaje a la ciudad de México.

Las patrullas de la Policía Federal de Caminos tuvieron que detenerse, y lo mismo la caravana que ese autobús viene atrayendo desde San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez.

Tlayudas para los zapatistas

Antes de que los zapatistas regresen a su transporte, la gente les regala unos buenos montones de tlayudas. Y como los zapatistas bien que saben vivir de las tostadas, agradecen el gesto.

La caravana va creciendo día con día, entre sumas y restas de acompañantes que ya suman decenas de kilómetros y paraliza un rato las regiones por donde transita. Unos se incorporan sólo un tramo, otros dicen que se van con los delegados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional toda la ruta, o sea, hasta la ciudad de México.

Esta mañana en la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, había que ver a los empleados de Protección Civil repartiendo naranjas, o a los helicópteros del gobierno zumbando encima de la caravana sin resultar ominosos, para percibir que ya cambió el gobierno del estado de Chiapas. ƑQuién hubiera dicho que el subcomandante Marcos llegaría frente al palacio de gobierno, y no perseguido sino respaldado?

Vino entonces una referencia al ex gobernador Roberto Albores Guillén: ''Les queremos dar las gracias por haber echado de aquí al sustituto del sustituto del sustituto'', dijo Marcos a la multitud parada en la plaza o asomando sobre las copas de los árboles. ''Este estado no va a seguir siendo más la nota roja del país, la basura'', agregó.

Atrás una manta decía: ''Este es territorio zapatista'', en el lugar de tantos actos de gobierno y represión priístas, en el inclemente transcurso de sexenios truncos e interinatos esperpénticos.

La caravana zapatista había sido despedida en San Cristóbal de las Casas por miles de indígenas encapuchados, que enseguida retornaron a sus comunidades en resistencia, a seguir resistiendo, qué otra.

Luego de Tuxtla Gutiérrez, y de pasar Cintalapa, la serpiente sobre ruedas (la metáfora no es nueva, pero funciona) ingresó a Oaxaca.

Allí cambiaron algunas cosas: se incorporaron nuevos acompañantes, aparecieron mujeres con faldas tehuanas entre las pequeñas muchedumbres, y la vigilancia vial cambió de manos.

En Tapanatepec, la multitud detuvo el autobús zapatista. El comandante Tacho y el subcomandante Marcos se aproximaron al estribo y saludaron a través del parabrisas.

Allí se adhirieron a la marcha campesinos priístas y trabajadores al servicio del Estado, y no sólo maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Varios vehículos y una ambulancia de la Secretaría de Salud del estado incoporaron sus servicios para quien los necesitara, al tenor de la siguiente leyenda en las portezuelas: ''El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud recibe con un abrazo solidario y combativo al EZLN'' y pone a su servicio médicos y enfermeras para el trayecto istmeño.

Durante el acto en la plaza central de Juchitán, al caer la tarde, los perredistas y coceístas se sorpredieron de ver entre la muchedumbre a connotados priístas (o sea ''el enemigo'') saludando con entusiasmo a los comandantes zapatistas. Tuvieron que pasar 18 años de gobierno de la Coordinadora Obrero Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI) para que un acto político reuniera a la izquierda gobernante y al menos algunos militantes del partido todavía oficial en Oaxaca.

Pueblo de las mujeres (y los hombres)

A la entrada de la famosa ciudad juchiteca, famosa por sus luchas sociales, y sobre todo por sus victorias, miles de personas esperaban esta tarde a la caravana zapatista.

Cuando ésta llegó, la acompañaron andando, despacio, hasta la plaza, frente al edificio del ayuntamiento engalanado de colores y con los retratos de Emiliano Zapata, el Che Guevara, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez Rojas y el subcomandante Marcos, con un fondo de ramas de palmera adornadas con paliacates rojos.

De las decenas de autobuses, automóviles y camiones que conforman la caravana descendieron lo mismo estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que los roqueros de peso duro del grupo 99 Posse y sus sugerentes tatuajes y arracadas, así como ciudadanos estadunidenses de la tercera edad y jóvenes procedentes de España, Francia, Italia y Canadá, o sociedad civil urbana que o vino desde el centro de la República o se unió a los zapatistas a sus paso por las ciudades de Chiapas.

La fiesta apenas se está iniciando

En la plaza donde los sanates enloquecen hitchockianamente contra el cielo de la tarde, saludan a los comandantes oradores chontales, chinantecos, mazatecos, mixtecos y por supuesto zapotecos.

En este ''histórico lugar de rebeldía'', como llamó a Juchitán el presidente municipal Leopoldo de Gyves en su discurso, viven con gran vitalidad la lengua y la cultura binixaa.

En este sitio se recordó la Convención Nacional Democrática, celebrada en la comunidad chiapaneca de Guadalupe Tepeyac en 1994. No sólo los zapatistas, también De Gyves tuvo un papel destacado. Y don Félix Serdán, el ya milenario veterano zapatista y jaramillista (Ƒo es al revés?), hizo uso -con dificultad, debido a sus años- de la palabra, antes de que la comandanta Esther pidiera a todas las mujeres presentes: ''No aflojemos nuestra conciencia''.

De mujeres a mujeres, las juchitecas y las zapatistas se dan el quién vive en materia de fortaleza y resistencia, y eso el mundo lo sabe.

Al fin del acto, Marcos contó a la concurrencia, bien atenta, una historia del viejo Antonio, que tiene que ver con el origen de la lengua. A sus espaldas, se leía: ''Ma' guiruti' zuxhaatañee laanu (Nadie más pisará nuestra dignidad)''.

Mucho color y celebración y eso que, según Leopoldo de Gyves de la Cruz, ''la fiesta apenas se está iniciando''.