Surgió hace 10 mil años y aún en
México no podemos hablar de un desarrollo importante
Agricultura, el eterno rezago
Carlos H. Avila Bello
La agricultura es un proceso cultural que tuvo su origen
hace aproximadamente 10 mil años en diferentes áreas del planeta,
paradójicamente, en la actualidad casi todas ellas forman parte
de los países subdesarrollados. Estos lugares fueron llamados
centros de origen por el genetista ruso Vavilov, y están
ubicados en: China, India, Asia central, el cercano oriente, el
Mediterráneo, Etiopía, Mesoamérica y
Sudamérica. En el número de Lunes en la Ciencia
publicado el 22 de enero Gustavo Viniegra G. trató algunos
asuntos que considero importantes para el progreso de México,
por ejemplo, el fuerte apoyo que necesitan los científicos
mexicanos para poder impulsar el desarrollo tecnológico de la
industria mexicana y no concentrarse en la simple compra de
tecnología extranjera, lo cual nos hace más dependientes
del exterior. Sin embargo, me parece que el desarrollo industrial de
un país no se puede dar sin antes lograr su desarrollo
agrícola. La agricultura ha sido la base para el desarrollo de
las civilizaciones antiguas y modernas (léanse para tal caso
los magníficos trabajos de Gordon Childe Los orígenes
de la civilización y de Darcy Ribeiro El proceso
civilizatorio).
Asegurar la alimentación y la conservación
integral de los recursos naturales de un país debe ser el
primer objetivo sensato para lograr el desarrollo sano e independiente
de la nación. En los Estados desarrollados parecen tener
siempre presentes estas ideas desde hace muchos años, no en
balde han mantenido los subsidios a sus agricultores y han conservado
el apoyo para la formación de recursos humanos y proyectos de
investigación en estas áreas del conocimiento. No
debemos olvidar que, como decía el maestro Efraím
Hernández Xolocotzi, todos somos animales
angiospérmicos, es decir, nuestra supervivencia depende casi en
su totalidad de las plantas con flores Ƒo quién no
necesita para sus actividades diarias una tortilla, frijol, chile,
jitomate, pan o el aceite para cocinarlos, los muebles de madera para
guardarlos? Todo eso proviene de las plantas, sean estas angiospermas
o gimnospermas o algunas inferiores. Hace algunos años el mismo
Efraím Hernández X., planteó interesantes
observaciones relacionadas con la agricultura y el desarrollo, me
parece que muchas de ellas no han perdido vigencia, de acuerdo con
él, podemos pensar que un país es desarrollado si logra:
1) autosuficiencia alimentaria real; 2) excedentes para ofrecer al
mercado; 3) independencia y opción para desenvolvimiento
intelectual individual; 4) mínimas restricciones para cubrir
las necesidades básicas de supervivencia; 5) opción y
capacidad de autogestión; 6) participación favorable en
los medios de producción; 7) entrada adecuada a los sistemas de
mercadeo y 8) libre acceso a la educación.
Además, agregaba que, aplicado a la agricultura,
el desarrollo debe incluir: 1) mayor producción y
productividad; 2) mayor conciencia de los principios básicos de
manejo de los recursos naturales, de conservación de la valiosa
diversidad biológica del país, de efectos erosivos y de
procesos degradantes; 3) dinámica organizativa y 4) apoyo
institucional para obtener insumos. Todo lo anterior sólo puede
obtenerse con base en el método científico, que entiende
el mundo basado en leyes, mismas que pueden ser explicadas por el ser
humano. Se debe contar también con un sistema educativo
universal, esto es, para toda la población y universitario en
su amplitud, objetivos y funcionamiento, es decir, que nos posibilite
entender el entorno como un conjunto de áreas del conocimiento,
que forman parte de la cultura de una sociedad concreta en un momento
histórico y que se unen para darle coherencia y sentido, sin
olvidar que el ser humano es la parte fundamental de todo este
proceso. Es importante también contar con un sistema
político y una sociedad democráticos, incluyentes,
receptivos y abiertos a entender, aceptar y trabajar, en un proceso de
mutua responsabilidad y sin paternalismos, con culturas diferentes a
la nuestra, como las indígenas. Valga mencionar finalmente que
el pasado 21 de febrero se cumplió una década de la
desaparición física del maestro Efraím
Hernández Xolocotzi, y creo que poco caso se ha hecho a los
juicios planteados por una de las mentes más brillantes que ha
dado México en las áreas de agricultura y manejo de
recursos naturales. No es tarde para revisar estos puntos de vista e
incluirlos en la agenda para el desarrollo de la
agricultura.
El autor es estudiante doctoral del programa de
agroecología en el Colegio de Posgraduados
[email protected]
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