LUNES Ť 26 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť El árbitro Marco A. Rodríguez contribuyó al extraño final con sus expulsiones
Pachuca, empeñado en ser lo negativo del torneo
Ť La figura de la semana: Alberto García Aspe, con su racimo de cuatro goles
MARLENE SANTOS A. Y CARLOS HERNANDEZ
El estilo del silbante Marco Antonio Rodríguez hizo cortocircuito en Pachuca y contribuyó de manera disimulada, pero decisiva, para el extraño final de juego Pachuca-Puebla. Discreto porque fue opacado por los graves errores de Tuzos.
Sin embargo, la prontitud con que dispara el cartón amarillo incidió en las numerosas expulsiones, de tal manera que si se trata de estricto apego al reglamento, una computadora o un robot lo haría mejor; y si el caso es aplicar sensibilidad y criterio, hasta un niño mostraría mejor sentido común que este árbitro, al que Edgardo Codesal insiste en mantener en el máximo circuito.
A Pachuca, que suma 11 de 27 puntos posibles, le espera otra semana de controversia y seguirá en el ojo del huracán, del que no sale desde hace tiempo. Primero lo afectó la muerte de su estrella Pablo Hernán, después fue el artero codazo de Manuel Vidrio contra Francisco Palencia, donde recibió un fallo benigno de parte de la comisión disciplinaria.
Ahora insiste en ser tema de polémica. Y si se mira más atrás, aparece el veto por el explosivo que detonó entre Angel Comizzo, Carlos Pavón y Pedro Pineda.
La crisis en Pachuca llegó al grado de hacer perder la cabeza al siempre ecuánime ex capitán de la selección nacional, Javier Aguirre, quien será el principal cuestionado por las instrucciones dadas, camino al vestidor, al juvenil Raymundo González, cuya cara de angustia quedó tan clara como el movimiento de labios de su técnico, y donde está involucrado el médico Radamés Gaxiola, al comprometerse a extender una constancia sobre la lesión del jugador.
El Atlante, por su parte, volvió al camino de la esperanza en la jornada 9 y quedó a sólo 4 puntos del León en la lucha por el no descenso, pero el entrenador Manuel Lapuente no canta victoria y razón le sobra, ya que el triunfo fue ante el colero Necaxa.
La fecha se inició con la derrota de unos Tigres casados con la mediocridad y donde ya se habla de un relevo no sólo del técnico Ricardo Ferreti, sino del directivo Enrique Borja.
Para Cruz Azul fue una victoria oportuna, pues llenó de optimismo sus maletas rumbo a Ecuador, con miras a enfrentar el martes al Olmedo, en la Copa Libertadores, aunque no contará con sus seleccionados.
Otros notables son el sorprendente Monterrey que sumó dos victorias en la semana; se mantiene por segunda fecha consecutiva como líder general con 18 puntos y el Puebla que lo secunda con 16, y que dio la figura de la semana: Alberto García Aspe, con su racimo de cuatro goles, gran récord personal en su larga carrera. Por cierto, el Beto tiene la edad suficiente para regresar al plantel auriazul.
En sentido contrario, Rayos está más que deprimido y el único recurso que le queda es el de siempre: su orgullo y amor propio. Está claro que a Televisa sólo le importa el América y no tiene reparos en cerrarle el estadio Azteca y convertirlo en visitante, como ocurrió el sábado, para colmo en el mismo inmueble del rival.
Toluca y Chivas con sus nuevos técnicos no acaban de dar color; apenas hicieron tibios intentos por salir del sótano, lo que refleja que las fallas no son de los técnicos, sino de unos planteles que se ven muy limitados para responder al peso de las respectivas camisetas.
Y mientras los ahora Pumasaurios dejaron con vida a unas Chivas también avejentadas, el rejuvenecido América contó entre sus mejores elementos a Adolfo Ríos y al leonés Sigifredo Mercado, quien atinó en su portería lo que falló en la contraria.
Por otra parte, este lunes los enmudecidos tricolores se embarcan rumbo a la gélida Columbus, Ohio. La expectativa por su debut en el hexagonal ha crecido con buena dosis de morbo, debido a su polémico y caprichoso silencio, pues se espera que el miércoles dicten cátedra y hablen sin reservas en la cancha frente a un Estados Unidos que se presenta más peligroso que nunca.