MARTES Ť 27 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Teresa del Conde
Galería nómada en la GAM
La Galería de Arte Mexicano se vio pletórica de público cuando hace poco se inauguró la exposición Galería nómada, cuya curaduría estuvo a cargo de Adolfo Patiño con la colaboración de Karina Alvarado, quien cursa la maestría en Historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras. La numerosísima obra expuesta es de pequeño formato, 25 x 25 con alguna excepción, y lo que contribuyó en alta medida a conseguir una muestra ordenada y precisa, concebida en verticales, fue la excelente museografía de Gustavo Prado. Debo aclarar que desconocía a algunos de los expositores que comparecen sólo con su apellido, tal que si el conjunto en sí mismo, fuera el que otorga valía al proyecto.
No obstante es imposible olvidarse de las individualidades de muchos de ellos. Así las cosas, como realización me parece que destacan los trabajos de Eloy Tarcisio, las pinturas, realizadas hace tiempo de Mónica Castillo, los cinco dibujos a tinta de Oliverio Hinojosa, el humor conceptualista que despliega El Gritón, el ingenio propositivamente kitsch de Lourdes Almeida, las tres hermosas pinturitas de Estrella Carmona, muy atinadamente museografiadas bajo una -por supuesto del mismo formato- de Daniel Lezama, las imágenes digitalizadas estilo Chuck Close de Yishai Jusidman, los cinco óleos de Miguel Castro Leñero, colocados uno encima del otro y las imágenes intervenidas de Bassegunda, que tomó como tema iconos de Frida Kahlo y los acentuó con ''sangre" en espesos goteros, ejerciendo así una acción irónica que me pareció acertada a pesar de mi veneración por la mítica pintora.
Marco Antonio Pacheco muestra su vecindad y reciprocidad iconográfica con el pintor Arturo Rivera en excelentes tomas y Fernando Aceves Humana está presente con cinco óleos que despiertan deseos de posesión. Reaparece Oscar Ratto con dos aciertos y el artista Coelho con ensamblajes en madera parece rendir homenaje a uno de mis artistas predilectos: Kurt Schwitters (1887-1948), el inventor de Merz en la época DADA. Creo oportuno recordar que esa palabra deriva de Commerzbank y que Schwitters la adoptó para referirse a todas sus producciones, ya fueren los pequeños ensamblados o collages realizados con materiales de desecho que ahora se rememoran (merzbilden) que a sus trabajos en escala arquitectónica (Merzbau). El reciclaje aquí, como en otros trabajos exhibidos me parece atinado.
Una de las auténticas sorpresas que me llevé fue contemplar finísimos dibujos ejecutados por un personaje -Vissuet- que siempre aparece realizando sus labores periodísticas elegantemente vestido y tocado con sombrero de fieltro. No fue en cambio una sorpresa, pero sí un gusto encontrarme con dos trabajos al óleo de Moro, cuyo nombre de pila es Dulce María de Alvarado, actual jefa de relaciones públicas del MAM. Uno de ellos se encuentra colocado debajo de otra que me gustó mucho, cuyo autor es Pez. Dialogan bien entre sí.
Muy buena idea la de Néstor Quiñones, único que se salió del formato mayoritario al presentar pinturas tamaño tarjeta postal, tres en bastidor, cercadas por dos en papel que parecen emerger directamente del muro. Las fotos secuenciales de Dubrovsky, muy gratas, rinden homenaje a Muybridge, quien como se recordará publicó su álbum de locomoción animal en 1887. Dubrovsky marcó los tiempos de su serie, referida al movimiento de un atleta, su trabajo está entre lo que más me gustó del conjunto exhibido, e igual cosa digo de la participación de Armando Cristeto, que incluyó en su visión del Hemiciclo a Juárez (Alameda Central) a un hombre que pudo y no quiso ser cariátide o Atlas, motivo por el cual el hemiciclo se desarticuló totalmente. Boris Viskin pasa por una época de fascinación con los términos, visible en gran formato en el Museo de la Ciudad de México y complementada aquí con sus variaciones Pezontle (de pezón), aunque debo admitir que esta etapa del joven maestro, a quien admiro mucho, no se encuentra entre mis predilectas pese al ingenio vertido.
El premio al peor conjunto se lo lleva Peeters, a quien no conozco. Cerca le anda Bernstorfs, pero lo salvó el implícito homenaje a Egon Schiele. Felicidades por esta muestra que además de muy ilustrativa, es divertidísima sin caer en lo más mínimo en la espectacularidad.