MIERCOLES Ť 28 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Hasta ahora lo que se ha globalizado es la miseria, dice el foro alternativo
La globalización amplió brechas en lo social, admite el FEM; son abismos: globalifóbicos
Ť El diálogo entre ambas partes dejó en claro que la convergencia está todavía lejana
ROSA ELVIRA VARGAS Y DAVID SOSA ENVIADA Y CORRESPONSAL
Cancún, Q. Roo, 27 de febrero. La posibilidad de una convergencia, aun conceptual o de análisis, se ve lejana: quienes defienden la globalización desde el Foro Económico Mundial aseguran que la pobreza en el mundo ha disminuido en los últimos 50 años; reconocen que los ricos ''son cada vez más ricos'' y que en todo caso el problema está en la distribución de las rentas nacionales.
A su vez, los que se manifiestan desde el Foro Social Alternativo insisten en que aquel es un modelo que con una mano genera todos los días más pobres, y con la otra hace discursos contra la pobreza y diseña programas aleatorios como paliativo a sus más crudas expresiones.
Las mujeres vistas por los globalizadores
Los foristas de Davos, encabezados por el ex presidente de Costa Rica, José María Figueres, llegaron a su encuentro con los globalifóbicos con una cara de amable apertura al diálogo, a la que sin embargo pusieron límites extraños: que atestigüe la prensa, pero que no haya cámaras de televisión.
Sería quizá porque les resultaba difícil dejar para la memoria fílmica expresiones como la de Claudia González -jefa de prensa del Foro Económico Mundial- al decir que es gracias a la globalización que las mujeres han alcanzado sitiales y posiciones como las que detentan en el mercado laboral. Pero también, afirmar que son insostenibles los movimientos globalifóbicos, término que por cierto le pareció chocante ''por peyorativo''.
Aunque nunca se rompió el tono de cordialidad del debate -que fue moderado por Ricardo Rocha- los representantes del Foro Social Alternativo tenían los elementos ''duros'': en México, a raíz de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC) las manufacturas crecen 43 por ciento acumulado, mientras el empleo en ese ramo disminuye 0.1 por ciento, la productividad aumenta ahí 43.8 por ciento, mientras el costo de la mano de obra disminuye 33.2 por ciento y el costo del salario baja en 12 por ciento.
Aunque los defensores de la globalización aseguraron que una gran herramienta para lograr que aquella beneficie a los países ha sido sobre todo la implantación de la democracia, merced a la cual dijo Guillermo de la Dehesa, del Centro de Políticas Económicas para el Desarrollo, países como México y Brasil han recibido más inversión extranjera y creado más empleos que nunca antes, no fue lejos por el contraste de tan optimista visión.
El francés Cristhope Aguitou, de ATAC, y Héctor Arroyo, precisaron que los sistemas democráticos muy poco tienen que ver en la definición de los instrumentos globalizadores por excelencia como son los tratados de libre comercio, que se convierten en leyes supranacionales que quedan totalmente al margen de las decisiones nacionales. Aquellas se convierten, en todo caso, en elementos para la determinación individual en el campo de las inversiones y donde un cambio democrático interno ''muy poco puede incidir''.
Por ahí se fueron con consideraciones como las de Figueres admitiendo asignaturas pendientes de la globalización, como de que el mercado ''no resuelve todo'' y que el esquema global ''no anda tan bien'' pues el Foro de Davos reconoce ''con tristeza'' que se han ampliado las brechas ''en lo social y en lo ambiental'' y existe la obligación de trabajar en ello. Pero eso sí, dijo convencido, se trata de un proyecto incluyente y desde el cual ''ahora debemos catapultar nuestro futuro con nuestro propio esfuerzo''.
No son brechas sino abismos, se permitió precisar Héctor de la Cueva, del Foro Social Alternativo, y frente a lo cual debe pensarse en una política económica diferente que permita el desarrollo. Hasta ahora, lo que en realidad se ha globalizado es la miseria. Arroyo estableció que el futuro del mundo no puede definirse desde grupos de élite, pues el mercado no puede definir el modelo de un país ni del mundo a largo plazo.
En ese contexto, agregó, lo ''social'' no puede ser un agregado en las políticas neoliberales sino el objetivo mismo de cualquier estrategia económica.
Alejandro Valenzuela, ex vocero en la Secretaría de Hacienda y ahora en labores de consultor y que como tal fue incorporado a la parte del Foro Económico Mundial, admitió hoy que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte se impuso desde las cúpulas del poder, pero dijo que se han cambiado ese tipo de prácticas ''para que la gente pueda decidir''.
La paradoja era clara: para De la Dehesa, de 1950 al 2000 el mundo logró el crecimiento económico más grande de su historia, ubicándolo en 4.1 por ciento e incluso ha sido, proporcionalmente, mayor en los países en desarrollo que en las naciones ricas. Ese aumento de la riqueza, afirmó, se ha acelerado a partir de la globalización.