MARTES Ť 27 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Pueblos de la sierra norte padecen desnutrición, pobreza, analfabetismo, narco...

Partidos políticos crean división entre indios de Oaxaca

JOSE ANTONIO ROMAN ENVIADO

San Pedro y San Pablo Ayutla, Mixe, Oax., 26 de febrero. Junto a su extrema pobreza, marginación, analfabetismo y narcotráfico y precarias vías de comunicación, las comunidades indígenas mixes, zapotecas y chinantecas, históricamente regidas por el sistema de "usos y costumbres", enfrentan la división provocada por los partidos políticos.

Enclavados en la sierra norte de la entidad, los 24 municipios que integran esta región eminentemente indígena están incluidos en los mapas de alta marginalidad de los gobiernos federal y estatal, pues la mayoría de sus 200 mil habitantes padecen desnutrición crónica y generacional, y sus principales enfermedades son las gastrointestinales y respiratorias.

Además, la tala inmoderada de los bosques en su zona más alta, la disminución gradual de las lluvias, los conflictos por la tenencia de la tierra y las nulas expectativas de empleo, han obligado a unas 20 mil personas, sobre todo jóvenes, a abandonar el terruño, en busca de empleo y oportunidades, "cuando menos de sobrevivir".

Para unos la emigración es temporal, pero otros se quedan a radicar donde encuentran trabajo. La mayoría de los emigrantes laboran en Oaxaca y el DF, aunque en los últimos años la tendencia es ir a Estados Unidos. Los oficios en los que se desempeñan, según diversas encuestas elaboradas por sacerdotes y párrocos católicos, son: mano de obra, ayudantes de taquerías, servicios domésticos y peones de albañil.

Aunque son los menos, hay jóvenes que emigran por la necesidad de continuar sus estudios, ya que en la región no hay escuelas de nivel medio superior, que den buena respuesta a la demanda educativa.

De acuerdo con las cifras oficiales, el grupo más numeroso en la región lo forman mixes, 70 por ciento; les siguen los chinantecos, 19 por ciento, y los zapotecos, 8 por ciento, mientras que el resto lo integran otros pueblos indios y algunos poblados mestizos. Excepto Quetzaltepec y Cotzocón, los centros de población no rebasan siquiera los 5 mil habitantes.

Las pésimas vías de comunicación, como las carreteras, son otro de los factores para que "todavía existan miles de casas desperdigadas por los cerros, lo cual dificulta la dotación de los servicios básicos". Son pocas las comunidades a las que se puede llegar por carretera; los caminos de terracería y veredas son los principales accesos.

Entre 1940 y 1970 los organismos oficiales, el magisterio y las "misiones culturales" se propusieron "civilizar a los indígenas". Su tendencia era "españolizar" los pueblos y se opusieron prácticamente a todo: a su vestido, idioma, costumbres y hasta su música. Pero a partir de la década de los 70, esta política indigenista cambió. Ahora se insiste en el valor de las diferentes culturas y se busca que los indígenas aprecien sus culturas. "Pero es ya muy difícil recuperar lo perdido", señala el obispo emérito de la prelatura Mixe, Braulio Sánchez Fuentes, quien llegó a esta región en 1966.

Regidos históricamente por los llamados "usos y costumbres", las comunidades y pueblos indios de esta región han vivido el enfrentamiento generado por los partidos políticos y las luchas de poder político que muchas veces se lleva al terreno de la tenencia de la tierra. Uno de estos casos es el del municipio de San Juan Lalana, conflicto iniciado en 1964 y que ha causado muertes.

"Hay grupos de poder como el PRD, la UGOCEP y la CNC que están apoyando a unos cuantos paisanos y se ha creado una situación de miedo, cada vez más peligrosa. Todos quieren ganar y les cuesta ver las cosas en calma. Quien tiene más dinero y apoyos va ganando terreno, cayendo en la corrupción, pero nadie quiere dejarse eso perjudica mucho la paz social", dice el documento sinodal de la prelatura Mixe.

Señala que secretarías como la de la Reforma Agraria permiten y toleran invasiones, despojos, peleas, muertes y divisiones entre familiares y paisanos, provocados muchas veces por conflictos de tenencia de tierra no solucionados a tiempo. "Estamos viviendo en forma violenta la desigualdad, porque hemos aceptado ideas equivocadas que sólo han envenenado nuestra mente, nuestro espíritu y nuestra cultura. Se da la injusticia sobre todo con los más pobres".

Así, donde los partidos políticos han entrado, como es en la parte baja, las consecuencias son graves divisiones y pleitos. Hay pueblos que tienen doble autoridad, reconocida una por "usos y costumbres", y otra puesta por algún partido.

"Muchos pueblos hemos luchado denodadamente para impedir que los partidos políticos entren a la comunidad, ya que se perdería esta costumbre y a mismo tiempo se eliminaría la autonomía y libertad de decisión de la población", dice en una de sus partes el Plan Pastoral de la prelatura Mixe, en la que se reproducen planteamientos de las comunidades laicas de las parroquias.

El narcotráfico también ha causado muchos conflictos sociales y familiares. El dinero que se gana por esta actividad ha motivado pleitos, muertes y venganzas, aun entre comunidades. Aunque el uso de enervantes no es generalizado, sí ha afectado bastante, sobre todo a los jóvenes.

El texto, señala que el movimiento zapatista, surgido en 1994, ha dado la oportunidad a las comunidades locales de tomar conciencia de su propia realidad y a revalorizar y defender sus derechos, exigiendo a las autoridades estatales y federales mayor respeto a sus costumbres, más interés por sus derechos humanos y colaboración que les ayude a salir de la marginación.