Ecológica, 26 de Febrero del 2001   

El agua: recurso estratégico y asunto de seguridad nacional

Rubén Barocio

Coordinador de Participación Privada y Servicios
Comisión Nacional del Agua
Correo electrónico:[email protected]

Introducción

En México, lograr el uso sustentable del agua constituye un reto fundamental. Su disponibilidad en cantidad, calidad y oportunidad es requisito indispensable para el bienestar de sus habitantes y para el desarrollo económico. Ya que el agua es un recurso finito, de su cuidado y preservación ante demandas crecientes dependen, en buena parte, las posibilidades de desarrollo de nuestro país. Es por ello que el agua es un recurso estratégico y su cuidado, un asunto de seguridad nacional.

Situación de los recursos hidráulicos

El uso sustentable del agua debe lograrse partiendo de una realidad que es preocupante. En una extensa área de nuestro territorio –en donde se ha concentrado el crecimiento demográfico y económico y en donde se localiza una parte muy substancial de la infraestructura productiva y social–, la disponibilidad de agua ya es baja en relación con los estándares normalmente reconocidos. En el futuro, la creciente competencia por el uso del recurso podrá generar graves conflictos en diversas áreas del país. Merecen también atención prioritaria regiones en las que las prácticas actuales de aprovechamiento del líquido y de otros recursos naturales, agravan los efectos de los eventos hidrometereológicos extremos. Es el caso de las precipitaciones extraordinarias o sequías lo que, amén de los daños materiales y de las pérdidas humanas que originan, pueden afectar seriamente la posibilidad del uso productivo de los recursos naturales en el futuro.

Si bien la disponibilidad natural media de agua en el país considerada en su conjunto no es particularmente alarmante, existen regiones en donde las existencias son ya muy bajas. Por ejemplo, la península de Baja California, el Río Bravo; las cuencas centrales del Norte; el valle de México. De hecho, sólo el 28 por ciento del escurrimiento se da donde habita el 77 por ciento de la población y se genera el 84 por ciento del producto interno bruto.

Las corrientes superficiales

Aunque en los últimos años ha habido avances substanciales en el tratamiento de las aguas residuales, a nivel nacional solamente en el 10 por ciento de los casos, las aguas superficiales presentan buena calidad, en tanto que la calidad es media en el 65 por ciento y mala en el 25 restante, lo que afecta la disponibilidad natural del agua de las corrientes superficiales.

El agua subterránea

Su importancia queda de manifiesto al considerar que el 70 por ciento del volumen que se suministra a la población, el 33 por ciento del que se destina a la agricultura y el 62 del que utiliza la industria tiene ese origen. Por ello es necesario prestar atención especial a la sobreexplotación de los acuíferos del país: se estima que en 1999 de los 600 acuíferos identificados, 100 estaban ya en esa situación, lo que no sólo pone en entredicho la sustentabilidad de su aprovechamiento, sino que causa impactos ambientales negativos de diversos géneros.

Los usos del agua

El uso consuntivo predominante en el país es el agrícola, que representa el 76 por ciento de la extracción de corrientes y acuíferos, seguido por el uso público con el 17 por ciento y el de la industria, con el cinco. En otros usos, tales como el acuícola y en hidroeléctricas, se ocupa el resto.

Uso agrícola. En la actualidad, nuestro país cuenta con 6.3 millones de hectáreas de infraestructura de riego, lo que coloca a México en el séptimo lugar mundial en este renglón. La productividad de las áreas de riego es, en promedio, 3.6 veces mayor que las de temporal. La agricultura de riego genera más de la mitad de la producción agrícola nacional. Los métodos aplicados son tradicionales en la mayoría de la superficie por lo que la eficiencia promedio en el uso del agua se estima en 46 por ciento. Aumentos relativamente modestos en la eficiencia del riego permitirían liberar volúmenes apreciables para otros usos en varias regiones. Para ello es necesario incrementar los recursos financieros disponibles, mejorar substancialmente la medición de los volúmenes entregados y establecer políticas de derechos por aprovechamiento del agua que estimulen su uso eficiente.

