MARTES Ť 27 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Después de casi once años regresará a México

Conservar el virtuosismo, sello del Ballet Kirov

Ť Funciones del 16 al 20 de mayo en el Auditorio Nacional

CARLOS PAUL

Gracia e inteligencia, precisión y elegancia es lo que define al Ballet Kirov, del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, que después de casi once años regresa a México para ofrecer dos de sus producciones más reconocidas en el mundo: Giselle y El corsario, del 16 al 20 de mayo, en el Auditorio Nacional.

Considerada una de las agrupaciones más relevantes del ballet clásico, en el que se dieron a conocer bailarinas y bailarines de la talla de Maria Taglioni, Ana Pavlova, Galina Ulanova, Rudolf Nureyev, Makarova y Barishnikov, por mencionar algunos, en esta ocasión se presentará ''la compañía completa" y 17 de los 37 primeros bailarines, anunciaron Arcelia de la Peña, directora de Arts Tempo Producciones y Epigmenio Ibarra, director CORSARIOgeneral de Argos.

Lejos del ballet en circo

La historia del Ballet Kirov se vincula con la fundación de la primera escuela de ballet en San Petersburgo, en 1738. Sus características, comenta De la Peña, es que ''en las bailarinas el manejo de los brazos, las manos y las espaldas es algo único en el mundo. Desde pequeñas las escogen con ciertas características, la tendencia ahora es que tengan piernas muy largas y delgadas, al igual que los brazos y con facciones muy finas. Entonces, cuando uno ve al cuerpo de baile con 35 o 60 chicas, parecería que todas las bailarinas están hechas en molde". Respecto de los hombres, el sello que le imprimen a este ballet ''es el salto, su altura, la rapidez en múltiples giros y el manejo de la bailarina, la manera en cómo la cargan y acompañan".

Al espectador le gusta el virtuosismo, añade De la Peña, por eso ''muchas compañías por lograrlo van perdiendo el estilo original, lo que no sucede con el Ballet Kirov, que conserva su elegancia y dominio de la técnica, sin caer en el lo que se llama ballet en circo".

Giselle es un clásico entre los clásicos, marcado por el romanticismo, del que nace el hecho de subir a las bailarinas en punta. ''Como se buscaba crear y representar a seres etéreos, también la bailarina empieza a querer elevarse, como para moverse en otra dimensión, y es de aquí que nace el manejo de la zapatilla de punta, y Giselle es una de las obras en las que se expone y domina esta técnica". El roll de Giselle para una bailarina es ''la gran prueba", como el de Hamlet para un actor.

Con música de Adolphe Adam, Giselle es una coreografía de Jean Coralli-Jules Perrot, revisada por Marius Petipa.

Tradición de casi tres centurias

El corsario es un ballet ''lleno de acción, de secuestros y rescates, de amores y desamores con una producción espectacular con tecnología moderna", basado en un poema escrito por Lord Byron en 1814.

Por su estructura narrativa, este ballet ofrece la oportunidad de reunir diferentes estilos de danza, como son las de las esclavas y los corsarios, danzas de odaliscas y el famoso pas d'eventail para entretener a los piratas.

''Durante muchos años sólo se conoció esta obra por descripciones escritas en biografías de diferentes bailarinas y por los pocos extractos presentados en divertimentos, pero en 1987 el Kirov realizó una investigación para reconstruir esta pieza, que según los requerimientos de los coreógrafos contemporáneos se ha ido modificando."

Ballet Kirov, una tradición de casi tres siglos, vuelve a México.