LUNES Ť 26 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Jorge Volpi dialogó con ambos escritores mexicanos
Comparten Poniatowska y Pitol gusto por el itinerario
Ť Las siete cabras y El viaje son ricos en experiencia, afirma
CESAR GÜEMES
Hay un imán que comparten Elena Poniatowska y Sergio Pitol, además de la amistad que se reforzó cuando la escritora hizo un viaje a la entonces URSS a fin de realizar tareas periodísticas y se encontró allá con el novelista. Ese imán, que se conserva intacto hacia sus lectores, fue el que los llevó este domingo a sobrepasar con facilidad el cupo de la Sala Ponce del Palacio de Bellas Artes, a fin de escuchar la lectura y ser testigos de la presentación de los volúmenes Las siete cabritas, de Poniatowska, y El viaje, de Pitol, ambos publicados con motivo del 40 aniversario de Editorial Era.
"Uno de los puntos de contacto entre los dos libros está cifrado en los títulos que tienen -dijo a modo introductorio Jorge Volpi, moderador, luego de la lectura de algunos fragmentos de los volúmenes de los dos autores presentes-. De alguna manera las dos obras están escritas bajo la consigna de Kavafis: 'Cuando te dirijas a Itaca, pide que tu camino sea largo y rico en experiencias'. En ello se unen los dos libros, de un lado está el texto de viajes que al mismo tiempo es un diario y la preparación de una novela, una crónica y un ensayo, lo que vive Pitol, pero que también es el itinerario intelectual de los escritores rusos que él admira y por encima de todo su propio camino a lo largo de ese trayec to. Por el otro lado, Elena Poniatowska en Las siete cabritas rastrea el itinerario vital de siete mujeres mexicanas del siglo XX. En ambos casos se trata de conocer cuál es la verdadera condición del artista".
En efecto, la condición de artista y en particular de la artista mujer, de la creadora, es lo que ocupó en su nuevo libro a Poniatowska, quien en el lapso dedicado propiamente a la presentación de los textos, acotó: "En general a las mujeres les va mucho menos bien que a los hombres, quienes las usan y hasta parece que se las tragan. Eso tiene mucho que ver con la función de la mujer, el peso de la religión, la maternidad y el hecho de que para las mujeres es mucho más difícil creer en sí mismas. En cambio, es mucho más fácil para un hombre confiar en su propia capacidad. Claro que hay muchas mujeres que destacan, pienso por ejemplo en María Félix que todo el tiempo se impone, pero ese es un estrato más bien superficial. En uno más profundo vemos a personajes la misma Frida Kahlo, que cuando fue a París a hacer su exposición era la señora De Rivera. La fama de Frida viene veinte años después de su muerte porque antes era la esposa del pintor famoso".
Lo cual llevó a concluir a la periodista y escritora que "Además de que en general la suerte de las mujeres es muy dura, en la vida literaria también: o son seres solitarios o suicidas. Ahí tenemos a Alfonsina Storni que se abandona en el mar: o Antonieta Rivas Mercado que toma el arma de Vasconcelos, su amante, y se pega un tiro en París; o Julia de Burgos, cuyo cadáver se quedó en una plancha en Nueva York sin que alguien lo reclamara".
El viaje, volumen conformado a partir de reflexiones en torno a la vida intelectual de Sergio Pitol en la URSS, tiene por su parte una génesis que se remonta a la infancia del escritor y que fue el punto central de sus comentarios: "Cuando fui a Rusia tenía ya una pasión por su cultura, sobre todo por sus libros. A los 12 años ya había leído completa La guerra y la paz, por ejemplo. Después, al releerlo, no sé cómo a un niño de la edad que yo tenía, viviendo en una vegetación completamente distinta, pude acercarme a miles de páginas en las que privan la nieve, las batallas, la densidad del pensamiento, los diálogos entre masones y ortodoxos. Entonces, no sé qué fue lo que entendí, pero lo leí con una vehemencia y una constancia absolutas. Y después de eso vino el repaso a gran parte de la literatura del siglo XIX, desde Pushkin hasta Chéjov".
Su relación con las letras rusas, como explicaría para terminar, es la que lo impulsó a escribir y abrirse al mundo narrativo: "Hay dos escritores sobre todo que son fundamentales en mi literatura, Gógol y el mencionado Chéjov. Además, si éste último no hubiera existido para mí, seguramente yo me habría visto muy reducido espiritual e intelectualmente. De modo que cuando fui a Rusia conocía mucho de su pasado y contaba con datos del presente. Esa es la referencia clara que tengo de la conexión de la vida personal con la vida literaria y que ahora se expresa en este libro".
Dos autores, dos libros, dos literarias horas de balazos.