Uso urbano. Se han tenido incrementos muy notables en la cobertura de los servicios, responsabilidad directa de los municipios, de modo que hoy cuenta con infraestructura de agua potable el 87 por ciento de la población y con alcantarillado el 73 por ciento. Sin embargo, 13 millones de personas aún no tienen acceso al agua potable y 27 millones al alcantarillado. La situación es particularmente seria en las áreas rurales, en donde las coberturas son apenas del 33 por ciento y 65 millones, respectivamente. Por otra parte, en la mayoría de los municipios del país se dan círculos viciosos que incluyen, entre otros aspectos, serias carencias de recursos técnicos y financieros, baja calidad del servicio, altos porcentajes de pérdidas de agua, baja eficiencia comercial, tarifas definidas con criterios políticos de corto plazo, y frecuente rotación de personal y de cuadros directivos.

Uso industrial. A pesar de que utiliza un volumen relativamente pequeño, este uso se ha convertido en un factor importante debido a la gran competencia con otros usuarios. Además, se caracteriza por la cantidad y diversidad de contaminantes que generan algunas industrias. En conjunto, esta rama económica descarga contaminantes que equivalen al 140 por ciento de los que genera toda la población del país.

Aspectos financieros

En este campo, los recursos que requiere el sector hidráulico en los próximos años suman en promedio anual de entre 45 mil y 50 mil millones de pesos. Esto considera las necesidades de inversión y las de operación y mantenimiento. Lo anterior contrasta con los recursos que se destinan al sector en la actualidad, los cuales son de aproximadamente el 40 por ciento de ese promedio. Es imprescindible establecer nuevos mecanismos de financiamiento.

La perspectiva futura

A lo largo de los años se han tenido logros relevantes en lo que se refiere sobre todo al suministro de agua para cubrir las necesidades sociales y productivas del país, pero es evidente que hay aún carencias en ese sentido. Y, sobre todo, urge implementar medidas que conduzcan al uso sustentable del recurso. Ello requiere de la consolidación de estrategias y acciones como las que se expresan a continuación –algunas de ellas ya iniciadas– que deberán tener como resultado el equilibrio de cuencas y acuíferos como un requisito indispensable para evitar una crisis futura.

Administración integral de los recursos hidráulicos. Es necesario reconocer tanto las características del ciclo hidrológico y su interacción con otros recursos naturales y los ecosistemas, como el hecho de que el agua es un recurso finito y que su uso sustentable no puede lograse si se analizan y administran por separado las demandas de los diferentes usos, incluyendo el ambiental, o si esas demandas no se contrastan en su conjunto con la oferta limitada del líquido.

Administración por cuencas hidrológicas. Estas unidades constituyen los territorios más apropiados para dar un sentido integral a la planeación, la administración y al manejo sustentable del recurso. Es también ahí en donde se hace evidente la relación entre los usos en las zonas altas y bajas de las cuencas.

Participación efectiva de los usuarios. Los actores en todos los niveles de la estructura social deberán tener un impacto en las decisiones que se toman respecto al uso del agua y su conservación. Es responsabilidad de los diferentes órdenes de gobierno impulsar la creación de mecanismos que hagan posible la necesaria participación de todos los actores.

Impulso a la medición de volúmenes extraídos. Este es un elemento esencial de control.

Uso eficiente del agua. Deberá impulsarse tanto en los sistemas urbanos –que requieren acciones importante e inaplazables de rehabilitación– como en el riego agrícola, en donde las medidas de tecnificación permitirán además incrementar la productividad del sector.

Control de la contaminación. Debe intensificarse el combate a la contaminación de los cuerpos receptores de aguas residuales. En el caso de los sistemas municipales, los recursos de los usuarios deberán complementarse con apoyos de las diferentes instancias de gobierno.

Pago por el uso del agua. Es necesario que los usuarios reconozcan el valor del agua y que esto repercuta en el costo de suministro, tomando en cuenta sus condiciones económicas. En su caso, la aplicación de subsidios debe ser directa y transparente.

Mercado del agua. Representa un instrumento para la asignación eficiente del recurso, pero es necesario regularlo para evitar acaparamiento y afectación a terceros, en particular a pequeñas comunidades rurales.

Innovación tecnológica. Será un apoyo esencial a las diversas medidas que se lleven a cabo a favor del uso sustentable del líquido.

Arbitraje. El crecimiento de la demanda de agua ha dejado al descubierto conflictos por su uso en cuencas y acuíferos. Estos conflictos serán más frecuentes y mayores en el futuro, por lo que se requiere la creación de un órgano de arbitraje autónomo que tenga una base jurídica específica.


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